Captador de agua de niebla en Canarias.

Captador de agua de niebla en Canarias. Nieblagua

Historias

Captadores de niebla que 'exprimen' las nubes y luchan contra la sequía: ya funcionan en Canarias y Cataluña

Estos sistemas 'made in Spain' son capaces de recolectar hasta 250 litros de agua por metro cuadrado al mes.

22 marzo, 2024 01:33

En 2023, el fuego arrasó con más de 20.000 hectáreas en Canarias. Su presidente autonómico, Fernando Clavijo, llegó a describir el año en los medios locales como “el más complejo de los últimos 40”. Pero después de los incendios, llega una relativa calma que, con el paso del tiempo, se transforma en un intento de recuperación de masa forestal que, en el archipiélago canario, requiere de ingentes cantidades de agua. Pero ¿y si ya no fuera necesario destinar recursos hídricos vitales a este fin?

“Cuando haces una plantación después de un incendio, no es como en la península, aquí se precisa hacer unos riegos, un mantenimiento durante dos años, porque no llueve”, explica Gustavo Viera Ruíz, coordinador del proyecto Life Nieblas. Este abastecimiento de agua para regenerar el suelo, dice, se realiza normalmente a través de camiones cuba y "esa agua viene de pozos". Ahí, indica, "hay un consumo de combustibles que queríamos eliminar [desde la empresa pública Gestión y Planeamiento Territorial y Medioambiental, S.A., en la que trabaja]".

Y para ello, recuperaron un método ancestral: el de los captadores de niebla. Como explica Vicenç Carabassa, investigador del CREAF, que lidera los protocolos de monitoreo y la supervisión científica de Life Nieblas, aunque sean “tecnologías poco conocidas, los antiguos mesopotámicos ya utilizaban protocaptadores de nieblas”. Incluso, añade, “en la península, en épocas de asedio de castillos, ya se utilizaban también técnicas muy rudimentarias para captar agua de niebla durante episodios extremos”.

[El ingenioso invento contra la sequía: atrapa la humedad de la niebla para conseguir agua potable]

Eso mismo, asegura Carabassa, sucede ahora: “Nos encontramos ante episodios de sequía, que cada vez serán más frecuentes, y que nos ponen entre la espada y la pared en relación con la gestión del agua”.

¿Captar agua de niebla?

Si bien fue en Mesopotamia donde se comenzó a ‘capturar’ niebla para condensarla en agua, no fue hasta mediados del siglo XX cuando estas técnicas rudimentarias se convirtieron en verdadera tecnología. Y ocurrió, además, en Chile, de ahí que se les conozca como captadores chilenos.

Eso sí, Carabassa especifica: “Hablamos de tecnología, pero son sistemas muy sencillos y simplificados”. No se tratan de otra cosa, explica Viera Ruíz, que de dos postes con una malla con la que se capta el agua. Para ello, dice, “necesitas niebla, pero también viento”. Eso, aseguran ambos expertos, es “fundamental”.

Los captadores de niebla no usan ningún tipo de energía. Son, dice Viera Ruíz, “dispositivos pasivos”. Y lo explica: “Ese viento arrastra las microgotas que están dentro de la niebla, chocan con nuestro dispositivo y gotea. Y ahí ya obtenemos el agua”.

Ahora, y desde hace tres años, el CREAF, GESPLAN, ICIA, ITC y el Cabildo de Gran Canaria han desarrollado este proyecto, bautizado como Life Niebla, con el que se “optimizan y se mejoran estas técnicas tan simples”, insiste Carabassa. Eso sí, “sin complicarlas”. Más bien todo lo contrario. Se trata de “tecnologías robustas, eficientes, pero simples a la vez”, asegura el investigador del CREAF.

Viera Ruíz indica que, en realidad, lo que han hecho es repensar el sistema existente: “No usamos malla, sino un tipo de ‘peine’ que imita las acículas de los pinos, sus hojas; son mucho más efectivas que las mallas. Y con esto hemos conseguido es obtener mucha más agua a partir de ella por metro cuadrado”.

Los captadores canarios.

Los captadores canarios. Cedida CREAF

En algunos casos, asegura Carabassa, pueden llegar a “multiplicar por dos la eficiencia en la captación de agua”. Y añade que han llegado a captar hasta 250 litros por metro cuadrado “puntualmente” en uno de los sitios canarios.

Reutilizables y duraderos

Las islas Canarias son, según ambos expertos, el lugar ideal para captar agua de niebla. Pues en varios puntos insulares se dan las condiciones necesarias de condensación hídrica y viento.

Y son precisamente estos requisitos imprescindibles los que impiden la generalización del uso de los captadores chilenos. “Se erosionaban con facilidad”, asegura Carabassa, quien afirma que la tecnología del proyecto Life Nieblas alarga la vida de estos sistemas. “De momento están aguantando y lo hacen muy bien… y ya es mucho porque llevamos ya casi tres años y no hemos tenido daños importantes en los captadores”.

El sistema canario, explica Carabassa, se pueden desmontar fácilmente y, por tanto, son “muy sencillos” de trasladar y “montar en otro lugar”. Además, indica Viera Ruíz, son “fáciles de transportar”.

Carabassa insiste en que “son modulares: se pueden desmontar muy fácilmente, se pueden transportar por partes y eso no es un tema menor, es casi más importante que el propio aumento de la eficiencia y adaptación, porque se colocan siempre en zonas remotas de difícil acceso”.

Más baratos

Estos captadores de agua de niebla, recuerda Carabassa, son “mucho más baratos” que los tradicionales, los chilenos, que se venían utilizando desde el siglo pasado. Estos rondan, según el investigador, los 4.000 o 5.000 euros. Los canarios, en cambio, se sitúan en torno a los 300 y 500 euros.

Eso sí, indica, tienen “trampa”: son mucho más pequeños. “Estamos hablando de que pasamos de 8 metros cuadrados de superficie de impacto de la niebla a menos de la mitad”, confiesa. Aun así, repite, “son más rentables”.

Incluso, dice, “más fáciles de construir”. Al tratarse de un proyecto público que “promueve la transparencia”, Carabassa recuerda que la tecnología es libre. “Cualquiera puede ir a la página del proyecto, descargarse los planos de estos captadores y si eres un poco manitas, te los puedes llegar a construir tú mismo o ir a un taller local y que te los construyan”.

De Canarias a Cataluña

El de Canarias no es el único proyecto que forma parte de Life Nieblas. También se ha instalado una réplica en Portugal y otra en Cataluña. Estos últimos, asegura Carabassa, son “los que mejor han funcionado”.

Los captadores catalanes son individuales y se componen por “una malla metálica como la que protege al plantón [el árbol joven] en las labores de reforestación”. Lo que han hecho ha sido tomar prestado este ingenio canario, “donde tenemos muchos problemas debido a las cabras salvajes y se usan mucho”.

Fue en esos proyectos previos donde se utilizaban estas mallas donde vieron que no solo servían para proteger los árboles de los animales. También podían captar agua de niebla. “Lo que hicimos es mejorar la estructura cubriéndola con la misma tela de polietileno que utilizamos para los captadores de torre. Y así aumentamos la eficiencia de esta captación a nivel de plantón”.

Esto es precisamente lo que se ha puesto en marcha en el Garraf, en Barcelona, para llevar a cabo la restauración de una cantera donde se han “plantado distintas especies arbustivas y arbóreas mediterráneas utilizando estos captadores individuales”, indica Carabassa.

¿La revolución agraria?

Los captadores de niebla sirven para mucho más que para la restauración forestal, aunque por el momento sea su principal función. “Donde hay más potencial de aplicación o puede haber más interés en esta tecnología, especialmente en la península, es como apoyo a plantaciones agrícolas de secano que pueden necesitar riegos puntuales de apoyo”, matiza Carabassa.

Y continúa: “Si tuviéramos la opción de disponer de un insumo extra de agua fruto de esta captación por niebla, quizás podríamos solucionar en parte alguna de estas situaciones” a las que se ven abocados los agricultores catalanes, ahora que la sequía y los cortes de agua amenazan sus cultivos.

Ahora, lo que toca hacer en la península es, concluye, “probar la tecnología”. Porque aunque no sea escalable para grandes terrenos agrícolas o para abastecer a pueblos, es una gota más en todo el entramado para luchar contra la desertificación.