Imagen de archivo de saigas en la sabana.

Imagen de archivo de saigas en la sabana. iStock

Historias

El antílope 'enmascarado' que resurge continuamente de la extinción: ni las epidemias ni la caza furtiva acabaron con él

Su retorno continuo, pese a estar entre las especies consideradas en peligro crítico de desaparecer, es un excepcional caso de éxito de conservación.

28 diciembre, 2023 13:00

El antílope saiga (saiga tatarica) es un mamífero peculiar por muchos motivos. Es una especie clave de los densos y frágiles ecosistemas esteparios que conforman el Paleártico septentrional, en las regiones del Asia central. Se le reconoce fácilmente por su abultada nariz similar a una mascarilla. Es el animal en el que se inspiró Alf, la serie que marcó la infancia de los niños de los 80. Y su supervivencia en pleno siglo XXI representa a ojos de la ciencia y el ecologismo un caso de éxito conservacionista sin precedententes. 

Imagen de archivo de un saiga.

Imagen de archivo de un saiga. iStock

En el último lustro, la población de este antílope oriungo de Kazajistán ha ido mejorando sustancialmente su estatus desde la última revisión de especies en peligro elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Tanto, de hecho, que ha superado la amenaza crítica de extinción, según ha confirmado en diciembre la Universidad de Oxford, una de las entidades involucradas en los ambiciosos planes de recuperación de la especie.

Este triunfo se debe, explican en un comunicado, a los esfuerzos emprendidos en los hábitats donde se refugia por parte de los gobiernos kazajos, de instituciones investigadoras y oenegés internacionales, gracias a los que las poblaciones de Saiga en Kazajistán se han multiplicado desde un "peligroso mínimo" en 2005 de solo 39.000 saigas a los casi 2 millones que sobreviven actualmente.

[¿Quién está detrás del millón de especies extinguidas? 5 amenazas para el planeta]

Los saiga son animales fuertes que en la Edad del Hielo convivieron con mamuts lanudos y tigres dientes de sable, desempeñaron un papel crucial en el ecosistema como pastoreo selectivo y representan un símbolo cultural para los países en los que habitan. A su vez, estos se dividen en dos subespecies: los saiga tatarica tatarica, que se encuentran en la mayor parte del Asia central, y los saiga tatarica mongolica, localizados solamente en el país mongol. 

A lo largo de las décadas, su resistencia se ha ido enfrentando a diferentes obstáculos —cada vez más causados por la acción humana y el debilitamiento de sus ecosistemas—. Tanto es así que, si en los años 90 se estimaba que había más de un millón en el centro asiático y Rusia, en 2003 su número se desplomó hasta a un drástico 6% de la población original.

Los años posteriores han sido poco más que la sucesión continuada de una serie de 'sustos' y pequeñas victorias para esta especie al borde de la extinción. En el año 2012, el gobierno kazajo confirmó que 12.000 antílopes habían muerto por una epidemia de pasteurelosis que supuso la desaparición de casi una quinta parte de la población mundial de esta especie.

Fue una de sus primeras grandes crisis y los expertos temieron entonces que el incidente tuviera efectos en la especie a largo plazo por el hecho de que las crías no tuvieran quien las alimentara, ya que la mayoría de los animales que muerieron eran hembras. Por si fuera poco, la crisis continuó en 2015 con una misteriosa enfermedad que arrasó con la población oriunda de la estepa de Betpak-Dala.

¿El desencadenante? Una bacteria generalmente considerada inofensiva que suele vivir en la nariz del saiga y que, según determinó un equipo de la Sociedad Zoológica de Fráncfort y del Real Colegio Veterinario del Reino Unido, habría mutado a consecuencia de unas temperaturas inusualmente cálidas favorecidas por el cambio climático. La bacteria se hizo más agresiva y desencadenó una intoxicación sanguínea mortal para un 90% de esta debilitada especie.

En apenas un quindenio, la desaparición de los saiga se había hecho inminente por los cambios en su hábitat, pero también debido a la construcción de canales de regadío, vías férreas y otros obstáculos que impiden su migración natural, así como, fundamentalmente, a los peligros de la caza furtiva.

Amenazado por la caza

Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP), esta especie ha sido perseguida durante años por sus cuernos, a los que se atribuyen propiedades medicinales. En 2016, un kilo de cuernos (que equivale a dos o tres cuernos) puede venderse por 5.000 dólares en China, mientras que el precio en la estepa rusa puede alcanzar hasta los 25.000 rublos, por lo que resulta toda una tentación para los cazadores ilegales.

Las epidemias que mermaron la población de saigas sirvieron como muestra de su debilitamiento a lo largo del tiempo. "Una robusta población de saigas hubiera podido sobrevivir y adaptarse a la enfermedad, o emigrar para hacer frente al cambio climático. No obstante, la caza furtiva de cuernos de saiga macho, que son altamente preciados por la medicina tradicional china, afectó la reproducción de esta especie de manera drástica", explicó la UNDP.

Imagen de archivo de una pareja de saigas.

Imagen de archivo de una pareja de saigas. iStock

2023: abandona la Lista Roja

Por ello, desde entonces, la caza ilegal de saiga es duramente penalizada y existe una legislación relativa a su protección a nivel nacional en Kazajistán. Además, programas como el que lucha contra la caza furtiva en la reserva natural de Chernye Zemli en Kalmukia (Rusia) representan un gran apoyo para la recuperación de estos mamíferos que, gracias a los protocolos de conservación y la cooperación internacional, han pasado en 2023 a la nueva categoría de 'especie casi amenazada'.

Esta etiqueta es la que se otorga a una especie cuando, tras ser evaluada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), resulta no reunir los criterios de las categorías 'vulnerable', 'en peligro' o 'en peligro crítico' de la conocida Lista Roja. Entre las especies que se incluyen en ella, además del saiga, destaca el rinoceronte blanco, el queztal o la cebra rayada. 

[El plan para salvar al pájaro más bonito del mundo: una especie sagrada que guarda relación con España]

La categoría 'casi amenazada', en cualquier caso, sirve como recordatorio de que su estado puede verse rápidamente deteriorado si no se siguen poniendo en marcha acciones encaminadas a que este antílope tenga un futuro sostenible a largo plazo en Asia.

"El trabajo no ha terminado porque todavía hay muchas amenazas que deben abordarse", recordó al respecto de esta salida de la Lista Roja el profesor Milner-Gulland, de la Universidad de Oxford. Entre ellos, el hecho de que la proporción de machos saiga sigue siendo notablemente inferior a la de hembras —en 2016 oscilaba entre el 0,78 y el 3%—, lo que dificulta severamente la reproducción de esta especie superviviente al borde de la extinción.