Una manada de elefantes.

Una manada de elefantes. iStock

Historias

Así se comunican los elefantes entre ellos: se parecen más a lo humanos de lo que creemos

Una investigación del ecólogo Michael Pardo en Kenia ha lanzado un dato revelador: los paquidermos tienen nombre propio.

26 noviembre, 2023 12:51

Los seres humanos tendemos a poner nombres propios a los animales para identificarlos, pero nunca nos hemos parado a pensar si entre ellos, utilizan llamadas distintivas para comunicarse entre sí.

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¿Tienen nombres propios los animales? La respuesta es que sí. Varias especies utilizan el equivalente a los nombres propios en su lenguaje, y gracias a una investigación realizada en Kenia, ahora podemos saber que los elefantes tienen ‘nombres’ a pesar de que nosotros no podemos oírlos.

En una conferencia online del Simons Institute, un instituto de investigación ligado a la Universidad de California en Berkeley (EEUU), el ecólogo Michael Pardo ha explicado los resultados del estudio que él y sus compañeros realizaron sobre los elefantes africanos de sabana (Loxodonta africana) del Parque Nacional de Amboseli, en Kenia.

La comunicación entre elefantes

Los elefantes se comunican entre sí usando diversos tipos de sonidos, entre ellos retumbos de baja frecuencia que se pueden transmitir a distancias de hasta seis kilómetros. Los investigadores grabaron 625 de estos sonidos y los fueron clasificando según el contexto en el que se producían.

A la hora de analizarlos mediante una herramienta de inteligencia artificial, descubrieron que, aproximadamente, la quinta parte de los retumbos grabados, eran usados específicamente para dirigirse a individuos en particular.

Para asegurarse, reprodujeron algunos de estos retumbos a 17 de los elefantes y descubrieron que se movían más rápidamente hacia el sonido que identificaban como propio y también vocalizaban más rápido en respuesta: es decir, sabían que los estaban llamando por su nombre.

Por otro lado, observaron que los elefantes solían utilizar a menudo el mismo tipo de retumbo para comunicarse con otro elefante en concreto, que nada tenía que ver con roles familiares como el de la madre o el padre.

Esta nueva capacidad que se ha descubierto acerca de los elefantes, es especialmente ventajosa para ellos, ya que a menudo los ejemplares se encuentran fuera de la vista de sus compañeros sociales con los que están estrechamente vinculados, por lo que producen "ruidos de contacto para comunicarse a largas distancias".

Michael Pardo sostiene que la investigación de su equipo “difumina la línea entre lo que creemos que es único en el lenguaje humano y lo que se encuentra en otros sistemas de comunicación animal”.

Los investigadores recuerdan que una de las características del lenguaje humano hablado es el uso de ‘etiquetas vocales’, esto es, un sonido aprendido que se refiere a un objeto concreto o un individuo específico. "Muchas especies producen de forma funcional llamadas que hacen referencia a la comida y a los depredadores, pero la producción de esas llamadas suele ser innata".

Estas etiquetas vocales, cuando se aprenden, permiten una comunicación más flexible y permite crear otras etiquetas nuevas para otros referentes. "Son fundamentales para la capacidad humana de articular el pensamiento simbólico".

Comunicación en manada

La comunicación desempeña un papel vital para los animales que viven en manada, como los elefantes. Utilizan sonidos para compartir información, advertir sobre peligros e interactuar entre ellos. Por lo tanto, no es sorprendente que estos animales desarrollen etiquetas vocales para dirigirse mutuamente.

Una diferencia importante en comparación con la comunicación humana es que estos “nombres” rara vez se presentan como llamadas independientes. Los elefantes incorporan estos “nombres” en llamadas que simultáneamente transmiten múltiples mensajes adicionales, una característica única que resalta la complejidad de su comunicación.

Este descubrimiento destaca la necesidad de comprender mejor los patrones de comunicación animal y reconoce que las características que antes creíamos exclusivas de los seres humanos también existen en el mundo animal. Michael Pardo, experto en ecología del comportamiento, enfatiza la importancia de continuar investigando en este apasionante campo.