El puente medieval de Queros emerge del embalse de Susqueda, en Girona, a 16 de junio de 2023.

El puente medieval de Queros emerge del embalse de Susqueda, en Girona, a 16 de junio de 2023. Nacho Doce Reuters

Historias Cambio climático

Datos alarmantes: comienza el verano con 40 ºC y sequía en media España

Las olas de calor durante los meses de junio se han triplicado a partir del año 2010, con un episodio extremo de temperaturas cada dos años.

23 junio, 2023 02:29

Un episodio de calor de hasta 40 grados al inicio del verano como el que llega ahora a España es, cada vez, menos excepcional. Ya poco nos sorprende. Sobre todo porque llevamos unos años en los que experimentamos unas temperaturas intensas antes de tiempo. El año pasado, en pleno mes de mayo, y este, en marzo, llegaron los ecos de una época estival adelantada.

Se acabó de momento el mes de precipitaciones y temperaturas más frescas. La presencia de un anticiclón en nuestras latitudes y la llegada de una masa de aire caliente desde el norte de África van a disparar los termómetros hasta alcanzar un calor inusual para estas fechas. Así lo reconoce a EL ESPAÑOL Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), que asegura que "aunque ya estamos en verano, es junio y no suele hacer tanto calor como el de la segunda quincena de julio o primera de agosto".

Como apunta el meteorólogo, "vamos a tener temperaturas altas para la fecha", con máximas que en el cuadrante suroeste y centro peninsular pueden superar los 38 grados e, incluso, sobrepasar los 40 o 42 grados en zonas del valle del Guadalquivir y del Guadiana.

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Sin embargo, este episodio no se podrá considerar ola de calor hasta que finalice. Según la AEMET, tiene que durar al menos tres días consecutivos, en el que como mínimo el 10% de las estaciones registren máximas por encima de las diarias en los meses de julio y agosto entre el año 1971 y el 2000.

"Tendremos que ver si se superan los umbrales de intensidad, duración y extensión para poder hablar de ola de calor, pero se superen o no sí que va a ser un episodio muy cálido para estar a principios del verano astronómico", reitera Del Campo, y plantea: "¿Es normal? Ahora ya sí".

De acuerdo a los datos de la agencia, desde el 2011 hasta el 2022, sin contar "esta posible ola de calor", en los meses de junio hemos tenido seis en total. Esto supone que en España hemos sufrido casi uno de estos episodios cada dos años. Ahora bien, antes estos eventos tan tempranos eran una rareza. Entre 1975 y 2010, hubo cinco. Es decir, en ese período de 35 años sufrimos una cada siete años. "La frecuencia de las olas de calor en los últimos 12 años se ha triplicado", asegura Del Campo.

Lo mismo comenta a este periódico Javier Martín-Vide, catedrático de Geografía Física y miembro del Instituto de Investigación del Agua, que a las palabras del meteorólogo añade que "esto viene a reflejar el adelanto de la llegada del verano que se está produciendo". Como apunta el investigador, "con sus olas de calor, se prolonga en el calendario hasta entrado el otoño", con las consecuencias que esto tiene sobre los cultivos y sobre las reservas de agua, además de sobre la salud de la población más vulnerable a los episodios extremos de temperatura.

Este año, además, venimos de una sequía que lleva afectando a gran parte de España desde hace más de un año y que aún se aferra con fuerza a un porcentaje importante de nuestro territorio. Entre otras cosas porque las precipitaciones han estado por debajo de lo normal durante los últimos ocho meses. En total, un 22% menos de lo habitual e, incluso, en algunas zonas, el porcentaje llega al 45% menos, como ocurre en Zaragoza, Barcelona, Vitoria o Granada, entre otras ciudades.

Mapa de la sequía prolongada (izq) y la escasez coyuntural (dcha) en España.

Mapa de la sequía prolongada (izq) y la escasez coyuntural (dcha) en España. MITECO

El resultado se observa en lo que detalla el último informe de sequía del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), que es un 33% del territorio en situación de sequía prolongada –relacionada con las precipitaciones recibidas– y una escasez coyuntural –relacionada con problemas de abastecimiento de agua– que sitúa al 22% del territorio en un escenario de Emergencia y al 17,9% en Alerta o Excepcionalidad.

Cómo están las reservas de agua

El panorama en cuanto a las reservas de agua también es preocupante. En estos momentos, el total peninsular se encuentra al 47,4%. Las lluvias han ayudado, en algunas zonas, a aliviar la pésima situación que afrontábamos antes del mes de mayo. Aun así, los embalses están igual que en junio de hace un año, cuando comenzamos una época estival que dejó la capacidad hídrica temblando.

Según los registros del boletín hidrológico del MITECO, desde 2005, el nivel medio de los embalses se ha situado en un 65%. Aunque no todos los años se ha llegado a ese porcentaje, sí que han superado en cualquier caso la mitad de la capacidad para estas fechas. Todos a excepción de los dos últimos años, marcados por un calor intenso y una reducción de las precipitaciones.

La situación no es la misma en todas las cuencas. Como ya se puede intuir por el mapa de la sequía del MITECO, las reservas del Guadalete-Barbate (24%) y el Guadalquivir (24%) son las que reflejan peores niveles. A estas le siguen otras como las Cuencas Internas de Cataluña (30%), Guadiana (31%), así como la Cuenca Mediterránea Andaluza (34%) y el Segura (36%). Las mismas que, según la media de la última década, presentaban niveles que llegaban a la mitad de su capacidad.

Ante esta situación, que se avecina crítica, Martín comenta a este periódico que se pueden tomar medidas que pueden ayudar a paliar las consecuencias de la sequía meteorológica. Entre ellas, el investigador insiste en el ahorro hídrico de los regadíos "que han de optimizar el uso de agua, si es posible, gota a gota", disminuir las pérdidas de las redes de distribución y, sobre todo, producir y usar la llamada agua regenerada.

Para el experto es importante "aprovechar las aguas grises domésticas del plato de ducha o de la pica de la cocina para eliminar nuestros excrementos en el inodoro, con un doble circuito de agua" o incluso "recoger las aguas pluviales".

Sobre todo después de veranos como el del año pasado. Como comenta Del Campo, fue el más cálido de toda la serie histórica desde 1961 como mínimo, "tuvimos un montón de episodios cálidos casi sin respiro". No obstante, "la diferencia con lo que se observa este año es que vamos a tener también un verano muy cálido, con períodos de altísimas temperaturas como este", pero "interrumpidos por tormentas y un descenso de las temperaturas pasajero que aliviarán la situación".

"Lo habitual en los veranos de España es eso", reconoce el meteorólogo, "lo que pasa que este verano las tormentas van a ser más frecuentes que en otros veranos" y va a ser más cálido de lo normal. De hecho, podría tratarse de uno de los cinco veranos más cálidos del período de referencia (1993-2016), "aunque eso pueda parecer contradictorio", concluye el meteorólogo.