En un comunicado, la ONU dijo el mismo día que la exportación de cereales de Ucrania es crucial para la seguridad alimentaria mundial. Por su parte, en una rueda de prensa, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Ned Price, reconoció que se trataba de “un instrumento crítico en un momento crítico”. Por eso, declaró: “Nuestra posición siempre ha sido clara: el mundo necesita esto”.

Pese a que en el discurso oficial se ha señalado que la importancia del acuerdo está en que aprovisiona a los países más pobres de alimentos básicos, los datos oficiales e investigaciones independientes revelan otra cosa. Es una realidad que la mayoría —el 55%— de exportaciones, conjuntamente, han tenido como destino los países en desarrollo. Sin embargo, no se ha focalizado en aquellos que están atravesando las peores crisis alimentarias. 

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Si se presta atención a los datos del Centro de Coordinación Conjunta, encargado de facilitar la implementación del acuerdo, se advierte que los países con ingresos bajos han recibido menos del 3% de las exportaciones. Mientras que los de ingresos altos, donde se incluyen España, Italia o Países Bajos, reciben casi el 50%. 

La iniciativa, pese a beneficiar sobre el papel especialmente a los países mencionados, también está teniendo un efecto positivo indirecto sobre los países pobres. Ha permitido amortiguar el aumento de precios internacionales sobre los alimentos y los fertilizantes. 

“Estos acuerdos han contribuido a reducir el coste de los alimentos, estabilizar los mercados mundiales y mantenerlos abiertos”, destaca un documento de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo publicado a principios de este mes.

Beneficios indirectos

Antes de la guerra, el índice de precios de los alimentos publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) se situaba en torno a 140 puntos, pero subió rápidamente a 160 en marzo por culpa del conflicto. En febrero de este año, el último dato registrado, el índice roza los 130 puntos. En su recuperación, la Iniciativa de Cereales del mar Negro desempeña un papel fundamental. 

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Los países de rentas bajas también han recibido grano ucraniano a través de terceros, como la ONU, que mediante el Programa Mundial de Alimentos (PMA) continúa trabajando en primera línea ante las emergencias causadas por conflictos, crisis climáticas, pandemias y otras catástrofes. En 2022, compró el 8% del trigo total exportado en el marco de este programa para apoyar sus operaciones humanitarias.

Además, la mayoría de los países en desarrollo están pagando precios más bajos. No obstante, las depreciaciones monetarias han mermado en parte las ventajas de la bajada de los precios internacionales. Esto ha ocurrido con las divisas de Egipto, Argentina, Surinam, Sudán del Sur y Ghana.

Este corredor por el mar Negro también ha facilitado el acceso a fertilizantes. Según el Programa Mundial de Alimentos, el precio global de los fertilizantes ha aumentado en un 199% desde mayo de 2020, y se ha doblado en 2022 en países como Kenia, Uganda y Tanzania. 

"La Iniciativa de cereales del mar Negro, promovida por las Naciones Unidas y Turquía y firmada en julio de 2022, ha aliviado en parte la escasez de fertilizantes al permitir el movimiento de las exportaciones de fertilizantes de Ucrania al resto del mundo", explicó Bitsat Yohannes-Kassahun en un artículo para la revista Africa Renewal.

Y es que la seguridad alimentaria del continente africano pende de un hilo. Tal como explica la experta, "el precio y la disponibilidad de fertilizantes para los agricultores de África determinarán la forma en que el continente contrarrestará la inseguridad alimentaria generalizada".

Más de 24 millones de toneladas

El corredor de cereal ucraniano del mar Negro nació con la idea de evitar el desastre alimentario y aprovisionar al mundo con los productos agrícolas básicos que suministraban los dos países en guerra. Según los datos más recientes, este instrumento, desde su creación, ha logrado distribuir más de 24 millones de toneladas de grano. 

Las exportaciones de maíz se han dirigido predominantemente a los países desarrollados y en desarrollo, mientras que las de trigo han ido a parar a países en desarrollo y los menos desarrollados. 

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Desde que se puso en marcha la iniciativa, sea han reabierto los tres principales puertos de Odesa, Chornomorsk, Yuzhny/Pivdennyi. Pese a haber dado un impulso a los niveles de las exportaciones ucranianas, esto no ha bastado para recuperar el volumen de lo exportado antes del conflicto. Los últimos meses se han acercado a los niveles preconflicto, pero no ha sido suficiente para compensar los déficits de los primeros meses.

Otro corolario que afronta la sociedad internacional es el agujero que deja Ucrania en la producción global de cereal. "Dado que se prevé que la producción ucraniana sea aún menor en la próxima campaña, otros exportadores tendrán que volver a intervenir, lo que dará un nuevo impulso al clima agrícola durante el próximo año", declaró Alexander Karavaytsev, economista del Consejo Internacional de Cereales (CIC) a la agencia de noticias Reuters.