Barco del Biotherm Sailing Team.

Barco del Biotherm Sailing Team. The Ocean Race

Historias

La Ocean Race desde dentro: la carrera oceánica más dura del mundo que busca salvar al mar del colapso

Conocemos de primera mano cómo funciona el equipo de Biotherm Sailing Team y las novedades científicas de la edición de este año.

18 enero, 2023 01:52
Alicante

Alicante nos recibe con un gran tiempo. El sol otea el horizonte y los curiosos que se han acercado a conocer el espacio de la Ocean Race pueden pasear incluso con manga corta. Un tiempo inusual para este momento del año. En el puerto, los equipos ya casi están listos para partir a su hazaña. Tras más de cuatro años y una pandemia de por medio, las velas por fin se izan para recorrer otra vez el mundo en una de las pruebas más duras del mundo. 

En el ambiente se nota que es un torneo especial. Los nervios están a flor de piel. La Ocean Race —también conocida como la vuelta al mundo a vela— es una carrera de fondo donde unas pocas mujeres y hombres de hierro compiten por alzarse con uno de los mayores trofeos para los regatistas. Para que se imaginen la dificultad, hasta la fecha, ningún regatista ha conseguido alzarse con la tríada de la vela: Juegos Olímpicos, la Copa América y la propia Ocean Race. 

La dureza del trayecto es extremadamente alta: 6 meses de travesía, 7 etapas y un recorrido de 36.000 millas náuticas (casi 67.000 kilómetros). “Aunque están diseñados para correr como los Fórmula 1, es una maratón”, explicó Humberto, regatista francés que participó en la competición de 2015 durante la visita de ENCLAVE ODS al barco del Biotherm Sailing Team. 

Ruta de The Ocean Race en la edición 2022-23

Ruta de The Ocean Race en la edición 2022-23 The Ocean Race

La edición de 2023, al igual que las dos anteriores, empezó el pasado domingo 15 de enero en Alicante. La primera etapa llegará a Cabo Verde, la primera ocasión en la que esta regata se detiene en el archipiélago africano. De ahí pasará a Ciudad del Cabo (Sudáfrica), Itajaí (Brasil) —la etapa más larga en los 50 años de historia del evento—, Newport (Reino Unido), Aarhus (Dinamarca), Kiel (Alemania) y La Haya (Países Bajos). La gran final tendrá lugar en la ciudad italiana de Génova. 

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Una de las grandes novedades de este año es que compiten dos clases de flota: los Volvo Open 65 y los IMOCA Open 60. Es la segunda vez tras la World Race de 1993-94. Según explican la propia Ocean Race, ambos barcos son “capaces de alcanzar altas velocidades y, en las condiciones adecuadas, pueden recorrer 600 millas náuticas o más en 24 horas”. 

La otra gran novedad de esta edición es el objetivo de “competir con un propósito”, como el propio lema de la organización señala. Esto es, salvar al mar de la destrucción humana. Como dice Richard Brisius, presidente de The Ocean Race: “El planeta es el único accionista al que reportamos”. 

El barco del Biotherm Sailing Team en el puerto de Alicante

El barco del Biotherm Sailing Team en el puerto de Alicante El Español Alicante

Salvar al planeta

Este año, los barcos participantes en la regata están equipados con sistemas especializados para estudiar el agua de los océanos. En muchas ocasiones, accederán a lugares remotos que históricamente han sido de difícil acceso para los barcos científicos. Esto permitirá obtener datos únicos de zonas donde existen carencias de información sobre la salud de los mares. 

Para un evento deportivo, se trata del programa científico más ambicioso de la historia. Cada barco tendrá su propia función en la investigación. El 11th Hour Racing Team y el Team Malizia analizarán los niveles de dióxido de carbono, oxígeno, salinidad y temperatura del agua para determinar el impacto del cambio climático. Los equipos GUYOT y Holcim tomarán muestras de agua para analizar los microplásticos. 

Paul Meilhat, patrón del equipo Biotherm

Paul Meilhat, patrón del equipo Biotherm The Ocean Race

En el caso del equipo Biotherm, un IMOCA capitaneado por el francés Paul Meilhat, el barco está equipado con un microscopio automatizado para capturar imágenes del fitoplancton marino. El proyecto ha sido toda una proeza tecnológica. Por lo general, los microscopios deben estar sobre una base muy estable y un barco de competición no es precisamente el mejor lugar para instalar uno.

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“Ha sido un gran desafío instalar el microscopio, un aparato muy delicado, en un barco de competición, que se mueve muy rápido”, explicó Ana, científica de Tara Ocean Foundation, organización científica con la que colabora Biotherm desde hace varios años y con la que se ha unido para realizar la investigación durante la Ocean Race. 

Este pequeño grupo de organismos acuáticos, que en la mayoría de casos ni siquiera son perceptibles para el ojo humano, son fundamentales para combatir el calentamiento global. Producen entre el 50% y el 85% del oxígeno de la Tierra cada año. Sin embargo, “son muy sensibles al cambio climático”, indicó la científica.

Y es por ello que es fundamental su estudio para preservar la base de toda vida en el mar y también de la vida terrestre. Todos los datos recogidos durante la regata serán posteriormente analizados por científicos destacados de las mejores universidades del mundo y los resultados serán publicados en abierto. 

Gráfico del equipamiento de los barcos de la Ocean Race

Gráfico del equipamiento de los barcos de la Ocean Race The Ocean Race

Cómo es el día de una regatista 

La vida en el barco es inclemente. El mar y el tiempo mandan. Es toda una prueba tanto física como emocional para todos los tripulantes. Seis meses es mucho tiempo para llevar al límite el cuerpo, pero también para separarse de los seres queridos. 

Marina Lobato, regatista portuguesa del equipo Biotherm, ha tenido que dejar a sus dos hijos de 7 y 3 años, que se quedarán con los abuelos. Su padre fue regatista. Sus hijos probablemente lo serán. ‘De tal palo, tal astilla’, como se suele decir. Y su marido, cómo no, también es regatista y participa en la Ocean Race, en el equipo portugués Mirpuri Foundation Racing Team. 

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Compuesto por cinco personas, cuatro regatistas y una persona dedicada a documentar la travesía, el equipo de Biotherm se reparte el trabajo en turnos de cuatro horas de dos personas por cada ronda —el camarógrafo no participa en las labores del barco—. Aun así, a pesar de disponer de un tiempo libre considerable a lo largo del día, Lobato reconoce que es difícil dormir en el barco: “No para de moverse, hay un ruido constante”. 

Para comer, los tripulantes utilizan alimentos liofilizados. Aunque, con todo el tiempo que pasan en el barco durante la competición, los regatistas tienen que llevar una buena cantidad de chicle para evitar que se les atrofie la dentadura

Marina Lobato en la base del equipo de Biotherm

Marina Lobato en la base del equipo de Biotherm El Español Alicante

El agua potable se obtiene a través de una desalinizadora instalada en el barco y todos llevan un depósito de reserva por si falla. Ahí entra en juego la estrategia de cada uno de los equipos para llevar una mayor o menor cantidad. Seguridad o velocidad. Un difícil dilema. 

En todo caso, para Lobato, todo el sufrimiento que conlleva la carrera merece la pena. Son deportistas que no luchan por un premio económico, pues no lo hay, sino que buscan la gloria eterna, grabar su nombre para siempre en una de las competiciones más exigentes del mundo. 

Y su amor por el azul se combina con la esperanza de crear un mundo mejor para dejar a sus hijos y también para iniciar un movimiento de cambio en el mundo. Según cuenta Lobato, tal es la contaminación de los océanos que ha llegado a encontrar un tubo de 30 metros de plástico durante una regata en medio del mar. 

Por ello, este año, la organización del Ocean Race, bajo el título de One Blue Voice, está intentando recoger firmas para llevar el proyecto de un gran tratado —la Declaración Universal de los Derechos del Océano— para reconocer los derechos del mar a las Naciones Unidas en septiembre de 2023.