Un enfermero prepara una inyección de la vacuna de la dosis Moderna durante el inicio de la administración de la cuarta dosis de la vacuna  en Madrid.

Un enfermero prepara una inyección de la vacuna de la dosis Moderna durante el inicio de la administración de la cuarta dosis de la vacuna en Madrid. Alejandro Martínez Vélez Europa Press Madrid

Historias Salud y bienestar

Qué es la inmunidad de paisaje: el remedio natural contra las pandemias

Para muchos científicos, la solución a las enfermedades zoonóticas se encuentra en la propia naturaleza y son las más "eficientes y económicas". 

29 septiembre, 2022 02:56

En septiembre de 2019 se había identificado un virus en Wuhan (China) que cambió el mundo por completo para los próximos años. Tras más de 200 millones de casos confirmados y casi 5 millones de fallecidos globalmente, la Covid-19 ha sido la peor pandemia desde la gripe de 1918.

Y cuando el virus se expandió por todo el mundo unos meses después, los países destinaron grandes esfuerzos para desarrollar vacunas que se desarrollaron en tiempos récord. Ya en 2021, había varias vacunas en el mercado. 

Sin embargo, según señaló Fernando Valladares, director del grupo de Ecología y Cambio Global del CSIC, en el I Observatorio de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), organizado por EL ESPAÑOL, ENCLAVE ODS e Invertia, la vacuna estaba en la naturaleza, “esa que evita la zoonosis, que vale para todos los patógenos”. 

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Esa vacuna a la que se refería Valladares era la inmunidad de paisaje. “Hace no tanto estábamos obsesionados con la inmunidad de rebaño, pero la inmunidad de paisaje nos ayudaría mucho más”, señaló el científico del CSIC. 

Vulnerabilidad a enfermedades zoonóticas 

La extremadamente rápida propagación de la Covid mostró la vulnerabilidad humana a las pandemias de enfermedades zoonóticas. De hecho, cuenta Valladares en su página web, “los cambios de uso del suelo y la degradación ambiental multiplican las zoonosis y pandemias”. 

Una de las principales razones es el cambio antropogénico del uso de la tierra, señala un estudio publicado en la revista científica británica The Lancet, que es “el impulsor de la propagación de patógenos zoonóticos de la vida silvestre a las poblaciones humanas”. No obstante, el estudio advierte de que la propagación zoonótica inducida por el uso de la tierra raramente se ha investigado desde la perspectiva del paisaje

Hasta ahora, afirma el artículo científico, las principales inversiones en investigación se suelen destinar al descubrimiento de patógenos en la vida silvestre y a los lugares donde puede haberse dado la transferencia de la vida silvestre a las personas. 

Si bien para los autores del artículo, Plowright y otros, esta actividad es fundamental, este enfoque es insuficiente. Por ello, solicitaron un enfoque interdisciplinario y holístico para abordar los vacíos de información, especialmente en el ámbito de las “influencias del uso de la tierra en la biología y la dinámica de los patógenos zoonóticos con el objetivo de prevenir el contagio a las poblaciones humanas mediante el fomento de la inmunidad del paisaje”. 

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Qué es la inmunidad de paisaje 

Según lo define el estudio, la inmunidad del paisaje es el conjunto de “condiciones ecológicas que mantienen y fortalecen la función inmunológica de las especies silvestres dentro de un ecosistema particular, previenen la alta prevalencia y eliminación de patógenos y amortiguan la exposición humana a la infección a través de los efectos de la biodiversidad”. 

Este paradigma, por tanto, defiende que los mecanismos por los cuáles las enfermedades zoonóticas pasan de la vida silvestre a los seres humanos es mucho más complejo que el simple hecho del contagio por el mero contacto con estos animales infectados.

Así, señalan que es posible “identificar y fomentar las condiciones del ecosistema que están bajo control y pueden reducir el riesgo de contagio zoonótico”. 

Precisamente, para Valladares, si en el ecosistema están las especies que tienen que estar, el riesgo de contagio es muy bajo.

Las soluciones basadas en la naturaleza, defendió el científico en el Observatorio, son “adaptables, eficientes, económicas, están disponibles las 24 horas del día, no necesitan I+D, ni de patentes y, sin embargo, las ignoramos porque parece que esto no es tan seductor”.