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Historias

El infierno de las venezolanas en Colombia: "No se les acepta el dinero, la moneda de cambio es sexo"

Las migrantes venezolanas en Colombia sufren violencia física, sexual, psicológica y obstétrica. Muchas, obligadas a prostituirse, necesitan dinero para mantener a sus familias.

4 febrero, 2022 03:59

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"Como migrante, paso por algún lugar y nadie me contesta o me ignoran. Para las colombianas, las mujeres venezolanas somos prostitutas, o les quitamos el marido y hay mucha xenofobia, hasta con los niños". Este es el relato de una mujer venezolana en Cúcuta, Colombia. Refleja la situación que viven muchas de ellas cuando llegan a este país tras verse obligadas a abandonar el suyo en busca de un futuro mejor.

Operativo de la policía en el centro de prostitución en Séptima Avenida a Cúcuta.

Operativo de la policía en el centro de prostitución en Séptima Avenida a Cúcuta. Diego Battistessa

Alianza por la Solidaridad ha recogido en un informe la situación de violencia basada en el género (VBG) en seis municipios de Colombia, concretamente, al Norte de Santander (Cúcuta, Villa del Rosario, Herrán, Ragonvalia, Tibú y Puerto Santander). Según explica José Luis Barreiro, trabajador humanitario en el país, "en este territorio existe una fuerte presencia de grupos armados organizados y junto a la migración, se suma un tipo de discriminación hacia las mujeres de carácter cultural".

El informe da voz a 64 mujeres entre las que se encuentran las migrantes venezolanas, aquellas en situación de desplazamiento o líderes de la región que trabajan con ellas. Las principales razones por las que migran las venezolanas son "económicas, de estudio, y de atención médica", asegura Liubka Buitrago, coordinadora del informe. 

Norte de Santander es el segundo lugar con mayor cantidad de población venezolana en Colombia

Cuando llegan a Colombia, como nuevo destino o como región de paso, conviven con situaciones de violencia verbal, sexual, psicológica, económica y física. En muchos casos, terminan ejerciendo la prostitución para poder sobrevivir. "Una vez en el país, las redes de trata de personas explotan a las migrantes en redes de prostitución que están vinculadas a los grupos armados que controlan de facto amplias zonas del departamento", asegura Barreiro. 

Norte de Santander: zona clave

En el departamento Norte de Santander son más evidentes las condiciones de vulnerabilidad y discriminación que sufren. Según cifras de Migración Colombia, en enero de 2021 este ocupaba el segundo lugar con mayor cantidad de población venezolana en Colombia, con 187.121 personas.

Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), hay 5,9 millones de personas refugiadas y migrantes de Venezuela en todo el mundo y Colombia es su principal receptor. "El hambre, la falta de acceso a salud y educación, y unos salarios absurdamente bajos han forzado a una gran parte de la población a dejar su país", destaca Barreiro.

Asimismo, el informe de la organización detalla que, en enero de 2021, "1,7 millones de personas se han ubicado en Colombia, lo que equivale al 5,5 % de la población total venezolana". La xenofobia hacia esta población se mezcla con la violencia, en concreto, las mujeres migrantes identifican la violencia o explotación sexual como la más implacable durante su estancia en el país. "Pasan mujeres cuyo oficio es vender su cuerpo, ellas ponen un precio y el hombre accede, pero luego no se lo da, abusa de ella pues, que es lo que yo he visto", relata una de las entrevistadas en Cúcuta. 

Las migrantes identifican la violencia o explotación sexual  durante su estancia en el país

Las migrantes identifican la violencia o explotación sexual durante su estancia en el país

Obligadas a prostituirse

Muchas mujeres venezolanas están obligadas a prostituirse cuando llegan a Colombia. El periodista e investigador Diego Battistessa empezó a interesarse por la situación de las venezolanas en su trayecto migratorio en 2019. Explica que, debido a la situación que vivían en su país "han tenido sólo dos opciones: salir de allí solas para enviar remesas y sustentar a la familia que se quedaba en Venezuela o irse directamente con los niños".

El experto acabó recopilando toda la información a través de un mapa interactivo para "georeferenciar", como explica, la muerte y desaparición de mujeres venezolanas en el trayecto migratorio. En su investigación encontró diferentes zonas donde predominaba la prostitución como Santa Fe (Bogotá), Plaza Botero (Medellín) o Avenida Séptima (Cúcuta). "Ellas eran el sustento de 10 o 15 personas en Venezuela", cuenta Battistessa. Y añade: "Están poniendo su vida en riesgo todos los días".

Además, el investigador señala que se trata de una región donde hay mucha demanda de prostitución de mujeres venezolanas: "Son como un trofeo y muy demandadas por los narcos, por ejemplo, en México y también por los de Colombia". En este sentido, el informe de Alianza por la Solidaridad recoge el testimonio de una mujer de Cúcuta que describe la situación de su vecina: "Hay una vecina mía allá arriba y el hombre de ella la prostituía. Salían los dos y él se quedaba en una parte y ella hacía lo que hacía y él también estaba vulnerando".

Battistessa explica que, en muchos casos, la mujer venezolana es obligada a prostituirse por su pareja: "Vienen de Venezuela juntos o se conocen cuando llegan. Al no encontrar trabajo el hombre con sustento suficiente, el primer recurso que piensan es que la mujer se prostituya". 

"La mujer venezolana está muy sexualizada en Colombia", destaca Battistessa

Algunas mujeres, cuando quieren acabar con la explotación, no pueden, pues las parejas las chantajean con sus hijos y la situación suele terminar desencadenando en reacciones violentas. El experto asegura que "la mujer venezolana está muy sexualizada en Colombia" y para conseguir ayuda, siempre le piden sexo a cambio. "'¿Quieres hospedaje para la noche? Sí, pero quiero sexo'. Ni siquiera se le acepta dinero a las mujeres venezolanas, el sexo vale como moneda de cambio con ellas".

Violencia en la frontera

El informe de la oenegé determina que de los siete pasos fronterizos entre Venezuela y Colombia, tres se encuentran concretamente en Norte de Santander. Y es en los pasos  ilegales de la frontera, lo que se conoce como las trochas, "donde las mujeres solas y más jóvenes pueden sufrir todo tipo de agresiones, especialmente sexuales", destaca Barreiro.

Una de las organizaciones que trabaja en Colombia destaca en el estudio el sufrimiento de las mujeres en territorio fronterizo: "Hemos tenido casos de mujeres que nos han manifestado que no tenían con qué pagar la trocha y fueron violadas o forzadas a mantener relaciones sexuales para poder seguir su tránsito por el espacio". Detallan que muchas de ellas están embarazadas o tienen hijos pequeños que se encuentran delante en esos momentos. 

Debido a la pandemia, los pasos oficiales por la frontera se cerraron y la única vía de migración han sido los ilegales, que están controlados por los grupos armados. Cruzar estos caminos supone tener que pagar a estos grupos, aumentando también los riesgos de violencia. Barreiro alerta: "Hay poca información sobre lo que pasa en estos trayectos por la peligrosidad que supone acceder a ellos".

Muchas venezolanas cruzan la frontera con hijos.

Muchas venezolanas cruzan la frontera con hijos.

Violencia obstétrica

Otra de las violencias que sufren las mujeres venezolanas en Colombia es la obstétrica. El estudio recoge las palabras de una migrante en Cúcuta que narra cómo es la actitud en las consultas: "Sienten violencia a la hora de venir a consulta con expresiones como 'otra venezolana que vienen a tener bebés para acá' o que 'por qué no los tienen en su país'".

Y eso que el 80% de los nacimientos en los hospitales en el Norte de Santander son de mujeres venezolanas. Barreiro resalta que acuden a Colombia para poder tener a sus hijos en unas "condiciones mínimas de salud", ya que en Venezuela no han recibido la asistencia prenatal necesaria.

El 80% de los nacimientos en los hospitales en el Norte de Santander son de mujeres venezolanas

La respuesta de los profesionales de Alianza por la Solidaridad en estas zonas se centra en la orientación a las mujeres que sufren violencia, asistencia jurídica, atención psicosocial y apoyo efectivo. Activan cualquier mecanismo de protección que se considere pertinente. Una labor necesaria porque, como establece Buitrago, además de las duras experiencias, estas mujeres "pueden llegar a poner en duda su valor como personas y naturalizar la violencia que enfrentan". 

Pero Battistessa señala que lo que están viviendo las venezolanas no es más que "un reflejo de lo que viven las colombianas en su propio país. La diferencia es que ellas están aún más desamparadas".