Sevilla

Pedro Sánchez es, en Sevilla, "este hombre". Con una enorme rosa roja en la camiseta, Susana Díaz prometió a Pedro Sánchez que por ella no quedará. Pero la presidenta de la Junta, que citó a Felipe González una docena de veces, que arremetió otras tantas y por su nombre contra Diego Cañamero, candidato de Unidos Podemos por Jaén, apenas se refirió un puñado de veces al que quiere que sea el próximo presidente del Gobierno. Y una fue al preguntar a las cerca de 3.500 asistentes si habían visto el debate "de este hombre" en el que Mariano Rajoy y Pablo Iglesias presentarse como los únicos contendientes con posiblidades. 

Sevilla era la última parada de Sánchez en su segunda campaña presidencial en seis meses, pero podría ser la primera de Díaz en su camino a Madrid para sucederle. Es un rumor constante, recurrente, una sensación viscosa que el viernes por la tarde se mezclaba con el calor de la capital andaluza. 

Y por eso la presidenta de la Junta ha tenido una campaña muy intensa y se ha dejado "la piel", como a ella le gusta decir, como si la candidata fuese realmente ella. Si se cumplen algunas encuestas que pronostican un empate con el PP o un repunte de Podemos gracias a la coalición con Izquierda Unida, su liderazgo en Andalucía y sus opciones para dar el salto a Madrid podrían verse tocados. La victoria de Díaz puede ser la del "corazón verde y blanco [en referencia a la bandera andaluza] que va a llevar a Pedro a la Moncloa", pero también será un éxito que ella está deseando apuntarse para demostrar que el PSOE sí puede ganar al PP y no conformarse con sumar más gracias a los pactos. 

De las encuestas a la "resaca" del lunes

El mensaje de Díaz, como el de Sánchez, fue directo al corazón de los socialistas de toda la vida. Es a ellos, más que a los votantes de otros partidos, a los que el PSOE aspira a convencer, para que vayan a votar el domingo. La presidenta andaluza pronosticó que el PSOE vencerá a los estudios demoscópicos. "Que sigan con las encuestas. El lunes la resaca puede ser malísima", según ella.

Su discurso no ahorró en ataques a Unidos Podemos, una constante durante toda su campaña electoral. Especialmente virulentos fueron los ataques contra Diego Cañamero, histórico dirigente del Sindicato Andaluz de los Trabajadores (SAT) y que encabeza la lista de Unidos Podemos por Jaén, que esta semana dijo que el PSOE se había "liado incluso a tiros" contra sus adversarios políticos, en referencia a los GAL. Como ella, los que la precedieron, con Juan Espadas, el alcalde de Sevilla, Antonio Pradas, cabeza de lista, y Verónica Pérez, líder provincial del partido, arremetieron contra Podemos y recordaron que los muertos del PSOE están "en las cunetas" o fueron víctimas de ETA, en palabras de Pradas. Según él, los "niños pijos" de Podemos no robarán la historia al PSOE. 

La presidenta andaluza lamentó la salida de Reino Unido de la Unión Europea. "Algunos han echado mucha leña al fuego y al final nos hemos quemado todos en Europa", según ella. Entre los que "estarán contentos", Pablo Iglesias, Teresa Rodríguez o Julio Anguita, dijo. 

Sánchez da las gracias a Díaz

En su discurso, cuando ya había caído la noche, Sánchez tuvo palabras amabales para con su anfitriona. "Gracias por apoyarme durante estos dos años apasionantes", dijo al principio de su intervención. Sánchez reclamó el voto para que en España no haya que decidir entre dos extremos, entre el PP y Podemos, un fiel reflejo de la "confluencia entre una derecha irresponsable y un populismo que yo no quiero para España", dijo en referencia al Reino Unido. 

Sánchez también rechazó los referéndums que pretenden "disfrazar rupturas a través de consultas a a ciudadanía", en referencia a los que Podemos propone para Cataluña. Y reprochó a los demás partidos que quieran ir a por los votos del PSOE. "Si los extremos nos atacan, es que estamos bien situados, estamos en el mejor de los lugares, la socialdemocracia, que representa el PSOE". Díaz pidió a los adversarios que "ni sueñen" con los votos socialistas, porque servirán para llevar a la Moncloa a Sánchez. 

Con una camisa de cuadros (y no la habitual camisa blanca), Sánchez habló hasta las 22:40 de la noche, cuando se despidió con un "¡a ganar!" y dio por concluida la campaña. 

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