Campamento El Cid

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El campamento de verano donde adolescentes parecen militares: "Madrugan, hacen ejercicio y se forman"

Cada verano, más de un centenar de jóvenes cambian las pantallas por botas y el móvil por la brújula.

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Por las mañanas, el sonido del silbato marca el inicio del día. No hay móviles, ni pantallas, ni quejas. Solo pasos apresurados, voces organizadas y una consigna clara: aquí se viene a esforzarse, a compartir y, sobre todo, a aprender.

Este es el día a día de más de cien chicos y chicas de entre 12 y 18 años que este verano participan en el Campamento El Cid, un proyecto educativo que tiene lugar en Sigüenza (Guadalajara) y que ya se ha convertido en una referencia nacional.

No es un campamento al uso. Tampoco es, aunque lo parezca, una escuela militar. Es un espacio formativo donde la disciplina no es el objetivo, sino la herramienta.

Campamento El Cid, proyecto

Campamento El Cid, proyecto Campamento El Cid

“Usamos dinámicas inspiradas en el entorno castrense para crear estructura, orden y seguridad. Pero el fin último es mucho más profundo: enseñarles a vivir en comunidad, a respetarse, a saber esforzarse y a desarrollar pensamiento crítico”, explica José Gómez, director del campamento y, además, del proyecto Formar en Valores.

Despegue

Con sede en el Colegio de la Sagrada Familia de Sigüenza y en sus instalaciones anexas, el campamento ofrece una experiencia formativa única para jóvenes de entre 12 y 18 años (junior) y, en una versión técnica, para adultos de 19 años en adelante (senior).

La proporción de género es equilibrada: en torno al 40% son chicas y la media de edad ronda los 15 años. Los participantes duermen en régimen de internado, se levantan temprano, se forman, se cansan… y vuelven a casa después de días, cambiados.

Desde su creación hace apenas cuatro años, ha pasado de tener 14 participantes a superar los 120 inscritos en 2025, sin registrar abandonos y con un índice de repetición del 45%.

Punto inicial

Aunque algunos padres lo eligen para “enderezar” a sus hijos y otros jóvenes llegan atraídos por el ambiente cercano a lo militar o policial, lo cierto es que el campamento dista mucho de ser un centro de adiestramiento.

Aquí no hay castigos, ni gritos, ni rigidez sin sentido. La estética castrense que se consigue con uniformes, rutinas, organización es solo el envoltorio de una propuesta mucho más profunda.

Un equipo multidisciplinar de psicólogos, coaches y educadores trabaja durante todo el año para preparar las dinámicas. Además, se ofrece formación específica también para las familias. “A veces, los chicos no necesitan que se les corrija tanto como que se les escuche. Y lo mismo pasa con los padres”, señala Gómez.

Programación

Durante los 13 días del programa junior, los participantes conviven siguiendo una estructura firme que incluye ejercicios físicos, actividades lúdicas y formativas, tareas comunitarias y momentos de reflexión.

La retirada del teléfono móvil y la limitación del contacto digital generan, al principio, cierta resistencia, pero el director lo resume con una sonrisa: “Al principio, ponen cara de pocos amigos. Al final, lloran al despedirse y tener que irse”.

Cid Senior

El Campamento El Cid Senior, dirigido a mayores de 19 años, tiene una duración de ocho días y pone el foco en formación técnica: supervivencia, cartografía, buceo, control de sangrados con torniquetes, orientación y socorrismo, todo ello de la mano de profesionales altamente cualificados.

“El objetivo no es imponer disciplina a los adultos, sino ofrecerles conocimientos útiles y experiencias transformadoras. Es una versión más ‘light’ en lo castrense, pero muy sólida en lo técnico”, afirma el director.

Entorno

La elección de Sigüenza no fue fruto del azar. El entorno natural, el valor histórico-artístico de la ciudad y las completas instalaciones del colegio permiten combinar la vida de internado, con habitaciones, comedor y zonas comunes, con espacios al aire libre, jardines, piscina, campo de fútbol y bosque.

Además, se realizan actividades como rapel, inmersión de buceo y simulacros de emergencia, colaborando incluso con especialistas que llegan desde otras ciudades como Barcelona.

Apuesta firme

El campamento ha sabido utilizar las redes como aliadas. Figuras como Sergio Luque, Antonio San José o el popular perfil de El Búnker, todos con gran número de seguidores, acuden como invitados para interactuar con los jóvenes.

“Los chicos se emocionan al conocer a quienes admiran desde la pantalla. Participan en charlas, pueden hacerles preguntas y, sobre todo, comprobar que sus ídolos también transmiten valores positivos”, explica con convicción.

Accesibilidad

El precio del campamento junior ronda los 1.000 euros (todo incluido, incluso el uniforme), y el senior oscila entre 600 y 700 euros. A pesar de la profesionalidad y amplitud del programa, el campamento mantiene una filosofía sin ánimo de lucro: “Ninguno del equipo cobra. Somos todos voluntarios. Esto no es un negocio, es un proyecto educativo”.

Aunque la demanda crece año tras año, los organizadores descartan ampliar el número de ediciones o sedes. “No queremos masificarnos. Este proyecto requiere mucho cuidado, trabajo y cariño. Cuando no podamos recibir a más, diremos: vuelve el año que viene”.