La psicóloga y sexóloga Ana M. Ángel Esteban junto a la imagen de una pareja.

La psicóloga y sexóloga Ana M. Ángel Esteban junto a la imagen de una pareja.

Vivir

Ana M. Ángel Esteban, psicóloga, sobre la manipulación en la pareja: "A menudo, se disfraza de amor"

La experta, con consulta en Toledo, explica cómo funciona, cuáles son sus etapas y qué se puede hacer para afrontarla.

Más información: "En una infidelidad, a la tercera persona le diría que saliera corriendo"

Publicada
Actualizada

Las relaciones de pareja deberían basarse en el respeto, la confianza mutua y la comunicación abierta. Sin embargo, el amor también puede verse contaminado por comportamientos que distorsionan estos principios, dando paso a la manipulación emocional. Esta puede presentarse de formas muy sutiles o, por el contrario, mediante acciones claramente abusivas que dañan profundamente a quien la sufre.

En este nuevo consultorio de salud y bienestar, la psicóloga y sexóloga Ana M. Ángel Esteban, que atiende en consulta en Toledo, explica cómo funciona la manipulación emocional, cuáles son sus etapas y qué se puede hacer para afrontarla.

Ana define la manipulación como "un proceso por el que una persona utiliza estrategias de control y distorsión emocional para influir y dominar a la otra parte". Suele presentarse disfrazada de preocupación, amor o cuidado, haciendo que la persona manipulada empiece poco a poco a perder sus propios límites.

"Quien manipula suele ser muy hábil identificando vulnerabilidades para explotarlas", explica. Suelen ser personas con rasgos narcisistas, con trastorno límite de personalidad o que, tras una traición real o imaginada, se sienten legitimadas para controlar a su pareja. Además, suelen mostrar un carácter posesivo y victimista si no consiguen lo que quieren.

El ciclo de la manipulación

El proceso de manipulación sigue unos pasos que se repiten, creando un círculo difícil de romper:

  1. Demanda: el manipulador formula una exigencia -explícita o implícita- que no admite la opinión del otro. "No es lo mismo sugerir que exigir", aclara Ana.

  2. Resistencia: si la persona manipulada no es totalmente sumisa, trata de negarse. Entonces, el manipulador busca la manera de salirse con la suya, trazando nuevos planes o insistiendo.

  3. Presión: intensifica sus demandas con frases como "solo pienso en nuestro futuro y tú, ¿qué haces?" o "si de verdad me quisieras, lo harías".

  4. Amenazas: aparecen mensajes del tipo "si sales con tus amigos, no estaré aquí cuando regreses” o "haremos terapia de pareja o te dejo". También pueden disfrazarse de promesas positivas. "Este es un paso que al otro le pone en alerta y que significa que no hay vuelta atrás en esta manipulación. Se siente en un callejón sin salida y la intensidad dependerá de cuánto el otro se resista", señala.

  5. Cumplimiento: para evitar discusiones o castigos, la persona manipulada cede. El manipulador se calma e incluso muestra cariño o halagos, siendo amable y amoroso... Hasta que la víctima vuelve a resistirse y comienzan de nuevo la presiones, con más intensidad.

  6. Repetición y aprendizaje: "El manipulador aprende qué tiene que hacer en próximas ocasiones para someter a su pareja", explica Ana. "Y la víctima, por evitar el conflicto, vuelve a ceder".

"Es esencial poner límites"

Según cuenta la psicóloga, "el manipulador chantajea para controlar al otro, así que es difícil que tome la decisión de dejar a la pareja, aunque se regodee en amenazas". "Tiene una dependencia emocional importante hacia su víctima", añade.

En cuanto a las personas que lo sufren, Ana indica que, la mayoría de veces, "no saben cómo salir de ahí". "Hay que escuchar las señales que nos manda el cuerpo en estas situaciones, absolutamente inaceptables y patológicas, porque la intuición el malestar nos están diciendo claramente que esto no se puede tolerar", explica. En este sentido, considera que "poner límites y pedir ayuda profesional es esencial".

Una de las razones por las que resulta tan difícil romper este ciclo es que genera confusión, dependencia emocional y dudas constantes. Muchas personas no se dan cuenta de que están siendo manipuladas hasta que el daño emocional es profundo. El miedo a la soledad, la culpa o la esperanza de que el otro cambie mantienen viva la relación.

Tácticas más frecuentes

Para entender mejor cómo opera la manipulación emocional, Ana describe con detalle algunas de las tácticas más habituales que suelen aparecer en consulta y que pueden pasar desapercibidas hasta que el daño ya está hecho:

  • Gaslighting: consiste en distorsionar la realidad para que la víctima dude de su memoria, percepción o juicio. Por ejemplo, si uno de los miembros de la pareja afirma haber dicho algo hiriente y luego lo niega, o insiste en que la interpretación de la otra persona es errónea. "Con el tiempo, la víctima comienza a dudar de sus propias experiencias y sentimientos. Queda sujeta a la versión de la realidad que impone el manipulador", señala.

  • Culpa y victimización: el manipulador culpabiliza a su pareja por pequeños errores, haciendo que se sienta constantemente responsable de mantener la relación, con frases como "si realmente me amaras, harías esto por mí",

  • Aislamiento social: con el tiempo, la víctima comienza a perder vínculos con sus seres queridos, sintiéndose dependiente de su pareja, lo cual aumenta el control que el manipulador ejerce sobre la relación.

  • Control financiero: controlar el dinero es otra estrategia de manipulación que se da en algunas relaciones. En este caso, uno de los miembros de la pareja restringe el acceso al dinero o toma decisiones sobre gastos y no informa al otro.

  • Silencios punitivos: El silencio es una forma de manipulación que significa retirar la comunicación o el afecto para castigar a la pareja. Ante un conflicto o desacuerdo, el manipulador decide dejar de responder a mensajes, llamadas o incluso evita el contacto físico, haciendo sentir a la otra persona que es indeseada o que no merece ser atendida. "Si no te habla, no pasa nada. No hay que entrar en ese juego", recomienda Ana.

  • Halagos excesivos: en algunas ocasiones, para ganar la confianza y la lealtad de la pareja, se utilizan halagos excesivos y elogios aparentemente sinceros. La idea es captar la atención emocional y crear una imagen de dependencia que, más adelante, se transforma en un mecanismo de control. "Este tipo de conducta puede parecer inofensiva en una fase inicial de la relación, pero a medida que se afianza, la manipulación se vuelve subrepticia y gradual", señala.

Estrategias para afrontarlo

Una vez identificadas estas tácticas, la psicóloga explica que el siguiente paso es aprender a poner límites y recuperar la seguridad personal. Para ello es necesario lo siguiente:

  • Mantener límites claros: decidir qué comportamientos son inaceptables y comunicar de forma asertiva estos límites es esencial.

  • Buscar apoyo externo: conversar con amigos, familiares o incluso recurrir a un terapeuta puede ser de gran ayuda. Al compartir la experiencia, se obtiene una perspectiva externa que permite identificar patrones de manipulación y desarrollar estrategias de respuesta adecuadas.

  • Afirmar la propia identidad: cada persona es valiosa y tiene derecho a sus decisiones y sentimientos.

  • Demandar una comunicación honesta: exponer y discutir los comportamientos manipuladores puede ayudar a evidenciar la situación. Cuando la otra persona se vea obligada a justificar sus acciones, es posible que empiece a reconocer algunas de sus conductas tóxicas.

  • Considerar la posibilidad de una separación: en algunos casos, cuando la manipulación alcanza niveles críticos y se vuelve insostenible, la separación puede ser la mejor opción. Aunque tomar esta decisión no es sencillo, es fundamental recordar que la salud emocional y física siempre debe ser la prioridad. Alejarse de una relación manipuladora puede abrir la puerta a un proceso de liberación y redescubrimiento personal.