La huella que deja la ciudad de Toledo en la inmortalidad de Vargas Llosa: del Greco a Puy du Fou

La muerte de Mario Vargas Llosa este domingo en Lima, a los 89 años de edad, no solo marca el final de una de las trayectorias literarias más influyentes del siglo XX y XXI, sino que está sirviendo para recordar algunos de los episodios más simbólicos de la vida del escritor.

Entre ellos, uno de los más recientes es su ingreso en la Academia Francesa, donde fue reconocido como "inmortal" en febrero de 2023. Un acto solemne que tuvo una significativa conexión con Toledo a través de un objeto cargado de simbolismo: la espada toledana que acompañó al premio Nobel en su toma de posesión como académico.

Esa espada, forjada a mano durante 65 días por el maestro espadero Antonio Arellano en Puy du Fou España, fue recibida por Vargas Llosa en diciembre de 2022 durante una visita al parque temático sobre la historia de España, ubicado en Toledo.

La espada de Toledo que abre las puertas de la Academia Francesa a Vargas Llosa

La ceremonia de entrega tuvo lugar en el Castillo de Vivar, escenario del espectáculo El Último Cantar, centrado en la figura del Cid Campeador. El escritor, muy emocionado, elogió la propuesta artística del parque: "Este espectáculo nos traslada a tiempos en los que España lideró Europa. Estoy muy agradecido por esta maravillosa espada, tan bella como el espectáculo que acabamos de presenciar, y que me acompañará en la Academia Francesa durante todos estos años".

La pieza fue un ofrecimiento personal de Jesús Sainz, vicepresidente de Puy du Fou España, quien formó parte del denominado "Comité de la Espada" junto a Santiago Muñoz Machado, presidente de la Real Academia Española, y Gregorio Marañón, presidente del Teatro Real.

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La ceremonia de ingreso en la Academia Francesa contó con la presencia del rey emérito Juan Carlos I y de diversas personalidades del mundo cultural y político, incluido el equipo directivo del parque temático castellanomanchego, con el consejero delegado, Erwan de la Villéon, al frente.

Vargas Llosa recogiendo su espada en Puy du Fou.

Jesús Sainz, vicepresidente de Puy du Fou España y donante de la espada, y Erwan de la Villéon, consejero delegado del parque Puy du Fou España

La espada, de acero al carbono con doble filo, lleva grabados los nombres de Santiago Muñoz Machado y Gregorio Marañón como padrinos del escritor. La cruz forjada en hierro incluye las iniciales de Vargas Llosa en ambos lados. El puño está elaborado con madera de roble revestida de tres alambres (latón, hierro y cobre) y el pomo, también de hierro, contiene grabados realizados con una técnica artesanal casi perdida: el agua fuerte.

Con este gesto -portar una espada hecha en Toledo en una ceremonia en París- Vargas Llosa selló una alianza simbólica entre dos tradiciones literarias y culturales: la francesa, que lo acogía como miembro de su institución más antigua fundada en 1635 por el cardenal Richelieu; y la hispánica, que lo vio nacer como autor y lo convirtió en uno de los grandes exponentes del boom latinoamericano.

Año Greco

Vargas Llosa y Carrobles, en Toledo el año 2014.

Años antes, en 2014, Mario Vargas Llosa también visitó Toledo. Lo hizo en mayo, con motivo del Año Greco, para visitar en el Museo de Santa Cruz la exposición "El Griego de Toledo".

"Me gustó muchísimo, me pareció extraordinaria. Y, además, el marco en el que está", aseguró al diario ABC tras pasar dos horas contemplando la muestra, algo que hizo acompañado de Jesús Carrobles, director general de la Fundación Greco 2014, cuyo presidente fue precisamente Gregorio Marañón.

Reconocimientos regionales

Enamorado de la obra de Cervantes, el literato peruano fue reconocido por el Gobierno de Castilla-La Mancha en 2010 como Premio Internacional Quijote.

Ese mismo año fue investido doctor honoris causa de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), en un acto académico que se celebró en el Paraninfo del Campus de Albacete y presidido por el entonces rector, Ernesto Martínez Ataz.