El conquense Julián Ruiz ha tomado posesión de su cargo como nuevo obispo de la diócesis Sigüenza-Guadalajara en una ceremonia celebrada en la catedral seguntina, donde ha llamado a los fieles a no descuidar el encuentro trascendental que supone la Navidad, un momento que debe servir también para "agradecer, dar testimonio y compartir".

Así se ha expresado en su primera homilía el hasta ahora obispo de Huesca y Jaca, tras recibir a las 11.25 minutos el báculo de manos del Nuncio Apostólico, Bernardito Auza, que lo ha convertido en obispo de esta diócesis, en una misa concelebrada en la catedral de Sigüenza por más de un centenar de sacerdotes y una treintena de obispos y arzobispos.

"Necesitamos purificarnos y renovarnos para disponernos a celebrar el gran acontecimiento de la Navidad" y es preciso "eliminar la escoria superficial para que la ofrenda de nuestra vida sea agradable al señor", ha añadido monseñor Ruiz, en una ceremonia en la que además de las referencias navideñas ha tenido una mención especial hacia la familia y su importancia para "renovar el mundo".

El obispo Julián Ruiz

El obispo Julián Ruiz

Emiliano García-Page saluda al obispo Julián Ruiz en presencia de la alcaldesa de Sigüenza, María Jesús Merino

Emiliano García-Page saluda al obispo Julián Ruiz en presencia de la alcaldesa de Sigüenza, María Jesús Merino

Agradecer y dar testimonio

"La mano del señor está a punto de tocar de nuevo a la humanidad y se abre para suscribir una alianza nueva y en Navidad hemos de agradecer y dar testimonio", ha remarcado apelando al Espíritu Santo para que le ayude a seguir trabajando en el Sínodo iniciado y ya bastante avanzado de la diócesis.

Monseñor Ruiz ha dado gracias a todos los fieles por la oración y cercanía que le han demostrado durante el tiempo que ha pasado desde que se hiciera público su nombramiento; ha agradecido la capacidad de servicio ofrecida y "que la Virgen María interceda por nosotros para que el Señor nos conceda fortaleza, seguridad y constancia".

También ha tenido palabras de agradecimiento para su antecesor, el prelado Atilano Rodríguez, en una celebración eucarística a la que han asistido cientos de personas, entre ellos, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; el presidente de las Cortes, Pablo Bellido; el presidente de la Diputación, José Luis Vega; y las alcaldesas de la ciudad del Doncel y de Guadalajara, María Jesús Merino y Ana Guarinos, además de autoridades civiles, militares, judiciales, del mundo educativo, y numerosos fieles.

Emiliano García-Page saluda al nuevo obispo Julián Ruiz

Emiliano García-Page saluda al nuevo obispo Julián Ruiz

Toma de posesión del nuevo obispo de Sigüenza-Guadalajara, Julián Ruiz

Toma de posesión del nuevo obispo de Sigüenza-Guadalajara, Julián Ruiz

El primer acto episcopal que ha realizado el ya obispo de la diócesis ha sido un acto oracional tras ser presentado por el Nuncio Apostólico y una vez que este le ha hecho entrega del báculo, simbolizando la sucesión apostólica.

Una ceremonia en la que, al igual, el Nuncio ha destacando el "encomiable sentido de servicio" de su predecesor, el ya obispo emérito Atilano Rodríguez.

En yegua blanca

El obispo Julián Ruiz, como manda la tradición, ha entrado en yegua blanca en Sigüenza, sobre la que ha realizado un tramo del recorrido hasta la catedral, trayecto que Ginebra -nombre de la yegua- ha realizado casi a galope, sin que ello haya echado atrás al nuevo prelado, que se ha mantenido recto y saludando a los fieles que le esperaban en el camino, al son de los dulzaineros.

El último tramo hasta la catedral, lo ha realizado a pie, cruzando una bellísima alfombra realizada por los seguntinos con serrín, trigo, sal, espelta y posos de café.

Ana Guarinos, alcaldesa de Guadalajara, saluda al nuevo obispo Julián Ruiz

Ana Guarinos, alcaldesa de Guadalajara, saluda al nuevo obispo Julián Ruiz

Toma de posesión del nuevo obispo Julián Ruiz

Toma de posesión del nuevo obispo Julián Ruiz

La diócesis Sigüenza-Guadalajara cuenta con dos sedes, una en la ciudad del Doncel y otra en la capital alcarreña; su población es de unos 270.000 habitantes, repartidos desigualmente, y, tal y como ha querido resaltar el ya obispo saliente, Atilano Rodríguez, de "profundas raíces cristianas".

Una diócesis, ha añadido, que también sufre los efectos de la secularización y de una despoblación "difícil de frenar" en las zonas rurales, pero cargada de historia, ha añadido. Una ceremonia de casi dos horas de duración a la que han asistido cerca de un millar de personas.