Antonio Serrano junto a varias de las tinajas que emplea para hacer vino en Villarrobledo (Albacete).

Antonio Serrano junto a varias de las tinajas que emplea para hacer vino en Villarrobledo (Albacete).

Albacete

Antonio Serrano, el enólogo de Albacete que hace vino en tinajas de barro: "Es rentable si produces 15.000 botellas"

Su vino 'Las Marianas Airén' ha sido nombrado Mejor Airén de España por la Guía SeVi 2025.

Más información: La mejor bodega revelación de España está en un pueblo de Albacete: "La clave es la pasión y se refleja en los vinos"

Publicada

Entre tinajas de barro centenarias y viñedos de más de 50 años, Antonio Serrano y su familia producen no solo el mejor Airén (variedad de uva blanca) de España sino que han recuperado la tradición vitivinícola de Villarrobledo (Albacete) para conseguir vinos adaptados al nuevo público, cada vez más exigente.

Este joven de 33 años, inquieto, soñador y enólogo de carrera atiende por teléfono a EL ESPAÑOL de Castilla-La Mancha tras convertirse en el alma de la bodega que lleva su nombre y cuya historia se remonta varias generaciones atrás.

"Mi bisabuelo tenía una pequeña bodeguita cerca de la iglesia de Santa María donde vendía vino para todo el barrio. Había más de 300 bodegas así, de barrio. Mi otro bisabuelo, por parte de mi madre, era el enólogo del Marquesado de Villena", explica con orgullo.

La familia Antonio Serrano.

La familia Antonio Serrano.

A partir de los años 40, esa tradición vinatera se pierde porque ni sus abuelos ni sus padres continuaron elaborando dicha bebida alcohólica. "Mantenían las viñas casi por obligación porque mi padre, por ejemplo, era albañil", recuerda.

Décadas después y tras formarse en los mejores viñedos de Ribera del Duero, la Rioja y Montpellier, Antonio decidió resucitar la explotación en el año 2015 siguiendo su vocación y contando con el apoyo de los suyos, especialmente el de sus dos hermanos: Guada (ingeniera agroalimentaria) y Javi (ingeniero industrial).

Antonio Serrano examinando un vino.

Antonio Serrano examinando un vino.

"Me di cuenta que ni en Rioja ni en Ribera hacían vinos mejor que nosotros. Lo que nos faltaba era identidad", narra. Con esa seguridad, decidió recuperar el legado vinatero de sus antepasados, huyendo del modelo industrial y apostando por una filosofía artesana que está siendo la revolución silenciosa de los vinos manchegos.

Su particular crianza y conservación en auténticas tinajas de barro centenarias que se remonta a miles de años está conquistando paladares en todo el mundo. Prueba de ello es el reciente galardón que ha cosechado su vino 'Las Marianas Airén', nombrado Mejor Airén de España por la Guía SeVi 2025 y el reconocimiento como Bodega Revelación del país en los Best In Class Wine Awards 2024.

En la actualidad, el proyecto de Antonio Serrano cuenta con nueve hectáreas de viña vieja en Villarrobledo y 2,3 hectáreas de cepas en Villálvaro (Soria), en plena Ribera del Duero, algunas de ellas plantadas hace más de 80 años.

Una viña vieja de su bodega.

Una viña vieja de su bodega.

Apuesta por el cultivo en altura en plena llanura manchega, entre 750 y 1.000 metros de altitud, por el sabor y carácter que aporta. "Cuanto más alta está una viña, mejor sale el vino porque hay más contraste de temperatura entre el día y la noche y permite que la uva conserve su acidez y complejidad aromática mientras madura lentamente", detalla el joven enólogo.

El vínculo con el territorio y la familia se plasma en los nombres de los vinos de Antonio Serrano. "Tenemos un tinto que se llama Cerro Pasaconsol, el punto más alto del término de Villarrobledo, unos 920 metros donde nació mi abuelo", afirma.

Alguno de sus vinos.

Alguno de sus vinos.

En esas tierras donde antes pastaban lobos y pastores, ahora hacen vinos frescos, vibrantes y elegantes con una admirable capacidad de envejecimiento y que son una ventana hacia el paisaje de La Mancha.

Más allá de las tinajas de barro, el proceso es artesano desde el inicio. La vendimia es completamente manual y altamente selectiva. "Utilizamos cajas pequeñas de plástico para recolectar, ya que evitamos que el fruto se aplaste o sufra daño", puntualiza.

Antonio y su hermana recolectando.

Antonio y su hermana recolectando.

La elaboración es fiel a la historia local gracias a esas tinajas de barro. "Villarrobledo ha sido el mayor fabricante de tinajas de toda Europa. La clave es que el barro de aquí tiene mucho silicato, como el cristal", apunta.

Esta composición hace que estos recipientes apenas transpiren y se conserven completamente secos por fuera, algo casi imposible en barricas de madera, por ejemplo. "Esa microoxigenación, sin llegar a empapar como un botijo, es lo que diferencia nuestro vino", añade Antonio.

Algunas de las tinajas que han recuperado.

Algunas de las tinajas que han recuperado.

En muchos casos, estas tinajas se rompían por desuso. Ahora, la bodega Antonio Serrano les ha dado una segunda vida. "Mucha gente entraba con las máquinas en las casas para romperlas; nosotros las rescatamos".

Tinaja de Villarrobledo en una casa antigua.

Tinaja de Villarrobledo en una casa antigua.

Un trabajo minucioso pensado para que el producto final tenga unas características únicas. El portafolio de vinos de esta peculiar bodega es amplio y variado, destaca por supuesto 'Las Marianas Airén', pero también el Tempranillo, el Cerro Pasaconsol y etiquetas que combinan diversas variedades autóctonas y foráneas.

Ese amor por la tierra y por sacar la máxima calidad se extiende al área comercial a pesar de que la rentabilidad a veces es difícil de encontrar. "Cuesta mucho vender el vino y más con la fama que tenemos en Castilla-La Mancha de producir mucho y sin calidad", lamenta.

Para el enólogo "hacer vino artesanal no es tan rentable como hacerlo a granel. Es poco rentable, necesitas producir como mínimo 15.000 botellas al año para sacar margen. Nuestro objetivo este año es llegar a esa cifra", destaca.

Antonio Serrano en su explotación vitivinícola.

Antonio Serrano en su explotación vitivinícola.

Además, hay que tener en cuenta que el consumidor ahora está mucho más formado en materia vitivinícola y tiene a su disposición más información. "Antes el vino era un alimento más, hoy se valora mucho más el trabajo que hay detrás, aunque el consumo es menor", subraya.

Para ello, han desarrollado catas y rutas guiadas por los viñedos y las tinajas para mostrar a los clientes de una forma transparente cómo trabajan y que conozcan de primera mano la historia y el proceso de cada vino.

En este contexto, la estrategia de Antonio es clara: venta directa y exportación. "La tienda online funciona bien y plataformas como Amazon o MarVía de Copa nos ayudan. En cuanto a otros países, exportamos al norte de Europa a mercados como Suecia".

Sobre los aranceles promovidos por Donald Trump, Serrano tiene claro que "aunque suban, el vino español sigue siendo competitivo comparado con el americano", resalta.

Durante su reciente paso por Puerto Rico, comprobó personalmente el valor y la preferencia de los consumidores de allí: "El 90 por ciento del vino que se vende es español y no hay ninguna botella por debajo de 15 dólares en los supermercados", recuerda.

A pesar de las dificultades que implica elaborar vino artesano en La Mancha y la falta de mano de obra joven y especializada en el campo, Antonio Serrano y su proyecto familiar demuestran que detrás de cada etiqueta está "la herencia de nuestros abuelos, el esfuerzo diario y el respeto profundo por nuestras raíces".