
La cifra de autónomos no se ha beneficiado del buen momento del mercado laboral.
El empleo público en Castilla-La Mancha crece tres veces más que las altas en el régimen de autónomos desde 2012
El número de trabajadores en las administraciones públicas aumenta de forma constante; el volumen de profesionales por cuenta propia se estanca.
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La evolución de la cifra de trabajadores autónomos de Castilla-La Mancha muestra una insólita estabilidad. Desde 2012 hasta marzo de 2025, último mes del que se ofrecen datos completos, la región ha tenido entre 140.000 y 152.000 empleados bajo este régimen. El guarismo más reciente sitúa la cifra de los profesionales por cuenta propia en 148.613 personas en la región. El dato incluye a los casi 16.000 inscritos en el sistema especial de trabajadores del agro.
En paralelo, el número de personas que trabajan para las administraciones públicas ha crecido de forma sostenida en los años más recientes. Este colectivo incluye a los funcionarios de carrera y al personal laboral. En el segundo trimestre de 2024, la región acumulaba 147.490 trabajadores en los niveles central, autonómico y local, según los datos que ofrece el Ministerio de Hacienda. Se trata de una cifra muy superior a la que había al inicio de 2012, cuando el volumen de empleados públicos alcanzaba las 131.505 personas en la región.
Entre el inicio de 2012 y el ecuador de 2024, el número de trabajadores al servicio de las administraciones públicas en Castilla-La Mancha ha aumentado un 12,2%. En el mismo periodo, el volumen de autónomos ha repuntado casi un 4% (se comparan los 144.144 autoempleados del primer mes de 2012 con los 149.867 de junio del pasado año). La dispar evolución en ambas categorías confirma dos realidades: por una parte, el número de empleados adscritos a las administraciones públicas se ha igualado con el de trabajadores por cuenta propia; por otra, el empleo público en la región crece a un ritmo tres veces superior al del trabajo que no está sujeto a un contrato.
El incremento de la población en Castilla-La Mancha y la mejora registrada en su mercado laboral impactan con más fuerza en el empleo público. La estabilidad que caracteriza a estos puestos de trabajo se consolida como un atractivo para miles de personas que tratan de acceder a diferentes funciones relacionadas con la enseñanza, la sanidad o los cuerpos de seguridad.
Por su parte, los autónomos operan en un contexto de mayor inestabilidad. Además, durante la década larga analizada, este colectivo ha sufrido el revés de la pandemia. Entre marzo de 2020, fecha de inicio del primer confinamiento, y el posterior abril, se perdieron casi 2.300 altas en este régimen en la región. Afortunadamente, la cifra de trabajadores del colectivo con que se inició la crisis sanitaria en la región recuperó el nivel perdido en julio de aquel año.
Cabe reseñar la evolución menguante en el número de autónomos que cotizan bajo el sistema especial para trabajadores por cuenta propia agrarios (SETA). Los más de 17.000 castellanomanchegos afiliados bajo este epígrafe en 2012 han recortado su peso hasta los 15.822 del último marzo. La tendencia muestra una menor proporción de autónomos dedicados a las tareas del campo, una circunstancia que podría estar relacionada con las jubilaciones y la consiguiente falta de relevo generacional de los titulares de las explotaciones agrarias de menor tamaño.
Tendencias invertidas
El Registro Central de Personal detalla cómo en Castilla-La Mancha el Estado cuenta con 17.235 trabajadores. Por su parte, la Administración regional añade 91.217 asalariados, mientras que el nivel municipal emplea a 39.038 personas en la comunidad. La suma supone 147.490 trabajadores. Sin embargo, el Instituto Nacional de Estadística eleva hasta los 165.700 el número de castellanomanchegos ocupados en el sector público. El 21,7% de los trabajadores de la región desarrollan su actividad en torno a una administración pública.
El progresivo aumento de afiliaciones demuestra que la región vive un momento dulce en el mercado laboral, aunque el autoempleo apenas se beneficia de la coyuntura favorable. En cualquier caso, tampoco el tirón del sector público se adivina como el principal factor que impulsa el crecimiento del empleo en el conjunto del país desde el final de la pandemia. El fortalecimiento de las plantillas de las administraciones públicas ha añadido unos 6.800 puestos de trabajo en la región en el último lustro (datos de ocupación). En el mismo periodo, la cifra de ocupados se ha disparado en 103.300 personas.