Después de unos días extremadamente calurosos en Castilla-La Mancha, en plena cuarta ola de calor del verano, a finales de esta semana una vaguada meteorológica -un sistema atlántico de bajas presiones con frentes asociados- podría traer un giro de la situación meteorológica.

Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el domingo la situación se aliviará y las máximas podrían descender hasta los 33 grados en Guadalajara y Cuenca, los 34 en Toledo y Ciudad Real o los 36 en Albacete. Para el lunes, las máximas rondarán los 30 grados en toda la región.

De hecho, la Aemet habla de un "descenso casi generalizado de las temperaturas, acusado o incluso notable en zonas de interior", donde este martes se esperan máximas de 41 grados a la sombra en los valles del Tajo y del Guadalquivir. 

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Pero es que, además de la bajada del mercurio, también se espera "abundante nubosidad con lluvias y chubascos en el extremo norte y Baleares que, con más incertidumbre, de forma menos probable y más débil y dispersa pueden afectar a otras zonas de las mitades norte y este, con posibles chubascos y tormentas, especialmente en montaña". En Castilla-La Mancha, sobre todo en el oeste, no se espera lluvia.

Pero todavía queda mucho calor. Según explica Víctor González, experto de Meteored, este martes se esperan las temperaturas más elevadas de este nuevo episodio de calor intenso. "Sin embargo, los mapas contemplan un posible cambio drástico en la segunda mitad de la semana por la posible llegada de una vaguada", explica.

La noche del lunes al martes ha sido especialmente complicada en algunos puntos de Castilla-La Mancha. Dos ciudades de la región se han colado en el 'top 10' de me máximas temperaturas nocturnas junto a ocho localidades extremeñas. Toledo, con 33,9 grados, y Almadén, con 33,7 grados, marcaban estos registros a medianoche.