Lo ve todo el mundo. El Gobierno de Pedro Sánchez tiene una mala relación con la verdad y eso le crea muchos problemas a nuestra paisana Isabel Rodríguez, la manchega portavoz de la Moncloa, que se merienda cotidianamente el marrón de lidiar con la canallesca y la media España que, como mínimo, está cabreada y a punto del estallido social. Lo de esta ministra no está pagado: salir todos los días del nido a que te pongan la cara colorá y sin una sola certeza sólida que llevarse al coleto. Una cosa hoy y la contraria mañana. Y lo peor de la fiesta: mirar al tendido y tener que verlo todo lleno de fachas porque es lo que dice el argumentario, y me voy mareando según la anestesia me destroza la vena.

El caso es que Isabel Rodríguez salió este fin de semana a la calle, pongamos en Puertollano, su pueblo, y allí estaban los “ultras”, claro, esperando a la portavoz para llamarla a careo: somos ultras, sí, pero del pan de nuestros hijos, le soltó Sandra Campos, la madre y mujer de un transportista, a la ministra portavoz, que pasó un mal rato con el agobio de la protesta pero que tuvo el detalle, porque es buena gente, de pararse a hablar con la mujer y sentirse comprensiva y cercana con el dolor y la angustia de tanta gente que lo está pasando tan mal en España. A Sánchez se le puede perdonar hasta la última voltereta del Sahara, pero el sapo cotidiano al que somete a Isabel Rodríguez no tiene un pase. Con lo bien que me cae y lo encantadora que es.

Así rodando el día nos enteramos de buena mañana de que el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page (del mismo partido de Sánchez, quién lo diría), ha suspendido este lunes su agenda oficial por culpa del covid, lo mismo que ya hizo el otro día su vicepresidente, José Luis Martínez Guijarro. Esto ya empieza a ser plaga en el Palacio de Fuensalida. En las pruebas de esta misma mañana, Page ha dado positivo, con síntomas leves, y ha tenido que cancelar su agenda de esta semana. Además sus consejeros, al menos los que han tenido más contacto con el presidente en los últimos días, tendrán que estar “vigilados” y a la expectativa de lo que pueda pasar. Un Gobierno en cuarentena. La incidencia del covid en Castilla-La Mancha es una de las más bajas de España, pero ni el presidente se libra: un demócrata y un tío elegante. Esta semana Paco Núñez, jefe de la oposición y mosca cojonera del Ejecutivo, con perdón, tendrá que darle una tregua a su mártir favorito. O no, que diría Mariano Rajoy.

Pero lo más asombroso ha sido ver en la noche de este domingo al gran Eduardo Sánchez Butragueño, autor del maravilloso blog Toledo Olvidado, en el programa de la tele “Cuarto Milenio” con Iker Jiménez. Aparte de la apostura televisiva de este toledano impagable, sin despeinarse y dando en cámara como un profesional de la cosa, lo que a mí terminó por impactarme y me estremeció fue la historia casi de miedo que llevó al programa y cómo supo abordarlo. Con qué misterio, con qué soltura, con qué conocimiento y documentación. Un rato sin desperdicio. Ya sabíamos de la altura de Sánchez Butragueño y de su insobornable pasión toledana, pero la fotografía con la imagen fantasmal de una monja en Toledo, y todo lo que giró en torno a ella, dejó un espacio de lujo en este “Cuarto Milenio” del que soy fan antigua y fiel. La foto del fantasma toledano da miedo, pero Sánchez Butragueño, adórenle por favor, da escalofríos de lo bien que lo hace, el tío. No se pierdan el programa de anoche y sigan su blog, que no tiene precio.

Y me voy, que tengo que reservarme una mesa en el restaurante conquense de los dos jovencitos Álex Paz y Olga García que, con 23 y 25 años, han montado en Huerta del Marquesado un sitio de lujo para comer bien con el inolvidable nombre de Fuentelgato y un exitazo total con lista de espera y creciente prestigio. La periodista María López ha publicado en este papel digital un magnífico reportaje que demuestra que las cosas bien hechas siempre funcionan, y lo de Olga y Álex tiene muy buena pinta. Os queremos, chicos, a seguir en el candelabro y un gran futuro.