Nos han contado

El herbicida sospechoso de causar cáncer en USA es muy utilizado en Castilla-La Mancha

17 agosto, 2018 00:00

El glifosato, herbicida de la compañía Monsanto que le ha supuesto a la alemana Bayer -su dueña desde el mes de junio- perder más de 10.000 millones de euros en bolsa en un solo día, es un producto que conocen bien los agricultores de Castilla-La Mancha. De hecho, desde hace años este herbicida es el más utilizado en los campos y cultivos de nuestro país para eliminar las malas hierbas. Tanta importancia tiene esta sustancia en la agricultura española que un reciente estudio de la consultora PwC -de abril de 2017- estimó que dejar de usar este herbicida en nuestro país tendría un impacto económico de más de 2.000 millones de euros al año y vería comprometido el empleo de cerca de 5.000 trabajadores en España.

La polémica con el uso del glifosato como herbicida es antigua pero estos días ha vuelto al panorama informativo en todo el mundo por la reciente sentencia de un Tribuna de California en la que un jurado popular ha impuesto a Monsanto una multa de 250 millones de euros por considerarle culpable del cáncer que padece un jardinero de 47 años, que denunció a la compañía estadounidense de transgénicos, al relacionar su trabajo durante años usando este producto con la enfermedad. Aunque la sentencia no relaciona directamente ambos hechos, por falta de pruebas, sí condena a la compañía por no avisar en su etiquetado de sus riesgos.

La demanda ha sido histórica porque es la primera que llevaba a juicio la relación entre el herbicida y el cáncer y porque aún hay otras 5.000 demandas abiertas en EEUU por este motivo, lo que podría suponer un agujero económico en la alemana Bayer que destinó 55.000 millones a la compra de Monsanto, la mayor operación de una compañía alemana fuera de su país, y cuya unión ha creado la mayor compañía agroquímica del mundo.

Pero, ¿en realidad es tan tóxico este producto? Según la investigadora en Biotecnología Vegetal Rosa Porcel Roldán, de la Universidad Politécnica de Valencia, no hay evidencias de este relación. "En marzo de 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), perteneciente a la OMS, calificó el glifosato dentro del grupo 2A. Esto quiere decir que es "probablemente carcinógeno para el ser humano", junto con profesiones como trabajar de peluquero, en una freiduría y ser artesano del cristal. Está al mismo nivel que tener turno de noche, consumir carne roja y las bebidas muy calientes. Nada de esto ha sido prohibido", afirma la investigadora en el portal The Conversation.

En España, según el informe de PwC titulado Impacto socioeconómico de la Agricultura de Conservación y de la no renovación de la autorización del glifosato en España, el tratamiento con glifosato es especialmente habitual en cultivos como los cereales, cultivos industriales, frutales, olivar o viña. De forma agregada, la superficie tratada con glifosato asciende a 3,9 millones de hectáreas, aproximadamente el 28% de la superficie de cultivo total en España. La producción tratada con glifosato se estima en casi 19 millones de toneladas y en 5.900 millones de euros de valor, lo que supone el 23 y el 21% respectivamente de la producción agrícola en España.

No solo Monsanto vende este producto en España. Desde que perdiera su patente en el año 2000, muchas compañías se han lanzado a competir en el mercado del glifosato en España y más de 15 empresas, muchas de ellas españolas, venden el producto.