Coincidiendo con el escrutinio que el banco está realizando para buscar un sustituto a Manuel Azuaga como presidente de Unicaja, -la entidad malagueña sondea para el cargo a algunos exdirectivos de sus grandes competidores en el mercado bancario- este miércoles está previsto se reabra la mesa de negociación con la plantilla a petición de los sindicatos del banco. Una convocatoria que volverá a reunir a las organizaciones sindicales con los directivos de Unicaja para abordar idénticas cuestiones y orden del día que no pudieron atajarse el pasado 30 de noviembre, cuando los representantes de los trabajadores dieron por rotas las negociaciones al negarse aceptar la propuesta salarial ofrecida por Unicaja.

Una proposición que, aún sin disgustar a las partes implicadas, no beneficia al conjunto de la plantilla, pues con su establecimiento se pretendía financiar la norma colisionando las prestaciones en diferido sujetas al IPC de los prejubilados. Una fórmula que permitiría financiar exclusivamente el modelo retributivo de los trabajadores en activo, cuyos salarios los sindicatos aspiran poner a la altura del resto de las plantillas de los bancos españoles, al considerar que se encuentran entre los peor remunerados del sector. Una situación que se prolonga desde la etapa al frente del banco del asturiano Manuel Menéndez, cuando se tomaron decisiones que afectaron sobremanera al clima laboral de la entidad, provocando una “desconexión moral de los trabajadores y trabajadoras con la empresa”, según los sindicatos.

Una posición que en la reunión de este miércoles las partes integrantes de la mesa negociadora esperan revertir en beneficio de una plantilla harta de una precaria situación laboral que se dilata en el tiempo. Una atmosfera encallada que albergó esperanzas de conciliación tras el nombramiento de Isidro Rubiales como nuevo CEO del banco. Un directivo “de la casa” que conoce la singularidad de Unicaja, y que además en su designación contó con la aceptación mayoritaria de los trabajadores. Sin embargo, sus primeros pasos al frente de la entidad no están siendo a la altura de las expectativas postuladas por la plantilla. Un colectivo cuyos representantes sindicales acuden hoy a la mesa de negociación con la esperanza de ver resueltas sus demandas y necesidades de una vez por todas, dejando zanjada una situación laboral que parece enquistada por la terquedad de los contendientes. Una circunstancia consecuencia sobre todo de los sucesivos procesos de fusión por los que ha atravesado Unicaja durante los últimos años, que en absoluto contribuyen a calmar el clima de crispación y frustración que sustentan los empleados del banco.