Resultó lamentable comprobar a la salida de los juzgados toledanos el estado físico del médico de Camarena que fue agredido al ir a atender una emergencia en esta localidad. Una acometida que todavía arrastra graves secuelas, que ahora juzgan los Tribunales de Justicia, y que obligan al facultativo a precisar de ayuda para su normal desenvolvimiento.

No es el único caso de personal sanitario agredido en el desempeño de sus funciones. Más recientemente han tenido lugar casos similares en Menasalbas, Quintanar de la Orden, Albacete, Santa Olalla… y en tantas otras localidades de Castilla-La Mancha. Al parecer, ya nadie se acuerda de los aplausos de las ocho de la tarde a nuestros sanitarios, aquellos homenajes sinceros hacia unas profesionales ejemplares que se dejan la piel intentando revertir la curva de contagiados de una pandemia que ya lleva cobradas cientos de miles de víctimas e infectados en todo el país.

Una situación que ha provocado una presión sin precedentes hasta ahora en el sistema de salud, desbordando hospitales, ambulatorios y centros de salud de Castilla-La Mancha. Una circunstancia que, junto con la secular escasez de recursos humanos, han convertido a médicos, enfermeras y resto de personal sanitario en el blanco preferido para volcar la frustración de muchos pacientes y familiares en forma de agresiones y hostilidades de diversa consideración. Una crispación social motivada principalmente por disconformidad con las indicaciones del médico, demora en la asistencia sanitaria, malestar con el funcionamiento interno del centro, o con informes no acordes con las exigencias del paciente. 

Causas que no son nuevas, pero que en los tiempos actuales se han incrementado ante la carga excesiva de trabajo, prácticamente inasumible, que sufren estos profesionales, obligados a suspender descansos, días libres, y a multiplicar sus guardias. Una dedicación, muy a su pesar, todavía insuficiente para frenar la demanda que exigen las nuevas olas de la pandemia con un cada vez mayor número de municipios en Castilla-La Mancha en riesgo extremo, también de contagiados, hospitalizados, ingresados en UCI y fallecidos.

Las agresiones al personal sanitario ya sean físicas o verbales, nunca están justificadas. Los médicos y médicas, enfermeros y enfermeras no son, en absoluto, culpables de la actual situación sanitaria que estamos atravesando, ni de sus consecuencias. Hemos pasado de estar enamorados de todos ellos a amenazarlos y atacarlos. Cesan los aplausos, pero permanecen las agresiones. Lamentable.