Cruz Galdón

Cruz Galdón

La tribuna

¡Ay los cuerpecitos!

10 mayo, 2023 07:35

¡No queremos ser esclavos del cuerpo! Cuántas veces lo he oído y dicho. ¡Vivan los cuerpos serranos y con redondeces! Pero que vivan bien.

La queja o el suspiro está ahí, bien porque no queremos envejecer o porque no queremos engordar o porque no deseamos pasar desapercibidos y nos gusta lucir palmito. En definitiva, gustar y gustarnos.

Con el calorcito adelantado de esta primavera casi verano, nos deshacemos de abrigos y ropajes del invierno y nos salen esas preciosas redondeces acumuladas por el sofá y los buenos platos de cuchara, las vulgarmente llamadas lorcitas, vamos. Entonces nos aprieta el botón y la mala sangre, además de la culpa por no habernos cuidado más.

Las citas a endocrinos y dietistas son casi batallas que lidiar que postergamos para septiembre, y la desgana y el desaliento se unen para machacar la emoción y la ilusión de iniciar las estupendas dietas milagro. Entre tanto ni la boca ni el estómago se cierran para buscar los manjares que nos tientan.

Hay que cuidarse, señoras y señores, claro que sí, pero no vivir obsesionados por el cuerpo que nos gustaría tener, despreciando el que tenemos y nos da vida.

Y ahí vienen esas preciosas terapias, descansos y meditaciones que también alimentan al cuerpo, pero no lo engordan, salvo al alma.

Aunque, con las vidas que llevamos, nos da más tiempo para alimentar las redondeces que para limar las aristas de nuestro ser interior.  Ambas son imprescindibles para que sigamos vivos y con calidad de vida, pero ¿cómo vamos a encontrar la paz interior si no tenemos tiempo para mirar hacia dentro?

Nos pasamos la vida dando y quitando a nuestro cuerpo. Deshojando margaritas en aras de lo que toca padecer. ¡Qué pena!

Cuando veo las fotos de mis preciosas antepasadas con sus voluptuosidades, tan orgullosamente satisfechas de las mismas, arrogantes y engalanadas, me cuestiono si me equivoqué de época al nacer.  Al menos hubiera estado más de moda mi cuerpecito serrano.

En realidad, no me equivoqué. Porque una nace cuando le toca poner su granito de arena en este mundo de locos. Y yo quisiera, no tanto sembrar con mis pensamientos, pero sí hacer valer la importancia de la belleza de cuerpo en su justa medida, edad y estaciones, así como en el asombroso interior que le da sentido. Sí al unísono y en armonía con los años y el bienestar.

Lo sano es beneficioso, de eso no cabe duda, y los kilos no benefician a nadie, máxime cuando también hacen daño a la autoestima. Pero no deberíamos sentirnos arrastrados por cánones de extrema delgadez y eterna juventud que dañan tanto o más que los kilos.

Cuando veo a chavales con catorce años que no quieren comer para ser aceptados en el rebaño de sus congéneres y a chicas que rechazan ser felices con un helado porque eso significa no poder ponerse la minicamiseta que está de moda —pero eso sí, se meten todo el alcohol que les engorda mucho más—, me cuestiono qué será de ellos cuando sus cuerpos cambien con el paso de los años. ¿Qué caldo de cultivo estamos creando para hacerles absolutamente inseguros e infelices?

Si ya de por sí aceptarse es un poema incluso con el paso de los años, si no existe un aprendizaje previo es bastante complicado de aceptar, cuanto más no será para los jóvenes, los maduros del mañana.

Vernos tal como somos, querernos y cuidarnos en esa realidad, sin complejos, sin inseguridades, sin sentir ojos como espadas que cortan pedazos de las lorcitas como si de jamones se trataran porque así serías más bella o guapo es la meta de los otros, pero no la propia.

Los años cambian, arrugan y dan experiencia y sabiduría. Los años también embellecen a las personas marcando sus rasgos externos e internos, al igual que pueden afearnos hasta asustar al miedo cuando no aceptamos lo que ya es nuestrro.

Cuidar la mente, el cuerpo y el alma es de obligado cumplimiento, y no solo en primavera. Porque la primavera hay que vivirla, disfrutarla, sentirla y no sufrirla en aras de un verano con un cuerpo de pieles caídas.

Somos tal como somos, no vídeos TikTok.

Con esta reflexión, no quiero dejar de lado la importancia del aspecto exterior, que sin duda nos acerca o aleja de la sociedad. La intención es armonizar dicho aspecto con la realidad del momento y la felicidad de estar vivo, así como la necesidad de cuidarnos en todo momento. Porque nadie hará más por nosotros que nosotros mismos. 

Paco Núñez en el coloquio del 'Club Siglo XI'. Foto: PP CLM.

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