Alcanzar un gran Pacto de Estado por la Educación en España es una de las principales asignaturas pendientes de la democracia en nuestro país. Siempre lo hemos dicho: la educación es uno de los pilares de un sistema democráticamente saludable y social y el principal motor de crecimiento, progreso y desarrollo en las sociedades libres. Sin un buen sistema educativo es imposible avanzar y nos parece sintomático que hasta ahora en España, en cuatro décadas de democracia, no se haya producido nunca un consenso nacional en torno a la educación, tan necesario como inexplicablemente inalcanzado.

Por eso ha sido un motivo de esperanza el anuncio realizado por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, para poner en marcha a partir del otoño un proceso de diálogo que culmine con un gran pacto por la educación en nuestra comunidad autónoma. Un acuerdo general que establezca de forma sólida los principios y valores del sistema educativo a lo largo de un plazo mínimo de una década, tal como se refleja en la propuesta del propio presidente castellano-manchego.

Aunque de momento se trata tan sólo de un compromiso que habrá que formalizar y dotar de contenido real, nos parece que el mero anuncio en sí mismo ya es importante y significativo, entre otras razones porque demuestra una conciencia del problema latente por parte de la máxima autoridad regional. Que el presidente de la Junta tenga clara esta situación es un indicador de que hay esperanza de futuro y estamos en el buen camino. Castilla-La Mancha, como el resto de España, exige y necesita un sistema educativo de alta calidad y pensamos que este reto es uno de los mayores desafíos que tenemos en nuestro país y en la región en los próximos años.