Editorial

La grave situación de Fomento como signo de un gobierno paralizado por Podemos

5 junio, 2017 00:00

Si hubiera alguna duda sobre las dificultades por la que pasa el gobierno de Castilla-La Mancha que preside Emiliano Garía-Page, la consejera de Fomento, la talaverana Agustina García Élez, ha venido a despejarlas. En realidad no ha hecho más que repetir el mensaje que el Ejecutivo está lanzando desde que Podemos rechazó de forma sorpresiva y con evidentes trazas de traición la Ley de Presupuestos que previamente había pactado con el PSOE. Es decir, cargar las culpas por completo sobre los dos diputados morados y responsabilizarles de la paralización de Castilla-La Mancha, del frenazo a las políticas sociales, de la falta absoluta de inversión y de no poder aplicar el “mejor presupuesto de la región” de la última década, según palabras textuales de García Élez. La aportación novedosa de esta consejera al discurso de argumentario del Gobierno es que expone de forma descarnada la situación y la falta de futuro si uno de los dos partidos de la oposición, Podemos o el PP, no se aviene a apoyar el presupuesto del PSOE. Élez asumió esta nueva responsabilidad justo el mismo día en el que García Molina y Llorente echaron abajo las cuentas del Gobierno, por lo que está sufriendo desde el minuto uno de su mandato lo que es trabajar al frente de una consejería, en este caso una de las más inversoras, sin tener dinero para hacerlo.

Ella misma reconoce que 2017 era un año clave para su departamento, igual que lo es para el resto de consejerías, porque iba a recuperar el 9 por ciento del presupuesto que perdió el ejercicio pasado. Si no hay cuentas no habrá tampoco recursos para la rehabilitación de viviendas, para la mejora de las carreteras, para renovar el parque móvil… Inversiones que mejorarían las infraestructuras y que darían empleo a cientos de trabajadores. El gobierno espera que haya acuerdos parlamentarios para sacar adelante el presupuesto y en ese objetivo se tiene que emplear a fondo el presidente Page de forma directa y personal. Es su empeño y su responsabilidad. Y deberá ser muy cuidadoso a la hora de elegir el nuevo “socio” que le ayude a sacarlo adelante teniendo en cuenta que el anterior le traicionó, se mofó de él y no es en absoluto de fíar. Un gobierno que se precie no puede ser rehén de dos únicos diputados ajenos al partido que gobierna.