Editorial EDITORIAL

El consejero Felpeto acorralado por la oposición y los sindicatos educativos

30 mayo, 2017 00:00

No termina de llegar la paz educativa a Castilla-La Mancha. El nombramiento en su día de Ángel Felpeto como consejero de Educación tenía como principal objetivo situar a un hombre de diálogo y talante ante una Consejería tan importante y difícil como esta, pero han pasado muchos meses y la situación parece enredarse en enfrentamientos y polémicas constantes sin que se vislumbre una salida que pueda llevar la calma al sector. El problema es de gran envergadura porque se trata de la educación de los niños y jóvenes castellano-manchegos, que es una de las tareas más importantes y prioritarias que tiene cualquier gobierno autonómico en la España de hoy.

Felpeto se presenta en estos momentos como un consejero acorralado desde la oposición y los sindicatos educativos, muy combativos siempre frente a una Administración autonómica que parece debilitada y ante la que el consejero no parece reaccionar. Las críticas a su gestión son cotidianas y variopintas y, con razón o sin ella, están creando un ambiente general de inestabilidad educativa que no puede ser bueno en absoluto para nadie. Parece sensato exigir diálogo en una situación como esta y que entre todos puedan alcanzarse soluciones posibles a los problemas del sector con el objetivo final, no sólo de acabar este curso con toda la normalidad posible, sino empezar el próximo sin traumas ni deberes pendientes.