El presidente del PP de Castilla-La Mancha, Paco Núñez, lleva tiempo intentando cuajar la estrategia de que, lejos de ser el verso suelto del PSOE, en realidad Emiliano García-Page es una “sucursal” de Pedro Sánchez y, por tanto, un político sanchista al uso que intenta parecer otra cosa ante la gente. Núñez ha dicho reiteradamente que García-Page es un sanchista más entre los barones socialistas, entre otras razones porque, pese a lo que diga públicamente, en privado nunca se enfrenta a Sánchez y, además, los diputados castellano-manchegos en el Congreso siempre votan a favor de las políticas sanchistas.

Núñez juega bien sus cartas y ha establecido un discurso que tiene sentido y puede calar entre muchos ciudadanos, pero es una estrategia que, a partir sobre todo de las declaraciones de Page de este lunes, tan espectacularmente antisanchistas y con tanto impacto en la política nacional, queda desmontada por los hechos y por las propias reacciones que se han producido en el PP, especialmente por parte del líder nacional, Alberto Núñez Feijóo, y este mismo martes el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.

Entre otras cosas, el presidente de Castilla-La Mancha defendió a Feijóo frente a los ataques del Gobierno de Sánchez, unas palabras que agradeció el propio líder de los populares y que después ha venido acompañada de algunos elogios. Martínez-Almeida, de hecho, ha dicho que lo que dijo Page es lo que piensan la mayoría de los españoles, algo que Feijóo remató este mismo martes al afirmar significativamente que el presidente de Castilla-La Mancha es el “portavoz de muchos socialistas” que no están de acuerdo con la deriva de Sánchez.

Estas palabras de líder nacional del PP rompen claramente la estrategia de un Paco Núñez que, con gran esfuerzo y voluntad, ha visto el fuerte impacto que el campanazo de Page ha tenido en la política nacional. A falto de ocho meses para las elecciones autonómicas y municipales de mayo, Núñez tendrá probablemente que replantarse un diseño político que, después de lo que está ocurriendo esta semana, parece difícil de mantener. El impactante mensaje del presidente socialista de Castilla-La Mancha, cuestionando en canal las políticas del sanchismo, difícilmente se compadece con considerarse como una “sucursal” del inquilino de la Moncloa.