El presidente de Castilla-La Mancha y secretario general del PSOE en esta región, Emiliano García-Page, endurece su posición crítica con algunos aspectos de la gestión del gobierno de Pedro Sánchez.

Sus declaraciones de la semana pasada en las que afirmaba que en "el PSOE solo hay un jefe, los demás monaguillos" coparon titulares en portada de todos los medios nacionales. No era para menos puesto que venía a denunciar la nueva situación de este Partido Socialista que ha centrado todo el poder en su secretario general. Lo dijo Page tirando de ironía, pero se le entendió perfectamente y le produjo urticaria a otros dirigentes, como el veterano presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que replicó ofendido que él no es monaguillo de nadie.

Hasta el momento se ha pensado que Page mantiene su tono crítico con el Gobierno central en aspectos como las lenguas, el separatismo o la reforma de la Constitución porque en una región conservadora como Castilla-La Mancha el distanciamiento con Pedro Sánchez le reporta beneficios electorales. Sin embargo, la cosa parece ir más allá y Page mantiene ese discurso anti-Sánchez por convencimiento práctico e ideológico, es decir, con el paso de los días se siente más alejado de las políticas que lleva a cabo el ejecutivo de coalición del PSOE y Unidas Podemos, y además parece intuir que las cosas no podrán seguir así por mucho tiempo.

El viernes pasado el presidente castellano-manchego no quiso echar más leña al fuego al ser preguntado por Carlos Alsina en Onda Cero sobre la crisis de relaciones entre España y Argelia. Aún no queriendo atizar el incendio dejó un mensaje con gran carga de profundidad.

"Confío en que la Unión Europea pueda revertir el problema", aseguraba Page, que tiene las esperanzas puestas en que sea Bruselas la que finalmente reconduzca la crisis diplomática generada por Sánchez, después de reconocer que "es serio lo que está pasando" y puede conllevar graves consecuencias, sobre todo en el plano migratorio.

Page no eludió hablar de las causas que han generado la crisis diplomática y el bandazo de Sánchez con Marruecos, diciendo que "algo grande ha debido de haber para el giro que se ha producido en la distancia diplomática con Marruecos". No ha querido decir la razón, seguramente porque no la conoce, ni ha entrado en que el asunto tenga que ver con el contenido sustraído del móvil de Pedro Sánchez tras su infección por Pegasus. "En las grandes claves internacionales hay temas de largo alcance que sólo los gobiernos conocen", ha zanjado. Pero ahí queda su frase para la historia: "Algo grande ha debido de haber".