Las Convenciones son eventos de influencia norteamericana que nosotros convertimos en Esperpentos. Como los sistemas de elecciones Primarias en los partidos políticos. Pura imaginería.

El PP organiza una Convección para ensalzar a su actual presidente. Intentan creérselo ellos para que se lo crean los demás. Por eso no importa lo que se diga, sino “copar la agenda informativa”. Que se hable, aunque sea mal. Sin embargo, deberían haberlo preparado de forma menos chapucera. Y eso que previamente se había calentado el ambiente en los medios afines con encuestas que nadie critica y todos asumen. Lo de cuestionar encuestas, al parecer, solo va con las que hace el CIS. Según esas encuestas, el PP y VOX estarían a punto de conseguir la mayoría. Aunque llevan en esa posición desde que comenzó la legislatura. En cuanto el viaje al Centro, que era objetivo de la Convención, de momento se aplaza. Ya se buscará en otra ocasión.

Los actos se organizan para lucimiento del candidato, no para que le roben protagonismo o descubran sus intenciones programáticas. El primero que le chafó al Sr. Casado fue Rajoy cuando le dijo que no debía apoyar la subida automática de las pensiones en relación con el IPC. Y efectivamente, en el Congreso de los Diputados se opusieron al anteproyecto de ley de reforma de las pensiones en el que se fija esa fórmula. Y en ello se han ratificado en sus intervenciones finales. Así que atentos pensionistas y cercanos a la jubilación. Con las propuestas del PP, los pensionistas perderían el 40% del poder adquisitivo en los próximos años, según un Informe del  Banco de España, nada seguidista del gobierno actual.

Al día siguiente presentaban al Sr. Sarkozy que, no solo ya está condenado a tres años por corrupción, sino que al día siguiente de ser señalado como ejemplo por el Sr. Casado, era condenado por haber recibido donaciones para su campaña electoral del depuesto Gadafi. Claro, que se podían haber ahorrado los “buenos ejemplos” del francés, si atendemos a los procesos judiciales contra el PP ya celebrados, más los que están en curso o los pendientes.

Se recurre a un escritor famoso para introducir en la Convención un cierto aire intelectual. El Sr. Vargas Llosa, que era el  invitado, expresó algo tan sorprendente como que la libertad no es lo importante a la hora de votar, sino votar bien, que si no se paga caro. ¿Puede existir democracia sin libertad? ¿En qué consiste votar bien? Y queda la Sra. Ayuso y su excursión a Nueva York y Washington como contraprogramación a la Convención.

Todos sus propósitos desde allí consistían en dar titulares para la prensa de aquí y materia grafica para la televisión que ella controla. Algo que ya hizo Pujol en su momento con excelente resultados. Nada mola tanto a un hispano como una fotografía con la Casa Blanca de fondo. Se sostiene desde antiguo que la ignorancia es muy atrevida. Hoy, en tiempos de ignorancia “premium”, la afirmación tal vez carezca de significado. Sin haber leído, según han declarado los obispos españoles, la carta del Papa al presidente de México, la Sra. Ayuso ha criticado al pontífice por sus palabras. No solo no lee sino que además ha demostrado ignorar la compleja Historia de España en América tras el descubrimiento.  

Comparar “indigenismo” con “comunismo” es de una grosería que aterra. Total, la Convención deja más dudas que seguridades y la sensación de que el PP no avanza hacia un bipartidismo colaborativo, que sería una de las formulas democráticas para que España supere los restos de la crisis del 2008, la crisis sanitaria del 2019 y la crisis económica actual, consecuencia de la pandemia.