Ha comenzado la lluvia de encuestas. Las hay para todos los gustos. Unos y otros filtran a la prensa las que más les convienen, que contra todo lo que se piense a veces lo mejor es presentarse como perdedor, o al menos con la incertidumbre de quien quiere que sus fieles no se duerman el día de la votación. En la región la guerra psicológica de las encuestas está en plena efervescencia y, por eso, un indicio, una declaración o lo que se puede presentar como un generoso ofrecimiento para el adversario, puede ser más revelador de por dónde soplan los vientos que cualquier encuesta.

En la región, las posiciones de los dos grandes partidos están muy claras desde hace meses. El mensaje del PSOE es que o gobiernan ellos con mayoría absoluta o la región está abocada a un gobierno de derechas compuesto mayoritariamente por el PP y condicionado y contaminado por el radicalismo populista de Vox. Una desgracia para la región que, según la versión socialista, daría un paso atrás como, y en esto no están muy finos, en Castilla y León o Andalucía.

En el otro lado la estrategia fundamental es vincular a García Page con Sánchez. Al fin y al cabo, sostiene el discurso de los de Núñez, Page pertenece al PSOE y los desmarques que hace en política nacional respecto a su secretario general son puras operaciones de estética.

Los primeros, los socialistas de Page, juegan a meter miedo con Vox, los peperos de Núñez lo hacen con los aliados de Sánchez sin los cuales le sería imposible gobernar. En un lado, aunque reconozcan la moderación y los esfuerzos del partido de Feijóo, a muchos votantes se les hace demasiado cuesta arriba enfrentarse a la sombra de un partido como Vox, de la misma manera que a muchos posibles votantes de Page les repugna elegir una papeleta con el logo de la rosa y el puño cuando recuerdan los pactos con Bildu o Esquerra y lo que llevan detrás. En uno y otro caso el que logre imponer su discurso tendrá a su disposición una buena parte de aquellos caladeros de los que hablaba siempre Pepe Bono.

Pero, como decía al principio, a veces, como aquellos vuelos de las aves que observaban los romanos, aparecen indicios que dan idea de por dónde van las cosas y la declaración del otro día del secretario de Organización del PSOE, Sergio Gutiérrez, fue para uno muy esclarecedora, cuando pedía firmar ante notario con el PP el compromiso formal para que gobernara la lista más votada, algo que, como se comprobó en la primera legislatura de Page cuando sumó con Podemos, no estaba ni mucho menos en su cartilla de gobierno.

Ahora la propuesta ha aparecido y a uno, aparte de una inmensa metedura de pata de Sergio Gutiérrez, habitualmente rocoso y sin salirse nunca del guión, le resulta más significativa que cualquier encuesta.