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Blog de Lecturas

Leyendo la poesía de Raymond Carver

30 marzo, 2019 00:00

Pocas veces me animo a leer poesía fuera de los clásicos o los amigos. Si, además, el libro, como es el caso, está escrito originalmente en inglés, se añade otro argumento más para no leerlo. Pero cuando detrás está un escritor como Raymond Carver todo es posible, y después de muchos años me animé a comprar 'Todos nosotros', una selección de la poesía del narrador norteamericano (1939-1988) realizada por su mujer, Tess Gallagher, y publicada por Bartleby Ediciones en 2006, la misma editorial que publicara en 2005 un conjunto de relatos, artículos de crítica literaria y poesía bajo el título de 'Sin heroísmos, por favor' y que también he leído en estos meses.

Toda la obra narrativa de Carver está publicada en la Editorial Anagrama, dentro de su colección de bolsillo Compactos: 'Catedral', 'De qué hablamos cuando hablamos de amor','¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?', 'Tres rosas amarillas', 'Si me necesitas llámame' y la antología que sirvió de base para el guión de la película dirigida por Robert Altman, 'Vidas cruzadas'. Esos títulos a base de relatos cortos le sirvieron para ser catalogado como “el padre del realismo sucio” o “el Chejov americano”. Desde luego, a mi juicio, no ha existido en los últimos treinta años un narrador con la capacidad para absorber al lector con la intensidad con que él lo hace.

Algún buen amigo mío tacha a la prosa de Carver de fría y alejada del sentimiento que recorre a los personajes de Chejov. Yo no estoy de acuerdo. Los personajes de Carver se mueven, es cierto, con una aparente frialdad que es todo fuego en cuanto se hurga un poco más allá de las apariencias. La cercanía de Carver a Chejov está en el misterio encerrado en cada personaje de comportamiento aparentemente banal, y que se mueve en el más frío de los convencionalismos y las conversaciones huecas. Sin embargo, detrás de cada uno hay un misterio que nunca se llega a desvelar a lo largo del relato. En casi ninguno de sus relatos hay una explicación al comportamiento de los personajes. No hay final. Es la vida misma, sin explicaciones, moralejas o finales narrativos. Es la vida que pasa por delante y que arrastra el misterio de unas existencias que nunca desvelan su misterio.

Un hombre o una mujer que ha sido infiel, al día siguiente vive su existencia con la más absoluta de las normalidades. Si esa infidelidad se hurta al lector de manera explícita, pero el escritor lo introduce en las pautas del comportamiento, aparentemente rutinario del personaje se está en la base del relato de raíz chejoviana. El que más y el que menos de los personajes carverianos oculta un cadáver en el armario. El autor juega con esa ventaja. Al lector sólo le queda utilizar el método propuesto por Stanislawski para la “construcción del personaje” y reconstruir, en la lectura, el crimen que todos llevamos dentro.

Chejov sería grande sólo con sus relatos. Pero con su teatro estrenado por el “Teatro del arte” que dirigía Stanislawski alcanzó la cumbre de su arte. El método del director esta en la esencia del autor. Se trata, ante todo, hacer que el actor vea la vida interior del personaje que encarna desde sus gestos más comunes. Los grandes personajes de John Ford lo son tanto por lo que dicen como por lo que ocultan tras de sí, y en esa línea y en los últimos treinta años, nadie como Raymond Carver para contar y ocultar la existencia de los personajes comunes de nuestro mundo.

El Carver poeta abunda en su método narrativo, aunque por encima de todo se cuela algo más personal y más cercano, como no podía ser de otra forma, del ser humano que fue el escritor y que traslada al lector ese desconcierto y perplejidad que parece guiar su propio personaje. ¿Me habrá desconcertado? Como muestra bien puede valer el siguiente poema:

Toda su vida.

Me acosté a dormir la siesta. Pero cada vez que cerraba los ojos,

Pasaban lentamente cirros sobre el Estrecho

Hacia Canadá. Y las olas. Rompían en la playa

Y volvían de nuevo. Sabes que no suelo soñar.

Pero anoche soñé que estaba viendo

Un entierro junto al mar. Al principio me asusté.

Luego me inundó la pena. Pero

Me tocaste un brazo y dijiste: “No está bien.

Ella era muy vieja y él la amó toda su vida”.

Ahora Anagrama presenta esta edición bilingüe que mantiene el título de 'Todos nosotros. Poesía completa', con traducción de Jaime Priede, que seguro que será del agrado de sus muchos seguidores.

Raymond Carver. Todos Nosotros. Poesía completa. Ed. Anagrama, 2019. 648 páginas. 24,90 €.