Celebramos la Inmaculada Concepción, una fecha que nos recuerda nuestras raíces religiosas y culturales, pero que también nos invita a reflexionar sobre lo que hace grande a España. No hablamos solo de historia o de monumentos: hablamos de un país que, en su diversidad, su talento y su espíritu, tiene razones de sobra para inspirar orgullo.

España es grande por su historia. Cada rincón del país cuenta un capítulo apasionante; desde los castillos de León y los palacios de Granada hasta la majestuosa Alhambra y la Catedral de Santiago, nuestras ciudades son un museo al aire libre; pero nuestra historia no solo está en la piedra, está en la lengua que nos conecta con millones de personas en el mundo, en los descubrimientos que nos llevaron a nuevos continentes y en los escritores y pensadores que han marcado la cultura universal.

España es grande por su diversidad. Cada región tiene identidad propia, tradiciones únicas y una riqueza cultural incomparable. Andalucía nos brinda música y ferias llenas de color; Galicia nos regala paisajes verdes y leyendas milenarias; Cataluña nos deslumbra con su arquitectura y creatividad; Castilla y León nos recuerda la fortaleza de nuestra historia, Castilla-La Mancha la grandiosidad de una tierra descomunal y Canarias nos ofrece playas y volcanes que parecen de otro mundo. Y así, de norte a sur, de este a oeste, cada rincón de España aporta algo que nos hace especiales.

España es grande por su creatividad y talento. Nuestra literatura, desde Cervantes hasta Lorca, sigue siendo referente; nuestro arte, con Velázquez, Picasso o Dalí, continúa maravillando al mundo; nuestro cine y otros creadores, seduce a audiencias internacionales; y en el deporte, desde la selección de fútbol hasta los éxitos en tenis, baloncesto o atletismo, los españoles seguimos dejando huella. Este talento no es solo del pasado, cada día, la innovación, la ciencia, la música y la gastronomía españolas conquistan admiración global.

España es grande por su espíritu. Somos un país de resiliencia, capaz de levantarse ante crisis económicas, naturales o sociales. La solidaridad de los ciudadanos, la fuerza de quienes trabajan día a día por sus familias y comunidades, y la pasión con la que defendemos nuestras tradiciones y valores hacen que España no sea solo un lugar en el mapa, sino un sentimiento que llevamos dentro.

España es grande por su cultura y sus festividades. Celebramos la Inmaculada, pero cada año vivimos una explosión de tradiciones que nos unen: las Fallas de Valencia, los carnavales de Cádiz, la Semana Santa de Sevilla, las fiestas de San Fermín, los mercados navideños y tantas otras celebraciones que reflejan nuestra alegría, nuestra fe y nuestra identidad. Son momentos que muestran al mundo que España no solo tiene historia, sino también vida, pasión y color.

Ahora, en el Día de la Inmaculada, es un buen momento para recordar que España es mucho más que sus problemas o sus debates políticos. Es un país de grandeza tangible y de grandeza intangible, en su historia, en su cultura, en su gente y en su espíritu. Cada calle, cada plaza, cada canción, cada receta y cada gesto solidario son una prueba de que España merece nuestro orgullo y nuestro cariño.

España es grande. Hoy, mañana y siempre, España es un país que inspira admiración y amor. Celebremos su grandeza, porque la llevamos en el corazón y por ello es necesario que nadie, repito, nadie, destroce este maravilloso país.