No es Navidad, pero lo parece. Ya tenemos luces, en Toledo entre pocas y muy pocas, pero ahí están. Tenemos villancicos en bucle incluso colándose impertinentes en las manifestaciones contra la violencia machista. Es entre indignante y delirante que las palabras firmes de las mujeres contra los asesinatos y los abusos, en la capital toledana, tuvieran que competir este 25 de noviembre con Mariah Carey cantando su eterno All I Want For Christmas Is You.
Y tenemos, sobre todo, comidas, cenas, cañas y vinos de amigos, compañeros de trabajo, parejas de pádel o colegas de gimnasio. Un festival de amor fraterno, que fundamentalmente se convierte en un negocio redondo para los restaurantes. Si ya estamos pagando más de tres euros por un tercio de cerveza y hasta cinco por un vino en muchos bares de Toledo -yo me quedo loca- la llegada de las fiestas navideñas riza el rizo. Sí, señoras y señores, porque los menús de empresa -quien dice de empresa dice de grupos aunque no sean muy numerosos- son un fraude. No hablo de Nochevieja, ni de Navidad, ni de fechas muy señaladas. Hablo de cualquier comida o cena de más de seis personas durante todo el mes de diciembre.
Sé que esto que digo va a escocer al sector hostelero, pero me parece vergonzoso que tengamos que pagar un impuesto revolucionario por ir a cenar 10 amigos en diciembre. Si vas en octubre te cuesta menos y, en muchos casos, comes o cenas mejor. En diciembre, salir a cenar en grupo incluye pagar el impuesto revolucionario de la Navidad. Al igual que pasa con los menús de bodas, bautizos, comuniones o eventos varios, te cascan un plus solo por oler estos días ya a turrón y mazapán.
🎄💸 "En diciembre, salir a cenar en grupo incluye pagar el impuesto revolucionario de la Navidad"
— EL ESPAÑOL de Castilla-La Mancha (@elespanolclm) November 28, 2025
🗣️ @suerteasi, en sus primeros demonios navideños, dispara contra una realidad muy comentada: comidas que "si vas en octubre te cuestan menos", vinos "reguleros" y baños "sin papel… pic.twitter.com/2DoyzkMN6j
En Toledo, una ciudad cara de por sí cara, estamos hablando de menús de entre 45 y 60 euros por persona, con un vino regular y un café insoportable. Ahora viene cuando ustedes me dicen aquello de "pues no salgas". Ya, pero es que no soy el Grinch de la Navidad. Es que me gusta socializar, ver a la gente en otros ambientes, echar unas risas, hablar de todo y de nada. Me gustaría poder hacer eso sin que me obligaran a pagar un 20 o un 30 % más de lo que pago cuando salgo en septiembre o en abril. Me gustaría también, después de pagar 50 o 60 euros, poder ir al baño y que por lo menos haya papel higiénico. ¿Es lo menos, no? Pues, en muchos sitios, ni eso. Me llamo Ángeles y estos son mis primeros demonios navideños.