El mundo se está preparando para un cónclave, pero sin saberlo lo hace para la Tercera Venida de Pedro Sánchez. Por eso no ha ido a Roma, porque el cónclave lo va a celebrar en Moncloa, entre jardines, carreras y setos… Igual que hace un año… En realidad, ya lo celebró en abril del 24, pero entonces ya dijimos aquello de que se parecía más a un bolero o una canción de amor. Sánchez va a hacer el cónclave con la Pija y la Quinqui, Belén Esteban, Broncano y toda la retahíla de famosillos que lo adornan. Evidentemente, el elegido va a ser él y quien va a dar la noticia será Silvia Intxaurrondo en Rtve play.
Feijoo volverá a llorar y el Advenimiento Pedrista se producirá como nunca, con toda la furia y el ropaje de los cardenales, conversando piedras y puñetas entre los naranjos del Padrino III. Pedro será el Papa, la piedra definitiva sobre la que edificaremos la Tercera República… y lo que venga. Y el Rey se quedará en Roma como su bisabuelo. Pero… al despertarse, Pedro vio que Felipe seguía en la habitación.
Es cierto que esto es sólo la representación de un sueño, pero qué es la vida si no eso, fantasías oníricas como enseñó Calderón, ahora que se acaba de presentar Almagro. Francisco se ha ido entre rezos, lágrimas y aplausos de fieles, peregrinos y turistas. El Espíritu Santo se eleva ahora a la cúpula del Vaticano para no elegir otro Papa montonero. Francisco era majo y bocachancla, como dijo ayer aquí el director de este periódico. Pero si mentaban a la madre o le tiraban de la sotana, se enfadaba. En realidad, tenía un toque impostado de cierta soberbia jesuítica. Algo así como la izquierda, que tiene la superioridad moral, el bien, el mal y Ábalos en el Parador de Teruel. La religiosidad del ateísmo es fabulosa, pues ha generado una serie de principios de los que resulta imposible sustraerse… Hasta el punto de que te condenan a la hoguera del Me too o la que venga, como nueva Inquisición puritana.
Quizá por ello haya ganado Trump y se eche encima el Anticristo. Pero para eso ya tenemos nosotros a Pedro con su criptonita, sus begonias y esa sonrisa de medio lado. Igual que su homónimo el Navajas, sólo que aquí la acera y el sombrero de medio lao se nos están haciendo largos.
La Tercera Venida de Pedro se producirá en cuanto la derecha vuelva a despistarse e incida en la guerra civil que ha tiempo la asola. Mientras se matan los cardenales entre sí, Yolanda Díaz subirá al cielo de Moncloa y recuperará la coleta incorrupta de Pablo Iglesias para arrojarla a los avernos. Esto es como la Iglesia Adventista del Séptimo Día, pero con catorce años y superando a Felipe González. Los caminos del Señor son inescrutables y en España más, donde siempre parece que asomamos al precipicio, pero nunca ocurre nada. Hay algo telúrico que nos echa hacia atrás en el último momento y nos da otros cuarenta años de tregua, entre Franco y la democracia. Ese es el horizonte de Pedro, lo escribí hace mucho tiempo. Morir en la cama y resucitar al tercer día como Jefe de Estado para darle la mano a Trump. Por eso no ha ido a Roma y se ha quedado en casa. No comprendéis a la criatura.