No me gustan los pájaros, de ningún tipo, pero en este caso me refiero a las aves. Siempre me han dado un poco de miedo esos enormes picos y esa mirada fría siempre me ha parecido muy perturbadora. Debe ser algún trauma sin resolver.

A lo que voy, no me gustan los pájaros, pero siempre me he preguntado cómo nos ven desde el cielo ¿Cómo verán a los humanos cuando vuelan a dos mil, tres mil, cuatro mil metros de altura? Seguro que nos ven pequeños e insignificantes. Seguro que solo nos ven enormes y aterradores cuando ellos están encerrados en jaulas, cuando los tenemos atrapados en un espacio que no les corresponde.

Lo digo para que nos demos cuenta de que todo en la vida es cuestión de perspectiva. No hay verdades absolutas porque todo depende de cómo y desde dónde miremos la realidad que nos rodea.

Vamos con los ejemplos: no es lo mismo trabajar en los laboratorios de anatomía patológica y bioquímica del Hospital de Toledo e ir al trabajo pensando que te puedes intoxicar, que te pueden dar mareos, náuseas y vómitos, tal y como ha ocurrido durante meses, que mirar el problema desde fuera y decir que los niveles de todos los posibles gases son normales. Señor consejero de Sanidad, usted mira desde su perspectiva, desde lejos, sin incertidumbre, sin desasosiego, pero desde el microscopio del laboratorio, al igual que pasa con los virus y las bacterias, todo es mucho más grande.

Tampoco es lo mismo mirar la llamada playa del Tajo desde lejos que desde cerca. Dicen desde el Ayuntamiento que es una oportunidad que nos da el Tajo para volver a disfrutar el río y ya se plantean incluso poner chiringuitos. Claro, mirándolo con la actual perspectiva de un río que lleva cuatro veces más caudal de lo habitual, igual cuela. Pero esto mejor me lo cuentan en el mes de agosto, cuando el río lleve la misma mierda que ahora y una cuarta parte del agua, cuando se multiplique por cuatro el mal olor, cuando se amontonen las espumas. Miremos con perspectiva, que el Tajo sigue igual de intervenido e igual de sucio.

También la guerra comercial en la que nos ha metido el presidente de Estados Unidos es cuestión de perspectiva. Nosotros vemos en estos delirantes aranceles impuestos por Trump un atentado al libre comercio y un grave problema para las empresas de nuestro país, pero quien impone la medida, el Gobierno de Estados Unidos, ve una oportunidad de dinamitar el actual orden mundial y ¿saben qué? Que eso no beneficiará ni a los americanos ni a los europeos, beneficiará a los más ricos y a los más poderosos, que siempre salen ganando, en todas las guerras, también en las arancelarias.

Y para perspectiva, la de esos defensores de la patria de VOX que le restan importancia a una condena por malversación de su amiga Marie Le Pen. Para ellos es una persecución y, sin embargo, aplauden con alborozo que un juez, como el juez Peinado, pueda abrir causas penales por unos recortes de prensa y mantenga abierta una investigación de la que en un año no ha salido ninguna prueba delictiva. ¿Eso no es persecución?

Todo es cuestión de perspectiva, o de ira, de codicia, de resentimiento, de cálculos electorales, a veces todo es lo mismo. Me llamo Ángeles y estos son mis demonios.