Visitar un castillo supone retroceder varios siglos en la historia, trasladarse a otra época y entender cómo vivían nuestros antepasados. En Castilla-La Mancha son muchas las fortalezas que merecen una excursión para ser conocidas y disfrutadas. Te proponemos diez opciones que, por su belleza y majestuosidad, nunca defraudan:

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    Castillo de Alarcón (Cuenca)

    El castillo de Alarcón es una auténtica fortaleza medieval cuya fundación se atribuye al rey Alfonso VIII en el siglo XII. Posteriormente, durante el Renacimiento, fue reformado por el Infante don Juan Manuel y el Marqués de Villena. Este imprsionante monumento tiene planta cuadrada y está rodeado por un doble recinto defensivo, del que cabe destacar la Torre del Homenaje, con almenas rematadas en punta de flecha. Se trata de una fortificación de forma irregular, de gran volumen, unida por la propia piedra al resto de la muralla y fortificaciones de la ciudad, constituyendo en conjunto la base de todo el sistema defensivo de la localidad. 

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    Castillo de Belmonte (Cuenca)

    El castillo de Belmonte es un palacio-fortaleza de origen renacentista y estilo gótico-mudéjar situado al suroeste de la provincia de Cuenca. Comenzado a construir en 1456 por orden del primer marqués de Villena, es probable que fuera terminado en 1474 por el segundo. Actualmente es un museo y lugar de celebración de eventos, lo que permite visitarlo en profundidad apreciando su origen renacentista y las reformas del siglo XIX encargadas por Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia. En su interior todavía se conservan habitaciones, galerías, la capilla, y varios arcos. Todo ello decorado con lujosas techumbres mudéjares que hacen de este castillo uno de los más emblemáticos de España.

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    Castillo de Guadamur (Toledo)

    Esta fortaleza medieval es un magnífico ejemplo, bien conservado, de los castillos residenciales del siglo XV propios de la provincia de Toledo. Su construcción se autorizó por la Corona en 1468 y en tiempos de los Reyes Católicos se reformó la barrera y se le dotó de más elementos defensivos que aún conserva. Por él han pasado personajes de la talla de Felipe el Hermoso, Juana la Loca, el Cardenal Cisneros o Carlos V, y fue castillo señorial de los Condes de Fuensalida desde su construcción en el siglo XV hasta el siglo XIX. Habitado en la actualidad, se puede recorrer su exterior apreciando el estético resultado de las influencias del arte italiano en su arquitectura. 

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    Castillo de Montalbán (Toledo)

    Construido originalmente como una alcazaba musulmana y después poseído por los templarios, el castillo de Montalbán presenta tal robustez que no se tienen evidencias de que alguna vez fuera atacado. Su visita es una oportunidad para conocer un castillo defensivo en su significado más literal. Alzado sobre un lugar cortado a pico por el tajo del río Torcón, sólo presenta defensas en su lado sur, el único atacable: foso, torreón semicircular almenado y con saeteras, barbacana exterior y aspilleras. En el interior, se encuentran restos de la alcazaba musulmana original, mucho más pequeña, así como dos cisternas subterráneas. En algunas ocasiones fue propiedad de la realeza y en otras muchas, de la nobleza.

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    Castillo de Sigüenza (Guadalajara)

    El castillo de Sigüenza, que actualmente está habilitado como Parador Nacional de Turismo, fue erigido en el siglo XII y usado de manera continua como residencia de los obispos hasta mediados del XIX. Allí, una antemuralla da acceso a la puerta principal, flanqueada por dos cubos con sus matacanes y almenas en la parte superior. El gran patio interior recuerda las alcalabas árabes y en el centro permanece el pozo que abastecía de agua a la fortaleza. Las partes visitables del interior recrean a la perfección los salones y estancias en piedra tallada en que vivieron los obispos y su corte: mobiliario de época, armaduras, labradas chimeneas...

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    Castillo de Molina de Aragón (Guadalajara)

    El castillo de Molina de Aragón, también llamado fortaleza de Molina de los Caballeros, ha sido históricamente cabecera de una amplia comarca conocida como el Señorío de Molina. En este edificio hay que distinguir la fortaleza rodeada de muralla y la llamada Torre de Aragón. La fortaleza es del siglo XII y fue construida por Manrique de Lara, primer señor de Molina. La Torre de Aragón fue construida sobre el castillo árabe, y éste sobre un castro celtíbero anterior. El acceso se realiza por la Puerta del Reloj, que es parte de la muralla que rodea el recinto, con sus torres de vigilancia. 

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    Castillo de Chinchilla de Montearagón (Albacete)

    El castillo de Chinchilla de Montearagón (Albacete), que se alza sobre el amplio cerro de San Blas, está rodeado de muros de mampostería con estrechas saeteras y torres cilíndricas en las esquinas. Aún pueden apreciarse restos de murallas de época musulmana y posteriores, así como dos puertas, la de Diablos, y la de Tiradores. Reconquistado el edificio por el infante Don Alfonso en el año 1241, en 1449 fue adquirido por el marqués de Villena, que lo restauró en su totalidad dándole la forma que ha llegado hasta hoy. Además, como curiosidad, el hijo del famoso papa Alejandro Borgia fue encarcelado allí por la muerte del Duque de Gandía.

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    Castillo de Almansa (Albacete)

    El castillo de Almansa, ubicado en el Cerro del Águila de la localidad, es uno de los mejor conservados en la provincia de Albacete. Las recientes excavaciones proporcionan una cronología de finales del siglo XI e inicios del siglo XII -época almohade- para los muros más antiguos realizados en tapial. Tras la Reconquista, la fortificación pasó a formar parte del reino de Castilla y fue bajo el mandato de Don Juan Manuel cuando se ultimaron las obras de su construcción. Ya en el siglo XV, el castillo adoptó su forma definitiva gracias al marqués de Villena, que lo amplió y reformó. 

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    Castillo de Doña Berenguela (Ciudad Real)

    El castillo de Doña Berenguela se localiza en Bolaños de Calatrava y fue construido por los musulmanes en el siglo XII, ubicándose en un buen emplazamiento dentro de la red de comunicaciones que conectaban el levante con el poniente peninsular y Córdoba con Toledo. Su actual Torre del Homenaje es lo que se conserva de la originaria construcción árabe, ya que fue conquistado por los cristianos, perdido tras la batalla de Alarcos, y vuelto a ganar en 1212. La reina Berenguela lo donó a la Orden de Calatrava para que defendiera su campo de los continuos ataques musulmanes. La Orden se mantuvo allí hasta 1544, momento en que lo abandonó.

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    Castillo de Pañaroya (Ciudad Real)

    Esta fortaleza pertenece al término municipal de Argamasilla de Alba y está ubicada en un paraje rodeado de encinas, sobre un alto roquedal. El castillo se originó como fuerte musulmán y pasó en 1198 a manos cristianas, quedando en poder de la Orden de San Juan en 1215. La leyenda cuenta que tras tomarlo se encontró la imagen de Nuestra Señora de Peñarroya, venerada desde entonces por los vecinos de Argamasilla de Alba y La Solana, que comparten patrona. En la actualidad está destinado a uso turístico, como lugar de culto cristiano y es donde se celebran las romerías de los pueblos en verano, pero el acceso es libre durante todo el año.

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