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    Una construcción de bajo coste

    El jurado ha distinguido el edificio por "tratarse de una organización de volúmenes que responde a su programa, compacta hacia el exterior por las condiciones climáticas y permeable en su interior, valorando también una construcción de bajo coste".

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    Volúmenes que no se mezclan

    "Me apoyo en Le Corbusier para definir la casa: es un juego de volúmenes bajo la luz que crea unas sombras y unos espacios exteriores singulares. Sus volúmenes son rotundos, muy puros. No se mezclan. Simplemente se apoyan unos en otros", explica el arquitecto Ángel Luis Lorenzo.

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    La disfruta su propio creador

    El el propio arquitecto quien, junto a su familia, disfruta de la casa. "Estoy casado con una granadina y veraneamos allí desde hace años. Compramos una parcela con la idea de, en el futuro, construir en ella. Tengo cuatro hijos que estaban deseando estrenarla. Así que, en cuanto pudimos, acometimos la obra", ha asegurado.

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    Construcción en altura

    Debido a las ajustadas dimensiones de la parcela y al preceptivo cumplimiento de la normativa municipal correspondiente, que impone un retranqueo perimetral, la vivienda se desarrolla en altura para abarcar todo el programa necesario, percibiéndose como un apilamiento de cajas de diferentes dimensiones, desplazadas unas de las otras. "Construir en altura nos ha permitido buscar las vistas al mar, que está muy cerca, y al vecino campo de golf", señala el arquitecto.

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    El blanco típico de Andalucía

    Los huecos se disponen en cada cuerpo para no romper ese concepto de "cajas apiladas", preferiblemente rasgados verticalmente, alternándose los paños llenos y vacíos. El acabado en ladrillo enfoscado y pintado en color blanco responde a una solución constructiva tradicional, propia de Andalucía.

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    Mucha luminosidad

    Pese a su percepción exterior cerrada, ciega, contrasta la sorprendente luminosidad interior. El núcleo de comunicación vertical que forma la escalera va enlazando los distintos cuerpos, dejando un vacío central iluminado cenitalmente por un lucernario que baña de luz ese espacio en doble altura de la casa, marcando el paso del día.

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    Muros ciegos que garantizan sombra y privacidad

    La visión prismática que se proyecta al exterior en el lado más meridional se convierte "inesperadamente" en la auténtica fachada de la edificación, pues es así como se observa desde el espacio público que discurre por delante. Esos muros ciegos, con ausencia prácticamente de huecos, responden realmente, por un lado, a la orientación sur, que precisa una segura protección frente al intenso soleamiento y, por otro, a la salvaguarda de la privacidad respecto de la futura vivienda que puede construirse en la parcela colindante.