Este nuevo motor ya lo habíamos visto en el compacto Astra, aunque ahora llega adaptado para cumplir con la normativa Euro 6d TEMP. Se puede adquirir con carrocería liftback y también con la familiar, aunque los acabados se limitan a los Innovation y Country Tourer. Eso sí, no está previsto que esta mecánica se pueda combinar con la tracción integral. Para la transmisión sólo estará disponible la caja de cambios automática de seis velocidades con posibilidades de manejo secuencial. 

Con el nuevo bloque de 200 CV, el Insignia se convierte en una berlina de buenas prestaciones y consumos razonables. Según los datos homologados, alcanza los 232 km/h de velocidad máxima y puede acelerar de 0 a 100 km/h en 8,0 segundos mientras que el consumo se queda en los 6,6 litros, con unas emisiones de 153 g/km de CO2. Estas prestaciones se acercan mucho al motor 2.0 que acabamos de probar a fondo, una variante que a nuestro parecer encaja a la perfección con el carácter de este coche y lo que pretende transmitir.

Su equipamiento de serie incorpora climatizador automático de dos zonas, cuatro elevalunas eléctricos, tapizado mixto tela/piel, sistema multimedia con pantalla de siete pulgadas, tomas USB, conexión bluetooth, Apple CarPlay, Android Auto, siete altavoces, lector de señales de tráfico y llantas de aleación. 

La llegada de esta mecánica, y el posicionamiento de la variante deportiva GSI con la misma mecánica de 2 litros y 260CV que puede montar el Insignia en un acabado mucho más enfocado al confort como es el Exclusive, nos hace preguntarnos si en Opel están barajando la vuelta de una versión OPC realmente enfocada para amantes de las sensaciones. Recordemos que la última conocida montaba un propulsor V6 con 325CV que sin duda ofrecía mucha más pasión al volante.