Diego Merino en un entrenamiento. Foto: Laura Pérez (CD Toledo)

Diego Merino en un entrenamiento. Foto: Laura Pérez (CD Toledo)

Fútbol CD TOLEDO

La etapa de Diego Merino en el banquillo del Salto del Caballo se aproxima a su fin

La derrota en el campo del Mar Menor hace insostenible la situación del técnico emeritense.

25 octubre, 2021 21:43

Diego Merino y el CD Toledo cada vez están más cerca de separar sus caminos. Desde que el pasado 13 de octubre el club emitiera un comunicado en el que informaban de que ambas partes estaban negociando la salida del técnico, el equipo no ha logrado puntuar y continúa en la penúltima posición del Grupo V de la Segunda RFEF con 4 puntos sumados de 24 posibles.

El último capítulo deportivo, hasta ahora, se escribía este domingo en el estadio Pitín frente al Mar Menor. Nueva derrota por 2-0 y desastrosa pésima de un equipo sin alma que podría haber estado jugando tres días seguidos y no habría inquietado la meta de su rival.

Como es sabido, la principal barrera para la salida de Merino tiene que ver con la delicada situación económica que vive ahora mismo el CD Toledo. Mientras la negociación del aplazamiento de la deuda con la Seguridad social llega a buen puerto, las arcas están embargas y el club atraviesa una falta de liquidez importante.

A esto hay que sumar el contrato que une a Merino y al Toledo. El pasado curso, ante el supuesto interés del filial del Alavés por contratar al extremeño, el Toledo extendió su unión hasta junio de 2023, lo que a la larga ha sido una losa a la hora de plantearse el cese. En este sentido, las negociaciones parece que se están encaminando y Merino rescindirá cobrando los emolumentos correspondientes a la presente temporada, toda vez que la unión correspondiente a la segunda temporada firmaba se reduce a un acuerdo laboral sin validez federativa. El último escollo se sitúa en la manera en la que se producirán los pagos.

Mientras ese acuerdo llega, lo que está claro es que la afición del Toledo está cada vez más harta. Pese a que solo se llevan seis jornadas de liga disputadas, salvo en contadas ocasiones el equipo ha dado una imagen acorde a la categoría y está más que claro que las decisiones de Merino, pese a ser el artífice del ascenso, no han conectado con la grada.

Una situación que no tiene un solo culpable pero que ha segado de cuajo la ilusión de toda una afición en apenas dos meses.