Adrián 'el Ciego' vendiendo papeletas en las escaleras del Teatro Rojas de Toledo.

Adrián 'el Ciego' vendiendo papeletas en las escaleras del Teatro Rojas de Toledo.

Cultura

La genial historia de Adrián 'el Ciego', uno de los personajes más recordados en Toledo

El blog Toledo Olvidado ha devuelto a actualidad la famosa rifa diaria que este querido toledano se inventó para subsistir.

4 enero, 2023 11:38

El prestigioso blog 'Toledo Olvidado', de Eduardo Sánchez Butragueño, ha querido devolver a la actualidad la figura de Adrián 'el Ciego', uno de los toledanos más queridos y recordados de la ciudad gracias a la rifa diaria de objetos de menaje que inventó para subsistir, con lotes como el que puede verse en una antigua fotografía, compuesto por sillones, una mesa, un tocadiscos y cantidad de singles que compraba en Casa Blanco, una tienda tradicional situada en las Cuatro Calles.

Adrián García Albero, conocido como 'el Ciego' debido a su discapacidad, nació en 1897 y desde muy joven, cuando perdió la vista a consecuencia de un sarampión, se hizo con un hueco en los corazones de los toledanos no solo gracias "a su afable carácter y a su don de gentes", sino a su "modo valiente y admirable de ganarse la vida" en una épica en la que las personas ciegas no tenían soporte social y el mercado laboral les cerraba las puertas. 

"Ideó, en los años 20, un sistema de ingresos basado en una rifa en la que sorteaba objetos muy diversos, especialmente de menaje del hogar. Adrián compartía los beneficios de la rifa con el comedor de caridad que existía en Toledo por aquel entonces, situado en la calle de San Ildefonso", explica Sánchez Butragueño en la última entrada de su blog, con la que pretende que "este tipo de personajes del Toledo más auténtico y con más sabor del siglo XX" nunca caigan en el olvido.

De izquierda a derecha: Paco el Largo, Adrián el Ciego y su pequeño hijo Goro.

De izquierda a derecha: Paco "el Largo", Adrián "el Ciego" y su pequeño hijo Goro.

Valiéndose de fotografías de Adrián 'el Ciego' y del testimonio de su nieto Pepe García, el autor de 'Toledo Olvidado' explica que el protagonista de esta gran historia, que falleció en 1971, se situaba cada día cada mañana en las escaleras del Teatro de Rojas y por las tardes trasladaba su pequeño puesto ambulante a la plaza de las Cuatro Calles.

"En aquel Toledo en el que la inmensa mayoría de la población aún residía en el centro histórico, la Rifa de Adrián era poco menos que una institución, y centenares de familias esperaban con ilusión cada nuevo sorteo", recuerda Sánchez Butragueño, que también es director general de la Real Fundación Toledo.

El nieto de Adrián 'el Ciego' ha explicado cómo se desarrollaba el sorteo:

Se numeraban las papeletas del 1 al 100.000 y cada papeleta se vendía a 10 céntimos, 10 papeletas por una peseta. Cuando faltaban pocos números a la venta, sacaban unos carteles anunciando: "Pasado mañana se rifa" y "Mañana se rifa", todo ello acompañado por las voces de mi abuelo Adrián y mi padre Pepe, voceando a diestro y siniestro: ¡Mañana se rifaaaaaaaaa!

Mi padre se inventó un artilugio montado en unas parihuelas, que contaba con cinco ruedas de madera, las cuales contenían todos los números del 0 al 9 e iban separados por clavos, y al girar la rueda se paraba con un trozo de ballesta que llevaba incrustado encima. En el momento del sorteo, se llamaba a "la autoridad", en aquellos entonces un Guardia Local y este era el que hacía el sorteo en vivo. Primero, el guardia probaba las ruedas, voceando mi padre: "¡Esta es de prueba!". Una vez comprobado que las ruedas daban bien las vueltas, mi padre volvía a vocear: "¡Ahora va el premio!", y según se iban parando las ruedas, mi padre iba cantando los números. Una vez finalizado el sorteo, mi padre rotulaba el número en un papel, lo firmaba el guardia y lo pegaba en su "mesita".

Pepe, hijo de Adrián el Ciego, y su mujer Conchi en 1967 en la rifa que realizaban en la Plaza Mayor.

Pepe, hijo de Adrián "el Ciego", y su mujer Conchi en 1967 en la rifa que realizaban en la Plaza Mayor. John Fyfe

Tal y como recuerda Eduardo Sánchez Butragueño en 'Toledo Olvidado', "Adrián fue una de esas escasas personas capaz de calar en la memoria de miles de toledanos, y lo consiguió gracias a su esfuerzo y bonhomía, en unas circunstancias realmente adversas, en una España sumida en años complicados, especialmente durante la guerra civil y la posguerra".