Este Zidane es otro. El técnico del Real Madrid no podía ocultar este jueves su cara de felicidad. Desde que daba instrucciones a Marco Asensio antes de que saltara al campo hasta el pitido final. Su rostro difería mucho de lo que se vio durante el partido ante el Eibar, en el que la segunda parte de su equipo le amargó la noche tras un buen arranque. Pero en esta ocasión recuperó la sonrisa.

Zidane tenía motivos para hacerlo. Si bien la primera mitad se pasó por apuros -al Valencia le anularon un gol desde el VAR-, el control del partido parecía caer del lado del Madrid y eso le hacía confiar al galo que acabaría haciendo solo dos de los cinco cambios disponibles. Le gustaba lo que veía y más aún lo que vio desde que entró Asensio.

Tanto el mallorquín como Eden Hazard son ya una realidad en el equipo de Zidane. Sobre todo el belga, que volvió a ser titular por segundo partido consecutivo y se le vio bien. Cada vez más activo, más participativo y más influyente en el juego del Madrid. Poco a poco va recuperando esa figura de estrella y nadie duda de sus cualidades que le hacen determinante sobre el terreno de juego.

Hazard y Benzema hablan durante el partido REUTERS

Hazard rozó el gol durante el partido contra el Valencia, pero se le volvió a resistir. Aún así, sumó otra asistencia en el primer tanto de Karim Benzema. El '7' y el '9' son indiscutibles para Zidane en el once y conforman una muy buena pareja que juega en la misma sintonía. Benzema, todo sea dicho, superó a Puskas en el ránking histórico de goleadores del Real Madrid.

El regreso triunfal de Asensio

Asensio dispuso de 20 minutos para volver a sentirse futbolista, aunque no le hicieron falta ni 30 segundos para conseguirlo. Salía serio. Con el partido con 1-0 en el marcador, el Madrid se la jugaba. Para él, además, suponía un momento de tensión tras once meses sin jugar. Pero todo pareció desvanecerse cuando Zidane le dijo algo en el oído en la banda que le hizo reír. Fuera presión y a hacer lo que mejor sabe.

Marco Asensio celebra su gol al Valencia REUTERS

El primer balón que tocó fue para adentro. Gran jugada de Ferland Mendy para plantarse en la línea de fondo y Asensio, al primer toque, manda el balón al fondo de las mallas de la portería de Cillessen. Un gol que recuerda al que marcó en la final de la Champions League de 2017 contra la Juventus. Un gol que recuerda al mejor Asensio. Luego lo celebró sonriendo y haciendo gala de ello. Para rematar, asistencia a Benzema.

El tridente que viene

Con el regreso de Hazard y Asensio a este nivel, a Zidane es normal que le cambiara la cara. Son dos piezas 'nuevas' para su ataque. Vale que Asensio no cuenta con el status de Hazard o Benzema dentro del equipo, pero puede convertirse en el futbolista que necesita el Madrid en la banda derecha. El técnico francés ha ido probando a un puñado de jugadores, pero ninguno se ha hecho con el puesto fijo. Asensio lo quiere para él.

Todo cambió en solo cuatro días. La bronca contra el Eibar ha pasado rápido a la historia. Lo que se vio de Zidane fue su cara de alegría con Asensio y sus bromas instantes previos a que saltara al campo. También la cara de alucine con el segundo gol de Benzema tras una gran jugada de Kroos y Asensio y un remate espectacular del delantero francés.

El nuevo tridente ya ha llegado. La BAH. O la ABH. Llámenle como quieran. El lavado de cara que ha sufrido el equipo tras el parón le sienta bien. Al final del partido pocos se acordaron de la inoportuna lesión de Isco Alarcón o de que Bale no jugó ni un solo minuto tras su disimulada aportación ante el Eibar. Era día para sonreír y celebrar que Hazard y Asensio están de vuelta y el nuevo Real Madrid ya está aquí.

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