Mi primer año con Android

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El Androide Libre

Mi primer año con Android

Acaba 2014, mi primer año con Android como teléfono después de cuatro con iOS. Y la sensación que me ha quedado no puede ser más satisfactoria

1 enero, 2015 17:09

Se ha acabado 2014, mi primer año con Android como teléfono después de cuatro con iOS, primero con un 3Gs y luego con un 4s. Y la sensación que me ha quedado de este año no puede ser más satisfactoria

A finales de 2013 cayó en mis manos un Nexus 4 medio por accidente, tras una avería que me obligó a dejar en un taller el iPhone 4s que por aquel entonces usaba. Es cierto que llevaba tiempo con ganas de probar bien un dispositivo Android. No es que estuviera descontento con Apple, para nada, sigo pensando que iOS es un buen sistema operativo, pero uno es curioso por naturaleza y un amigo fanboy de Android me empujaban a catarlo. Además suelo usar todos los servicios web de Google, así que por su integración con Android me parecía un paso bastante sensato.

Unas semanas antes de introducir mi tarjeta SIM en el Nexus 4, por motivos de trabajo había tenido un Nokia Lumia con Windows Phone en mis manos, pero tras 24 horas que supusieron el peor día de mi vida, dejé el sistema operativo de Microsoft en la caja de la que nunca debió haber salido. Tras cuatro años con iPhone, tenía miedo que con Android me pasase lo mismo que con Windows Phone, pero fue más bien todo lo contrario.

Eh, aquí hay feeling

No diré que fue amor a primera vista, pero sí que hubo gran simpatía. Eso de no tener que tener todas las apps que había descargado en la pantalla principal y poder poner sólo las que más usaba me parecía algo brillante, nada que ver con las ochocientas mil pantallas desordenadas de mi por aquel entonces enfermo iPhone. Y lo de compartir archivos desde cualquier aplicación era la repera.

Con los días descubrí la posibilidad de elegir entre multitud de launchers, de configurar a mi gusto la pantalla de desbloqueo, las posibilidades casi infinitas de personalización o que el desbloqueo por patrón era infinitamente más cómodo que el numérico. Y el tamaño de la pantalla ¡ay, la pantalla! Siempre había pensado que esos telefonacos gigantescos debían ser incómodos, pero el Nexus 4 me destripó esa opinión en unas horas.

Y no volví a usar mi iPhone

Y así coincidió que se me acabó la permanencia con la operadora el mismo día que me devolvieron mi 4s. No volví a usar un iPhone, le regalé el mío a mi madre y me lancé a comprarme un Android. Acostumbrado a poder elegir un único modelo con iOS, la oferta de Android me abrumó. Finalmente me decanté por fijarme en los teléfonos con mejor batería -una de los aspectos que más me tocaban los bemoles del iPhone y también del Nexus- y en Nochevieja de 2013 ya tenía un Sony Xperia Z1.

Y gran elección la mía. A lo largo de 2014, mi primer año completo con un teléfono Android, he ido descubriendo más y más posibilidades que ofrece el sistema de Google imposible con iOS, como por ejemplo todo lo que permiten aplicaciones como Tasker, como que la seguridad del desbloqueo de desactive cuando estoy conectado a una wifi segura o no depender en exclusiva de una sola tienda de aplicaciones.

Algo tan sencillo como tener un acceso directo para desactivar el 4G para ahorrar batería mientras no lo uso me obligaba a hacer jailbreak al iPhone, incluso con los accesos directos que incluyeron en iOS7, o elegir la aplicación por defecto para navegar o gestionar el correo, por no hablar de la vez que el contenido completo de una jarra de agua se lanzó en plancha hacia mi teléfono, lo que hubiera sido una más que probable muerte de cualquier teléfono que hubiera tenido antes.

Nadie es perfecto

Pero no todo van a ser flores y violoncellos, también hay algunos aspectos -pocos, también debo decir- en los que no he acabado del todo contento. El más importante, sin duda es la tardanza de las actualizaciones en algunos terminales. Cuando compré el Z1, hacía semanas que ya tenía KitKat en el Nexus 4, y cuando pasé al terminal de Sony volví a Jellybean y no fue hasta finales de enero que recibí la actualización. Mientras escribo estas líneas, hace un mes que el Nexus 4, que ahora uso como segundo terminal para delinquir a lo Walter White (es broma, @policia), está actualizado a Lollipop y no tengo ni idea de cuándo lo veré en mi Z1.

Sony asegura que me llegará, pero la absurda estrategia de Sony de lanzar un flagship cada seis meses ha hecho que un terminal que tiene poco más de un año esté por detrás del Z3 y del Z2 en la lista de prioridades de Sony. Es algo que va más a cargo de Sony que de Google, pero al fin y al cabo el sistema operativo es de los de Mountain View y tal vez debería hacer algo más de lo que hace para que los usuarios tengan las actualizaciones lo antes posible. Al fin y al cabo, los usuarios de Apple tienen la seguridad de que su dispositivo se actualizará algún día de finales de septiembre, y Apple es la competencia de Google en ese sentido.

Otro borrón, bastante menor, es que en muchas ocasiones hay aplicaciones que salen para iOS mucho antes que para Android. Un buen ejemplo es Hyperlapse, la aplicación para realizar time-lapses para Instagram que está disponible en la App Store desde hace meses y los usuarios de Android aún no podemos disfrutar, o Star Wars: Knights of the Old Republic, que hace más de un año que está disponible para el sistema de Apple y que ha llegado a Play Store hace sólo unas semanas.

Y en este 2015, más

A pesar de todo, mi primer año con el sistema operativo de Google no puedo más que definirlo como excelente. Con Android tengo el dispositivo que yo quiero, o uno extremadamente similar al que quiero, y no el teléfono que el fabricante quiere que yo tenga, por mi bueno que sea ese dispositivo, creo que es el mejor resumen que puedo hacer de las sensaciones que he tenido este primer año con el robotito verde. Insisto en que iOS no me parece un mal sistema operativo, es más, tengo un iPad, pero lo cierto es que ahora mismo descarto casi de plano que mi próximo teléfono sea un iPhone, mientras que es bastante posible que mi próxima tablet sea Android.