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Opinión

Ni hablar

Por Marta SanzVer todos los artículos de 'Ni hablar'

30 julio, 2010 02:00

Marta Sanz


Antonio Machado, cuando dormía, bendita ilusión, una fontana le fluía en el centro de su corazón. No hace mucho yo soñé con la lolita alemana que ganó Eurovisión y con Antanas Mockus. La falsa Lolita, Mockus y yo vamos juntos a alguna parte. Dentro de de mi propio sueño, estoy fuera de lugar: no me caigo por un precipicio ni se me mueven los dientes. Tampoco ando desnuda por los pasillos de un supermercado. No hay epifanías ni represiones eróticas. No barrunto a Dios ni bailo con un desconocido. No hay laberintos ni familiares a los que les alargo la vida matándolos al soñar. No se me cae el pelo. Mi vida interior cambia. Mis sueños no son recónditos. Ni dignos de contarse en un poema. Si Freud me tumba en su diván, sólo podrá distinguir en la ventanita de mi frente una pantalla plana de televisión... ¿Cambiarán así los temas de la poesía? Yo, por si las moscas, ando buscando un guardián de discoteca que haya aprobado su examen y no deje pasar a mis sueños ni a los presentadores de magazines ni a nadie con calcetines blancos.