Ana Rüsche

Selección y traducción de Luis Aguilar. Vaso Roto, 2015. 408 páginas, 16€

¿Qué será de ti? Poesía joven de Brasil reúne a veintiséis autores. Diecisiete varones y nueve mujeres. Sus textos se editan en versión bilingüe. Han sido seleccionados y traducidos por el escritor mexicano Luis Aguilar. Según explica éste en un breve prólogo, se impuso tres condiciones: los poetas debían gozar de cierto renombre, haber publicado un mínimo de dos libros, tener menos de cuarenta años cuando inició su proyecto. Aguilar alude asimismo a su preferencia por la literatura no convencional.



Que nadie espere una antología plagada de los lugares comunes que suelen atribuirse a Brasil. Los jóvenes escritores brasileños se ocupan, sobre todo, de la realidad de su país. Con rebeldía, ya latente ya explícita, sus versos nombran el terraplén, la mudanza, las oraciones inatendidas, los transeúntes, las preguntas insolubles. Uno de ellos, Dirceu Vila, nos anuncia que peina sus palabras a contrapelo.



Resumamos. Ana Elisa Ribeiro responde con ironía directa a un Pericles misógino, desvela los fingimientos del amor, cita a una Penélope de hilos opacos. Ana Rüsche menciona las cosas abandonadas, los soslayos, el hoyo negro. Escucha la canción de un pez limpiapeceras. Andrea Catrópa define a Frida Kahlo y la danza del sufrimiento en sus cuadros. Afirma que para ella la musa es "sexo de mujer que habla". Anita Costa Malufe describe, con expresión sencilla, los complejos pasillos de hábito y hastío que construyen las relaciones humanas. Bruna Beber presta su voz a Rimbaud para referirse a "madame" Verlaine.



El primer varón de la antología, Dirceu Vila, se detiene ante los leves ajustes de los objetos que se quiebran. Un accidente viario y amenazas imprecisas transparentan la angustia de Elisa Andrade Buzzo. Eduardo Sterzi ensambla el sueño y la realidad en una fina frontera. Fabiano Calixto, que traduce a los autores de la Generación Beat, retrata a un mendigo muerto. También a Sylvia Plath con aullidos de perros. Fábio Aristimunho Vargas se defiende con sarcasmo de los tópicos que las películas norteamericanas dirigen a Brasil. Fabricio Carpinejar firma un extenso poema sobre la vejez, con neblina y odio sin destinatario. En los versos de Fabricio Corsaletti, las paredes caen en silencio; un solitario sostiene su vaso de vino vagabundo; el amante pretende que su amor le dé un lobezno. Leonardo Gandolfi ofrece su poesía narrativa. Marcello Sorrentino despliega el desordenado mapa de la memoria y señala a los náufragos que esperan el amor. Escribe "Dios" mientras el viento arranca los rostros. Márcio-André ve en la palabra un santuario. Su soneto-poliedro "La joya" reproduce la forma del prisma y admite lecturas con varias combinaciones.



Más. La poesía de Mariana Ianelli está repleta de seres distantes. "Su reino es una isla", dice del padre envejecido. Los textos de Marília Garcia preguntan a los lectores. Sus signos de interrogación encierran presagios o saludan a la melancolía. Con un desencanto final, Matias Mariani observa coincidencias entre elementos dispares. Opina que somos los animales libres de un zoo. Las páginas de Pádua Fernandes dejan entrever, con cierto humor, una raíz corrosiva. Paulo Ferraz revela lo insólito contenido en un armario o una taza de café. Prisca Agustoni piensa en el laberinto de quien duerme, y escribe: "nos desnudaremos / hasta el fondo de la infancia". Renan Nuernberger se confiesa sin paraguas contra una lluvia de lodo. Ricardo Rizzo convoca al ventrílocuo, al payaso, a los fantasmas, al artista de la calle, y aporta un poema sorprendente: "Alpinismo". Sergio Cohn examina, en una sola composición, ecos antiguos e indicios de futuro. Después deambula por una ciudad inhabitada, "a la sombra de los / propios pensamientos". Tarso de Melo relata anécdotas de Naomi Campbell. El minimalismo misterioso de Thiago Ponce de Moraes cierra el libro.



Editada con esmero, la antología ¿Qué será de ti? incluye una sucinta información bio-bibliográfica sobre cada poeta. Una obra necesaria para conocer la poesía brasileña actual.



@FJIrazoki

El gran enchufe

A nuestra generación nunca se nos permitió ver el mar

por primera vez.

Él siempre estuvo adentro, reluciente, tan grande

como nosotros mismos



Rogamos tanto a las noches que se hiciera nuevamente la

oscuridad

mas las plegarias atendidas

son ilusión de tontos, un ardor en los

ojos y

el mar enfurece aquí dentro, monstruo devorador

de piedra



Nacimos ballenas mórbidas

pobres diablas ahogadas en este papel de luz

y es tan mezquino en sus inicios el deseo



Nosotros sólo queríamos ver el maldito mar

por favor,

por primera vez



ANA RÜSCHE