Ensayo

A ras de suelo

Michael Seidman

9 octubre, 2003 02:00

Traducción de Pablo Sánchez León. Alianza, 2003. 388 páginas, 17’30 euros

En el ámbito de los grandes temas no hay asuntos trillados de por sí, ni mucho menos agotados, sino enfoques repetitivos o simple pereza intelectual.

Lo vemos a diario con decenas de libros prescindibles que se limitan a reproducir análisis y perspectivas precedentes. Ante la nueva publicación de un hispanista sobre la guerra civil, bajo la maltratada advocación de "historia social", se desata cierta aprensión, porque uno teme recalar en rancias certezas. Nada de eso; estamos ante una de las obras más originales que han aparecido últimamente sobre nuestra contienda.

Entiéndase en sus justos términos la afirmación previa: no es una investigación insólita ni pionera, porque hace tiempo que destacados autores (de Malefakis a Fraser, por citar clásicos extranjeros) adoptaron esa óptica "a ras de suelo", y se aproximaron a las vicisitudes cotidianas. Asumimos que, aunque fuese comprensible la prioridad en los avatares bélicos y políticos durante una refriega civil, el investigador no debe olvidar que bajo ellos late la vida menuda. La originalidad descansa en otras bases: el autor no persigue hablar otra vez de urbes asediadas, hambre, "paseos" o deserciones; no pretende trazar tan sólo otro minucioso retrato de la población durante el conflicto, sino explicar éste desde la perspectiva del individuo.

¿Qué significa esto? Significa que Seidman parte de la hipótesis de que "el propio bienestar, el de la familia y amigos más cercanos, o lo que puede denominarse la esfera de lo personal o íntimo, eran más importantes que las organizaciones, las clases sociales y la sociedad futura" (p. 19). Sólo un sector mínimo de ciudadanos vivía por o para la política, o se identificaba con partidos y sindicatos. Lejos del habitual énfasis en las batallas, el autor prefiere situar su lupa en las trincheras en calma. ¿Como subsistía el soldado con frío, sarna y hambre? ¿Luchaba por convicciones o porque no tenía otra alternativa? La respuesta se presenta a veces categórica: "la biología fue tan importante como la ideología o la cultura". Tradicionalmente menospreciadas, las penosas condiciones materiales en el frente y la retaguardia (resultado de una clamorosa ineptitud logística) determinaron la suerte del bando republicano. éste es uno de los argumentos centrales del libro. Es preciso sin embargo esquivar las simplificaciones. No se trata tanto de arrumbar ahora las coordenadas conocidas cuanto de enfocar otros elementos menos habituales. En ocasiones, Seidman establece de manera demasiado rotunda o poco justificada que determinadas acciones particulares tuvieron un efecto decisivo. Otras veces se esfuerza tanto en matizar o ilustrar sus apreciaciones que termina haciendo fatigosa la lectura con interminables casos y episodios menudos.

Conviene añadir que el interés de Seidman por el hombre común y la existencia irrepetible de cada cual se inscribe en ese importante sesgo de la historiografía actual que, tras tanto énfasis en las estructuras, tiende a valorar y recrear la vida en singular, ya sea de personalidades como de miserables. En este caso, la aplicación de ese criterio a la vida republicana durante la guerra da como resultado una obra fascinante, a veces discutible, siempre enriquecedora.