Paz Battaner. Foto: Marta Jara-RAE

En el Diccionario de la Real Academia Española, "transformación" es, en su primera acepción, "acción y efecto de transformar"; y "dignidad", también en la primera, es "cualidad de digno". Siguiendo esta fórmula, el diccionario está plagado de "acciones", "efectos" y "cualidades". Son palabras a las que la lexicógrafa Paz Battaner (Salamanca, 1939) llama "pozos sin fondo", sustantivos abstractos de difícil descripción y cuyas entradas en el diccionario remiten a aquellos verbos y adjetivos de los que derivan. "Muchos de estos términos están muy bien explicados, pero también otros muchos se podrían describir de forma menos mecánica, con una visión más abierta". A ello pretende contribuir la filóloga a partir de este domingo, cuando ingresará en la institución para ocupar la silla "s", vacante desde noviembre de 2013, cuando murió el psicólogo José Luis Pinillos.



El discurso de ingreso de la nueva académica -la undécima mujer en 300 años de historia- versará sobre estos aparentes "pozos sin fondo" de la lengua. Battaner se ofrece para sondarlos y espera colaborar en el nuevo proyecto de mejora del Diccionario que, según informa, ya está en marcha, y que cambiará la manera en que se estructuran los artículos del diccionario. De este modo, las diferentes definiciones de cada vocablo no aparecerán en forma de lista, sino con una estructura arbórea, con acepciones y "subacepciones" relacionadas.



Battaner tiene una larga trayectoria como docente y como directora de diccionarios. Ha sido la responsable de la confección de, entre otros, el Diccionario de uso del español de América y de España, el Diccionario general ilustrado de la lengua española en cuatro volúmenes y varios diccionarios escolares, todos ellos para la editorial Vox. También ha sido la impulsora y directora del Diccionario de Aprendizaje del Español como Lengua Extranjera del grupo de investigación Infolex de la Universidad Pompeu Fabra, del que fue coordinadora, y que está disponible de manera gratuita en versión online.



La lexicógrafa opina que las editoriales españolas han hecho muy pocos diccionarios en los últimos años debido al "gran peso" de la RAE, que hace una dura competencia a las empresas privadas editando todo tipo de diccionarios. Actualmente, su catálogo incluye, además del DRAE (ahora llamado Diccionario de la Lengua Española), el Diccionario esencial de la lengua española, el Diccionario panhispánico de dudas, el Diccionario del estudiante, el Diccionario práctico del estudiante, el Diccionario de americanismos y el Diccionario del español jurídico.



Pregunta.- ¿Tienen ideología los diccionarios?

Respuesta.- Por supuesto, porque todo el mundo la tiene. Además hay diccionarios claramente ideológicos, como muchos que se hicieron en el siglo XIX fuera de España, por parte de emigrados del trieno liberal que huyeron a París y a Londres principalmente. Estos editaron diccionarios progresistas, admitían muchas palabras, querían que el español estuviera en la vanguardia de la lengua. La Academia entonces era mucho más conservadora. Después, en los diccionarios de 1869 y sobre todo en el de 1884, la RAE se abrió muchísimo y recogió muchas palabras de las colonias, y a la prensa le pareció fatal. Y en el penúltimo, con la entrada de los anglicismos en cursiva, también protestó mucha gente. Por otra parte, a día de hoy todavía hay quien piensa que la RAE es demasiado madrileña, aunque ya no es así. En cualquier caso, las definiciones las hace la gente, los hablantes, con los valores de cada momento. Lo que ocurre es que hay que revisar esos valores de vez en cuando porque son cambiantes.



P.- ¿Entonces cree que hay que hacer caso a los colectivos que periódicamente piden a la Academia que elimine del diccionario algunos términos ofensivos?

R.- No, eso es diferente. Aquí por ejemplo una de esas palabras ha sido "judiada", que significa hacerle una mala pasada a alguien. La palabra significa eso, otra cosa es que en el pasado expulsáramos los judíos y ahora los queramos, pero la historia no la podemos borrar. Lo que sí se podría hacer es poner la definición en pasado, indicando que ese significado se empleaba en otra época.



P.- Usted se ha dedicado mucho tiempo a la docencia y ha colaborado en planes educativos sobre lengua y literatura. ¿Cómo ve la situación de la asignatura en la enseñanza primaria y secundaria?

R.- Se ha hecho demasiada teoría y muy poca literatura. Hay que tratar más la literatura en clase para que los chicos aprendan más lengua. Tendría que haber un fondo de buenas lecturas, y no darles a leer textos hechos deprisa y corriendo, como noticias y recetas de cocina (que son tipos de textos que ponen en los exámenes del informe PISA). Yo a mis estudiantes de 16 años les decía que el mejor análisis sintáctico es entender un soneto clásico.



@FDQuijano