Mauro Peter cantando en la pasada edición del ciclo de lied del Teatro de la Zarzuela

Tradicionalmente España no es un país en el que la música de cámara haya tenido especial acomodo y difusión, aunque haya habido excepciones y aunque el panorama, ahora mismo, gracias a iniciativas de distinto tipo, públicas y privadas, sea mucho más risueño. Otro tanto sucede con el mundo de la canción de concierto -léase lied, chanson, mélodie o, simplemente, canción-, oscurecido durante años y años por la ópera.



Afortunadamente, las cosas han cambiado no poco, y a mejor, en los últimos lustros y el más notable ejemplo lo tenemos en el ciclo de lied que desde hace veinticuatro años se viene celebrando en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, dependiente en estos momentos del CNDM. En paralelo, en provincias, se ha venido despertando el interés por este tipo de actividad y raro es el centro musical que no incluye en su programación algún recital lírico, en donde los pequeños dramas con piano tienen su espacio, en ocasiones ocupado también por piezas de extracción operística.



Es noticia por tanto que haya instituciones que apoyen y mantengan el fuego sagrado de estas experiencias vocales, soslayando dificultades y empleando con inteligencia sus escasos medios en busca de una programación didáctica y novedosa. Un ejemplo de ello es la Asociación de Amigos de la Ópera de Santiago de Compostela, que, con la ayuda del Ayuntamiento de la ciudad y de la Diputación coruñesa, sostiene el ciclo denominado Cantigas de Outono, que tiene ya dieciocho años de antigüedad y que en esta edición, lógicamente breve, ha ideado tres muy apetecibles sesiones que van a tener lugar los días 18, 25 y 26 de este mes en el Teatro Principal de la ciudad galaica.



La primera, no exenta de originalidad, que está dedicada a la memoria del poeta Guillaume Apollinaire, de cuyo fallecimiento se cumplen 99 años, aparece presidida por el epígrafe Le bestiaire, título del satírico ciclo de seis mélodies de François Poulenc. Del mismo autor se interpretarán las ocho piezas acogidas en el cuaderno Chansons Gaillardes, las encuadradas en el denominado Quatre Poèmes de Apollinaire, la Novelette sobre un poema de Falla y la Sonata para clarinete y piano. El programa se completa con Mimaamaquim (Salmo 130), Romances Bhoises, Quatre Chansonspour Voix Grave y Six Poèmes extraídos de Alcools de Arthur Honegger. Javier Povedano, joven y desenvuelto barítono cordobés, de voz bien timbrada y oscura, será el protagonista; cantando y tocando el clarinete, instrumento con el que empezó su carrera. Le asistirá desde el piano el siempre musical y eficiente Jorge Robaina. El concierto tendrá además una semiescenificación a cargo del avispado Rafel R. Villalobos. Recordemos que en la pasada temporada de la Orquesta Nacional dio carácter teatral al concierto en el que se interpretó la ópera Elektra de Richard Strauss.



La segunda cita no posee menos interés, pues está dedicada al Cancionero italiano de Hugo Wolf, basado en textos populares traducidos por Paul Heyse. Breves piezas, en ocasiones de carácter aforístico, de temática frecuentemente sentimental. Pinceladas de vida. Los cuarenta y seis lieder, agrupados en dos partes, van a ser interpretados en este caso sin guardar el orden original, en busca quizá de establecer relaciones musicales sugerentes. Dos voces germanas muy apreciables serán las encargadas de llevar al auditor el efusivo mensaje del compositor, de armonías a veces tan originales: la de la joven soprano Anna Lucia Richter, clara y argentina, y la del barítono Georg Nigl, experimentado en mil batallas, rotunda y sonora. Al piano, el veterano Gérard Wyss, que ha colaborado en más de una ocasión con el barítono.



Cierra el breve ciclo la mezzosoprano Graziela Valceva-Fierro, que estará acompañada por el buen y conocido pianista que es Maciej Pikulski y que desarrollará un repertorio acogido al lema Lied eslavo: Entre el universalismo y el exotismo orientalista. La penumbrosa voz de la cantante desgranará canciones de Chopin (tres Canciones polacas), Musorgski (El cuarto de los niños), Rimski-Korsakov (tres canciones), Rajmáninov (dos Romanzas) y Chaikovski (dos canciones). Aparte, Piculski tocará el famoso Nocturno op 27 n° 2 de Chopin y tres Preludios de Rajmaninov.