Image: El tiempo de las series

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Cine

El tiempo de las series

18 noviembre, 2016 01:00

Melissa McBride en The Walking Dead

¿Qué tiempo viven las series actuales? Uno de los hitos que atraviesa la nueva edad de oro de la televisión es el imaginario temporal. Analizamos su impacto a la luz del ciclo de conferencias que se celebra estos días en CaixaForum Girona y Barcelona.

Una épica de superviviencia suele puede clausurarla la muerte. Esa parece ser la paradoja central sobre la que se construye The Walking Dead, la única serie cuyo final podemos adelantar sin miedo al spoiler. Cuando alcance su duodécima temporada, la que Robert Kirkman ha fijado como final del camino allá por el 2022, Rick Grimes (Andrew Lincoln) morirá. Quedará apenas por resolver si lo hará solo, le asesinarán, transmutará en zombi (que no deja de ser una forma de muerte) o se suicidará. La serie de la AMC es probablemente la única teleficción que no anida esperanza alguna para el telespectador optimista, lo que no deja de ofrecerse como un dato perturbador, dado sus altísimos niveles de audiencia mundiales. Luchando contra los muertos y huyendo del salvajismo de los vivos, los doce años de diáspora apocalíptica habrán ido preparando al televidente para enfrentarse a la devastación final.

Al fin y al cabo, los "muertos que caminan" del título no son los figurantes desfigurados de la mitología de George Romero, sino los supervivientes de la tragedia global que, ignorando las causas, regresan al grado cero de la civilización. Rick y su grupo son los verdaderos walking dead. La última y la más negra de las devastaciones, hasta el momento, le ha correspondido al traumático arranque de la séptima temporada, el capítulo "The Day Will Come When You Won't Be", que ha borrado del mapa a dos personajes principales, uno de ellos especialmente querido. En la pasada temporada, Glenn (Steven Yeun) sobrevivía a lo indecible para morir ahora del modo más inesperado, cruel y sangriento. Justo cuando ya nos habían convencido de que era invencible. Sólo el arranque de la quinta temporada de 24 y el apagón final de Los Soprano es comparable en términos de devastación ficcional, aunque algunos hitos de Juego de tronos andan cerca.

Todo obedece, obviamente, a una cuestión de tiempo. Más allá de la simpatía que pueda un personaje despertar, más allá del papel heroico o despreciable que le han adjudicado los guionistas (en The Wire todos lamentamos la desaparición de Stringer), es el tiempo el que determina el factor humano de las teleficciones. La serialidad y prolongación de las series a lo largo de los años acaba por trascender la naturaleza ficcional de los personajes, a quienes acabamos viendo como personas a las que guardar luto cuando desaparecen. Les hemos acompañado en un trayecto vital que, en la mayoría de las ocasiones, no responde a los destinos asumidos de antemano por una construcción dramática cerrada, sino que han ido "creciendo" en la serie como lo hacen los organismos mutantes, sin saber de antemano (ni los creadores ni los actores ni por supuesto los espectadores) hacia dónde encaminarían sus pasos.

En la conferencia "The Walking Dead: el tiempo del endoapocalipsis", el profesor universitario Gino Frezza abordará estas cuestiones en CaixaForum Girona y Barcelona (días 29 y 30), mientras que los guionistas Leonardo Fasoli y Maddalena Ravagli (días 22 y 23) desglosarán una de las grandes creaciones televisivas europeas de los últmos años, Gomorra, de la que son responsables. Bajo la sombra inevitable de Shakespeare, de la que prácticamente ninguna serie puede huir, la teleficción en torno a la Camorra napolitana reescribe los cógidos del noir para ingresar en territorios vedados al cine. Y todo ello gracias al factor tiempo, a las contorsiones y retorcimientos que genera en el drama, a las inacabadas posibilidades que ofrece, como si de hecho, de una vez por todas, la ficción pueda realmente ser el reflejo de la complejidad de un mundo que claramente, y por tantos motivos, escapa a nuestra comprensión.

@carlosreviriego