Una imagen de La carreta fantasma de Victor Sjöström

La Muestra de Cine Europeo Ciudad de Segovia, que arranca hoy, dedica una retrospectiva al cine sueco para indagar en una cinematografía que vive un gran momento y que siempre ha sido algo más que Ingmar Bergman, cuya fama eclipsa otros hallazgos venidos del frío.

Hoy arranca la Muestra de Cine Europeo Ciudad de Segovia (MUCES) que, durante una semana, proyectará un buen surtido de las películas que han dado que hablar este 2015 en los principales festivales del continente, desde Cannes a San Sebastián, pasando por Venecia o Berlín. De esta manera estarán presentes los últimos filmes de cineastas como Matteo Garrone, Giorgos Lanthimos, Miguel Gomes, Nanni Moretti o Margarethe von Trotta y, además, la programación estará engalanada con coloquios, cine documental, exposiciones, mesas redondas y muchas más actividades. Este año, la ya clásica retrospectiva que el festival dedica a la cinematografía de un determinado país europeo, que el año pasado puso en valor al cine alemán, intentará hacer un repaso de los mejores autores del cine sueco con la proyección de seis películas: El rostro (1958) de Ingmar Bergman, Elvira Madagan (1968) de Bo Widerberg, La carreta fantasma (1921) de Victor Sjöström, Las mejores intenciones (1992) de Billy August, Lilya Forever (2002) de Lukas Moodysson y Mi vida como un perro (1985) de Lasse Hallström.



"El cine sueco tiene un antes y un después con Ingmar Bergman", explica Luis Miguel Rodríguez, director de Lince Comunicación, que impartirá el próximo martes la conferencia El nuevo cine sueco, más allá de Bergman en MUCES. El director de Persona está reconocido como uno de los directores más importantes de la historia y, como no podía ser de otra manera, es una figura seminal de esta cinematografía pero desde luego no es el único autor sueco que ha elevado el cine a la categoría de arte. Sin ir más lejos, la muestra de Segovia se inauguró el año pasado con Una paloma se posó en una rama para reflexionar sobre la existencia (2014) de Roy Andersson, que se hizo con el León de Oro en el Festival de Venecia en 2014. "Siempre saca sus proyectos de manera independiente, alejado de los grandes circuitos de producción y distribución", comenta Rodríguez sobre Roy Andersson, que entre 1975 y el año 2000 no estrenó ni un solo largo, después de triunfar con su opera prima y naufragar con su segunda película. "Pero no perdió el tiempo porque ha trabajado durante los últimos 30 años en publicidad de una manera muy especial, creando un estilo muy personal, que ahora se traslada a sus películas de manera única".



Pero también había un antes de Bergman en el cine sueco. Insertado en la corriente del cine de vanguardia de los años 20, Victor Sjöström fue el más destacado de un periodo interesante de la cinematografía sueca. "La carreta fantasma de Sjöström, que se proyecta en MUCES, es uno de los grandes clásicos del cine mudo internacional", opina Luis Miguel Rodríguez. "Aunque a nivel temático está en consonancia con lo que se producía por ejemplo en Alemania en aquellos años, abordando el tema de la muerte, a nivel estilístico desprende un aroma de autenticidad, más intimista y subjetivo, que se apoya en la fotografía, en los encuadres, en el estilo de rodaje..."



De la época anterior a la irrupción del director de El séptimo sello hay otras nombres dignos de mención como Mauritz Stiller o Alf Sjöberg, ganador de dos Palmas de Oro (1946 y 1951), pero el cine sueco es incapaz de crear una industria consistente durante décadas. "Hay que tener en cuenta que Suecia es un país pequeño y que en los años 30 y 40 no era la boyante socialdemocracia de la actualidad", explica Rodríguez. "No había suficientes recursos para producir cine y salvo algunos profesionales destacados, que normalmente acababan emigrando a Hollywood, no había posibilidad de configurar una industria fuerte aunque un autor como Sjöström bien podría haber generado una corriente en torno a su personal manera de entender el cine".



Es en los años 50 y 60 el cine sueco toma definitivamente impulso. "Suecia es por fin una potencia económica y ya si se puede permitir el lujo de destinar dinero a crear una industria cinematográfica fuerte", opina el director de Lince Comunicación. A partir de entonces surge una iniciativa política para apoyar la producción de cine ya que se considera que es un buen escaparate para mostrar al país y su cultura fuera de sus fronteras. "El estado sueco en estos momentos es bastante intervencionista en la producción de cine y de hecho es uno de los países pioneros en el establecimiento de la paridad de género en las producciones".



Todo esto, unido a las características del cine de Bergman, ha acabado por dar una impronta especial a la cinematografía sueca. "Hay una obsesión por hacer un retrato social del país en cada momento", opina Rodríguez. "Parece una reacción al hecho de que les hayan colgado la etiqueta de socialdemocracia modelo del estado de bienestaer. Muchos directores parece que se ven obligados a matizar esto y dar a conocer al mundo una perspectiva crítica de esa imagen de perfección". El retrato de la infancia y la visión intimista y subjetiva de la muerte parecen constantes temáticas en un cine que lleva casi 50 años adaptando novelas negras pese a que fuera de sus fronteras parezca que es algo nuevo surgido del éxito de la saga Millenium de Stieg Larsson.



Todos estos aspectos recorren el ADN cinematográfico de una nueva hornada de cineastas que derrochan talento y conquistan galardones y aplausos allá por donde lleven sus películas. Lukas Moodysson, Ruben Ostlund, Tomas Alfredson, Lisa Aschan o Lisa Langseth son hoy una realidad del cine europeo muy a tener en cuenta y probablemente protagonizan el mejor momento de la industria cinematográfica sueca. Aunque ni siquiera ellos pueden desprenderse de la alargada sombra de Ingmar Bergman. "De alguna manera todos los directores suecos, sean jóvenes o viejos, medio en serie medio en broma, tratan o bien de imitar a Bergman para llegar a su nivel de expresión o bien todo lo contrario, es decir, tratan de superarle", finaliza Luis Miguel Rodríguez.



@JavierYusteTosi

MUCES: Una programación incuestionable

Abriendo la Muestra, se podrá disfrutar de la ganadora del Gran Premio y FIPRESCI en Cannes 2015, El hijo de Saúl, la ópera prima del joven director húngaro László Nemes con el tema del holocausto como piedra angular. La Sección Oficial estará compuesta por 33 cintas de gran calidad no estrenadas comercialmente en España, refrendadas por premios internacionales y por el público y la crítica, y que representan, además, ejemplos relevantes de la realidad cinematográfica de las distintas nacionalidades europeas. Entre ellas, la última del director griego Yorgos Lanthimos, Langosta, Premio del Jurado en Cannes; la británica Macbeth, de Justin Kurzel, nominada a Palma de Oro en Cannes; las últimas creaciones italianas de Matteo Garrone, Edoardo Maria Falcone y Nani Moretti, El cuento de los cuentos, Que sea lo que Dios quiera y Mia madre, respectivamente; la más reciente creación de la directora homenajeada el pasado año en la Muestra, Margarethe von Trotta, The Misplaced World; o las españolas La novia, de Paula Ortiz, Premio Zabaltegui en San Sebastián; y Un día perfecto, de Fernando León.



Entre otras delicias para los cinéfilos que se podrán disfrutar en la SO de MUCES destacan: Reina Cristina, la mujer que fue rey, del carismático director finés Mika Kaurismäki (Mejor Actriz y Mejor Director en el Festival de Montreal 2015), la islandesa Rams, el valle de los carneros, de Grímur Hákonarson (Mejor película en Palic, en Transilvania, Espiga de Oro en la Seminci y "Un Certain Regard" en Cannes,); 13 minutos del alemán Oliver Hirschbiegel o filmes controvertidos como la estona Roukli, de Veiko Õunpuu; la polaca Nude Area, de Urzula Antoniak; The Snake Brothers, del director checo Jan Prusinovský (nominación al Globo de Cristal y mejor actor en Karlovy Vary), que estará en Segovia para presentar su película; Tres ventanas y un ahorcamiento, del director kosovar Isa Qosja (Festival de Jerusalén 2015: Mejor Actriz. Festival de Sarajevo 2014: Premio Cineuropa - Isa Qosja. Festival de Tesalónica 2014: Premio del público); las producciones croatas You carry me, de la directora Ivona Juka (Festival de Karlovy Vary 2015: Nominada a Premio "East of West") y The High Sun, de Dalibor Matanic, cinta ganadora del Premio del Jurado "Un certain Regard" en Cannes; o la cinta rumana Toto y sus hermanas de Alexander Nanau.