Elizabeth Blackburn durante la rueda de prensa en Madrid. Foto: Olmo Calvo, SINC

Elizabeth Blackburn (Australia, 1948) descubrió en 1984 la telomerasa, la enzima encargada de la formación de los telómeros. La magnitud del hallazgo solo es comprensible si se considera que la salud de los telómeros está directamente relacionada con la del organismo y su envejecimiento. Un descubrimiento que le sirvió para alzarse con un merecido premio Nobel de Medicina en 2009. La bioquímica de origen australiano ha visitado nuestro país para dar una charla durante el evento Presente y Futuro de la Investigación del Cáncer, conferencia coorganizada por la cadena de televisión La Sexta, el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y la Fundación AXA.



"Tener unos telómeros más largos implica una menor mortalidad debido a las principales enfermedades que acaban con la vida en los países desarrollados", comenta la investigadora en una entrevista para la agencia Sinc. Sin embargo, "en los últimos años se ha visto que ciertos cánceres raros y agresivos, como melanomas, gliomas y ciertos cánceres de pulmón, aumentan su riesgo al tener más telomerasa activa". La premio Nobel considera que la longitud de los telómeros "se relaciona con tener una vida sana", no con una mayor longevidad.



Vida sana, telómeros sanos

Según Blackburn el secreto para conservar unos telómeros largos y saludables pasa por mantener un estilo de vida sano: "ejercicio moderado, dieta mediterránea sana, dormir bien y socializar". Desde el lado opuesto, "el consumo de azúcar, el tabaco y el estrés crónico y grave acortan los telómeros", aunque la bioquímica apunta que aún existe desconocimiento acerca de la relación entre el estrés, los telómeros y el cáncer. Eso sí, predica con el ejemplo: "por las mañanas camino porque tengo una imagen mental de cómo los telómeros se van gastando".



Otro factor que influye en la salud de los telómeros parece ser el contexto sociocultural y político en que habita un individuo. "Existen estudios de niños en EEUU expuestos a violencia y eventos traumáticos capaces de acortar sus telómeros y aumentar el riesgo de enfermedades", afirma Blackburn. El nivel de educación y la vida en barrios conflictivos parecen constituir otros factores correlacionados con la conservación saludable de los telómeros.



Por esto último, la premio Nobel defiende el impacto que puede tener su campo de investigación en la toma de decisiones políticas. "No somos sólo nosotros, también hay que mirar las políticas sociales, el urbanismo... son implicaciones que debemos investigar y cuantificar". Es consciente de que "la estadística es útil para las políticas de salud pública, pero no tanto para casos individuales", por lo que, para combatir el cáncer en los casos particulares, apuesta, de momento, por la prevención: "En vez de tratar un cáncer en desarrollo que está dañando el cuerpo, sepamos cómo interceptarlo".



¿Farmacología para el tratamiento de los telómeros?

La pregunta parece evidente: si existe una relación directa entre el estado de mantenimiento de los telómeros y nuestra salud, ¿podríamos mejorar ambos con fármacos? La respuesta, por el momento, no es completamente afirmativa. Blackburn considera que este tipo de estudios están en una fase "muy temprana" y que es "demasiado pronto" para recomendar cualquier tipo de tratamiento. Por ahora, insiste, "el mejor consejo es mantener un estilo de vida sano".



"Hasta un 90% de los cánceres avanzados tienen la telomerasa muy activa, lo que sugiere que inhibirla podría servir para tratarlo", explica la investigadora. Eso sí, no es nada sencillo. "Muchas células normales, como las inmunes y sanguíneas, necesitan una telomerasa activa para su producción". Lo que quiere decir que la inhibición de la telomerasa podría conllevar severos efectos secundarios. Sólo en ciertos "casos extremos" cree Blackburn que "estaría justificado intervenir". Sin embargo, parece que esta vía de investigación es "muy racional" y merecedora de ser explorada a fondo. Claro que "nunca hay suficiente financiación para la investigación oncológica".



Espíritu crítico para afrontar internet y sus mitos

La red está repleta de mentiras, mitos y leyendas urbanas relacionadas con la salud, el cáncer y el envejecimiento. La premio Nobel también ha tenido palabras de advertencia respecto a los peligros de creer ciegamente lo que ciertos contenidos web parecen asegurar. Según Blackburn, es necesario "aprender a pensar como un científico, de forma crítica". Solo así podremos distinguir entre lo que es verdad y lo que es demasiado bueno para serlo: "La ciencia prospera cuando lucha contra las fake news".