Image: La dudosa realidad de Demand

Image: La dudosa realidad de Demand

Exposiciones

La dudosa realidad de Demand

25 septiembre, 2003 02:00

Detalle de Clearing, 2003

Helga de Alvear. Doctor Fourquet 12. Madrid. Hasta el 1 de noviembre de 2.200 a 62.000 euros

Thomas Demand (Munich, 1964) es uno de los artistas alemanes más interesantes de la actualidad. Entre 1987 y 1989 estudió en la Akademie der bildenden Könste de su ciudad natal, para después continuar sus estudios en la famosa Kunstakademie de Dösseldorf (1989-92) y en el Goldsmith College de Londres. Ha expuesto en centros como la Kunsthalle de Zurich (1998), la Fondation Cartier (2000), la Tate Gallery (2001)y la Lecbachhaus de Munich (2002). Actualmente vive y trabaja en Berlín.

El mural fotográfico, de casi diez metros de largo, representa un claro del bosque donde la luz se filtra entre las hojas de los árboles. A primera vista, es una imagen tópica de la belleza natural. Pero si uno se acerca, va descubriendo ciertos detalles inquietantes: las hojas son demasiado planas, carecen de nervios, y parecen sujetas a las ramas con alambre o algo así. De pronto, todo el encanto de la naturaleza se desvanece y asoma la tramoya. Lo que vemos en la foto no es un bosque, sino un decorado, y el sol entre las hojas es sólo la luz artificial del estudio.

Las fotografías de Thomas Demand se basan siempre en modelos construidos en papel y cartón por el propio artista. Los lugares elegidos (aparte de ese falso bosque) suelen ser espacios artificiales e impersonales típicamente modernos: una oficina, un estudio de televisión, un palacio de congresos... Public Housing representa un bloque de apartamentos. Copyshop, un local de fotocopias. Estos escenarios familiares aparecen desiertos, poblados sólo por unos objetos sospechosos y bañados en una luz irreal. Como otros artistas contemporáneos, Demand utiliza los recursos de la fotografía documental para desmentir la identificación entre fotografía y verdad, para jugar al escondite con la realidad y la ficción.

Muchos artistas actuales fotografían juguetes y maquetitas, pero lo de Demand no son exactamente maquetas, sino modelos de tamaño natural, escala 1:1. Sus mismas fotografías tienden a esa escala o al menos a un formato lo bastante grande para dejarnos examinar los bordes que delatan los objetos de papel. Las construcciones de Demand se parecen más a los sets de cine. Como ellos, han sido creados sólo para el ojo de la cámara, para la gloria del instante fotográfico. Los objetos de papel tienen un momento de perfección que no dura más de un día y hay que fotografiarlos antes de que pierdan esa tersura. Una vez fotografiados, el artista los destruye. Todo esto suena como una alegoría de la condición de los objetos en nuestro tiempo. Uno de los efectos de la hegemonía de la imagen visual es que todas las mercancías son diseñadas para ser fotogénicas, y su destino se consuma una vez que han salido bien en las imágenes de un spot o de un reportaje.

Lo que diferencia a los modelos de Demand de los sets cinematográficos, por otra parte, es que éstos tratan de reproducir la realidad hasta el mínimo detalle, mientras que Demand prescinde de todo lo que visualmente le parece accesorio. Los teléfonos no tienen teclas, los enchufes no tienen agujeros, en las superficies de sus objetos no hay letras ni manchas. Sólo quedan las formas puras de las cosas. La primera vocación de Demand fue la escultura, y se podría considerarlo como un escultor que ha encontrado en la fotografía un nuevo modo de destruir y a la vez preservar sus piezas.

En la obra de Demand hay también un aspecto narrativo. Sus modelos pretenden reconstruir escenarios tomados de la prensa. Puede ser una visita del Papa, la muerte de la princesa Diana, o como en las piezas pequeñas expuestas aquí, las últimas elecciones norteamericanas. Para Platón, la imagen artística era la copia de una copia, porque la imagen imita al objeto que a su vez imita la Idea; las fotos de Demand se inspiran en fotos de prensa, que a su vez representan cosas y lugares "reales"... Y así la verdad, identificada con el original de la imagen, retrocede y retrocede, como burlándose de nosotros. Cuando se le pregunta si hay algo de sentido del humor en su obra, Demand responde: "No, ¡por supuesto que no! Es un asunto mortalmente serio." Una respuesta que suena irónica, ¿no?