Image: ¿La remontada es un espejismo?

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Arte

¿La remontada es un espejismo?

26 febrero, 2016 01:00

Una visitante se "asoma" al arte en ARCO2015

Semana de ferias, de compras, de negocio, de paseo entre obras de arte con cartel de "se vende". Hemos querido pulsar con los profesionales la situación de un mercado, el del arte contemporáneo en España, paralizado durante demasiado tiempo. Con esa intención hemos lanzado estas preguntas a cinco agentes implicados: una experta internacional, un coleccionsita, una historiadora, un galerista y un artista. El debate está pues sobre la mesa.

1. ¿Cómo es el actual mercado del arte contemporáneo en España? ¿Qué lo define? ¿Hay burbujas?

2. ¿Está la oferta comercial artística en España a la altura de la de otros países? ¿Existe una competencia real fuera? ¿Vive un auge o un declive el arte español en el panorama internacional?

3. En la estructura del mercado del arte, ¿qué papel siguen teniendo las ferias?


Clare McAndrew. Directora de Arts Economics.

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A falta de saber el resultado del último análisis del mercado global del arte, que se publicará el próximo mes de marzo coincidiendo con la feria Tefaf Maastricht, el mercado del arte en España ronda el 1% de la cuota anual del mercado internacional, y no ha habido grandes movimientos en la última década. Está vivo pero los precios de las obras de arte españolas son más bajos que la media, algo que viene derivado de los problemas del país, la deuda y la falta de liquidez. Una de las medidas para paliar esto podría ser invertir en la adquisición de obras de arte en lugar de en propiedades imobiliarias o equipamientos deportivos; la creación de un IVA especial también ayudaría. Observando a los coleccionistas, se ve que el panorama es más positivo que hace un par de años, aunque no está creciendo de manera rápida. El euro está débil. A largo plazo, se debería promover la tradición al coleccionismo, que en términos del arte contemporáneo es muy bajo, y sobre todo la educación. Podría hablar de factores económicos pero en la mayoría de los casos es más importante cómo se siente la gente, si sienten confianza financiera o no. Hay dos maneras de actuación y es que la gente compra arte o bien cuando son muy ricos o cuando esperan serlo aún más en el futuro. En este sentido, el mercado español no se diferencia de los otros mercados.

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Sin duda la oferta española está a la altura, pero se necesita tiempo para proyectar a los artistas a nivel internacional y este es un problema con el que están luchando todos los países con economías pequeñas. Esto se debe a la aparición de China y a que sus artistas contactan directamente con el mercado. Siempre he pensado que España se merece un mercado más potente.

El mercado del arte en España ronda el 1% de la cuota anual del mercado internacional"

Hay diversas maneras de entrar en él, pero me parece que parte de una base educacional y cultural. Su presencia en el mercado global, teniendo en cuenta que es un mercado pequeño, es relativamente limitada y es conocido por ser un país que produce arte pero no está considerado el centro del comercio. Se entiende que es un exportador que vende sus piezas más caras en el extranjero, como Estados Unidos y Reino Unido.

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Aunque los galeristas siempre se quejan de lo caro que les resulta ir a las ferias, se trata de eventos clave para la compra-venta de obras de arte y se han convertido en fundamentales porque mueven a los visitantes. Para las galerías pequeñas y medianas es difícil acudir y algunas, de hecho, se tienen que centrar en las que, en términos económicos, les interesa y sale rentable ya que las ventas se suelen hacer en el panorama internacional y no tanto en España. En 2013 generaron un 33% de las ventas en términos globales. Parece que la tendencia de hace unos años de abrir nuevas ferias se ha asentado y ahora se tiende a mirarlas desde otros ángulos y centrarse en las que mejores resultados obtienen. En algunos casos venden hasta el 70% de modo que generan mucho movimiento económico.


Juan Luis Moraza. Artista.

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Incluso contabilizando la clientela institucional, el coleccionismo privado, tanto nacional como internacional, de pequeña o gran escala, incluyendo en la lógica del mercado todas las formas de intercambio inmaterial y simbólico, hablar de precariedad sería optimista. La del arte es más una economía del deseo que del negocio, especialmente para aquellos que, como los artistas, los galeristas y los coleccionistas, asumen responsabilidades patrimoniales. Los artistas son, con diferencia, los grandes inversores del arte contemporáneo español, sosteniendo un índice de creación patrimonial que no se corresponde con la capacidad del mercado para absorber apenas una ínfima parte de esa aportación. A las desventajas fiscales, se añaden las escasas facilidades administrativas, y una desconsideración institucional hacia la dimensión comercial y patrimonial del arte contemporáneo, hacia las galerías y el coleccionismo en concreto y hacia el arte contemporáneo en general. Estas desconsideraciones se traducen en desentendimientos, que dificultan el desarrollo de un campo en el que la sociedad se confronta a sus propios valores y paradojas, y ensaya su futuro.

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A la calidad de la creación artística española no le acompañan ni un sistema de mercado, ni un aparato de crítica e interpretación, ni unas políticas de Estado, que puedan ponerlo en valor en contextos de mercado internacional. A nivel nacional, la opinión española sobre el arte autóctono suele oscilar entre una descalificación genérica y una inexplicable arrogancia acrítica.

El arte es una economía del deseo. Los artistas son los grandes inversores"

Recíprocamente, el contexto internacional tiende a perpetuar la expectativa de un arte español exóticamente retrógrado o meramente permeable a las influencias externas de las tendencias oficiales. A esto se une otra desproporción entre la importación y la exportación artística, que afecta al mercado comercial, tanto como al comercio simbólico. El resultado es una milagrosa persistencia de la práctica artística, sustentada en una esperanza inquebrantable, a pesar de las dificultades ineludibles.

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No todas las ferias son iguales, ni tampoco son, ni mucho menos, consideradas iguales, ni en edad, ni en dignidad, ni en gobierno. Cada feria condensa una atmósfera adecuada a una clase de símbolos de poder adquisitivo, dentro de un sistema internacional de clasificación. Las ferias han ido cambiado mucho, al ritmo del desarrollo de la expansión de la economía financiera. Forman parte de las estrategias de competitividad entre las ciudades creativas y las industrias de la experiencia. Desplazan una importante masa de turismo cultural, y propician también una cierta emigración temporal entre los agentes artísticos, sometidos a unas exigencias de presencia por las que se recorren el mundo entero de acuerdo a las fluctuaciones metereológicas del flujo del capital y de la industria ferial. Con todos sus pros, contras y diferencias, las ferias son focos de atracción para una clase coleccionista que prefiere esa oportunidad de concentración espacial y temporal que combina la expectativa de exhaustividad de una "gran superficie", con la ilusión de un tratamiento personalizado. Funcionan como un crucero de lujo donde tanto o más que el itinerario, importan los encuentros. El negocio de las ferias de arte pertenece a la industria ferial, más que al arte, y a menudo dificultan una percepción clara de la diferencia entre el mercado primario y el secundario.


Mª Dolores Jiménez-Blanco. Historiadora.

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El mercado del arte en España siempre ha vivido una situación difícil y nunca ha llegado a ser igual al de otros países europeos. Desde la Transición democrática, el coleccionismo público ha vivido un auge absolutamente desconocido en la historia anterior del país. Durante un tiempo, el fenómeno del coleccionismo consiguió dinamizar el mercado, creó un nuevo ambiente social que favoreció el incremento de los fondos artísticos en museos y centros públicos, y animó también a corporaciones a participar en la fiesta. Entre 1980 y 2010 los museos que ya existían y los de nueva creación, junto con parlamentos autonómicos, diputaciones provinciales y ayuntamientos, así como fundaciones y corporaciones, se lanzaron a la compra de arte hasta que, con la crisis, el arte dejó de estar presente en la agenda de los políticos y empresarios, el coleccionista privado se volvió más conservador, los museos dejaron de comprar y fueron cerrando galerías, la mayoría fuera del epicentro que siempre ha sido Madrid y Barcelona. Podríamos decir que hemos vivido un gran boom, una gran caída y que ahora estamos frente a un breve espejismo de remontada.

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En las subastas es muy evidente que España está a otro nivel que Londres o París. Por ejemplo, en Madrid el rango de precios de la pintura española del siglo XX es muy bajo. Podemos encontrar obras del grupo El Paso por precios asequibles. El artista español no está valorado, pero porque el mercado del arte en nuestro país no valora nada especialmente.

Hemos vivido un boom, una gran caída y ahora estamos frente a un espejismo de remontada"

Si el arte español no se vende bien aquí menos lo hace fuera, salvo los artistas que están en contacto directo con galerías internacionales. De hecho, es mucho más caro comprar obras de artistas emergentes bien posicionados en las redes sociales y demás plataformas virtuales, que mueven un tipo de coleccionismo emergente y también más snob. Es como el dicho de "hemos querido ser posmodernos sin ser modernos". Lo mismo ocurre con el mercado. Hay una ferviente apuesta por lo último, sin que haya habido nunca un apoyo serio y sistemático de todo lo anterior.

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En ese contexto con tan escaso coleccionismo, con tan poco poder social del arte y en el que la mayoría de la gente no va de manera habitual a las galerías, las ferias asumen un papel fundamental en la promoción y difusión del arte. Sólo por eso ya son importantes. Para las galerías supone un ligero empujón, ya que los coleccionistas siempre parecen mostrar más interés en comprar en ese contexto ferial. En el caso de ARCO, destaca ese carácter de evento cultural y su clara apuesta por la didáctica entorno al coleccionismo privado. El simple hecho de que siga funcionando es ya un éxito. ARCO tiene todavía muchos logros por conseguir pero hay que celebrar los muchos progesos que acumula. La reciente apuesta por abrir sede en Lisboa es un paso más en esa línea, seguramente apostando más por un valor simbólico de evolución que de ngocio, pero de creciminto al fin y al cabo.


Moisés Pérez de Albéniz. Galerista.

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Nuestro mercado se puede definir como un "No-Mercado", y me explico. Para hablar de mercado del arte tendremos primero que definir cómo es un mercado y tomar ejemplos de otros países que en los que lleva años consolidado, como EE.UU., Francia, Suiza, Reino Unido, etc. El nuestro nunca llegó a afianzarse por la crisis, la subida del IVA, los impuestos a las exportaciones e importaciones y demás. Además, las salas de subastas hicieron la guerra por su cuenta dándole la puntilla a lo que quedaba de mercado.

Un mercado que funcione en todos los sentidos tiene que ser un mercado creíble por todos los agentes que lo forman (salas de subastas, artistas, galeristas, críticos, comisarios, directores de museos, instituciones y colecciones, ferias de arte, etc.) y ser defendido por todos ellos. Estará supeditado a fluctuaciones, pero funcionará como un auténtico mercado y tendrá sus reglas que cumplir.

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¿Está el Ibex 35 a la altura del Dow Jones? evidentemente, no. La oferta comercial en el extranjero está capitaneada por un grupo de galerías que creemos en la profesionalidad y valía de nuestros artistas, llevándolos a ferias por todo el mundo, mostrando su trabajo y dándoles a conocer a coleccionistas, comisarios de exposiciones, prensa especializada, directores de museos, etc. sin ningún tipo de financiación o apoyo institucional.

El papel de las ferias ha pasado a un primer término que en absoluto les corresponde"

En el ámbito internacional la competencia es muy fuerte, pero no nos asusta, conocemos bien los mercados y preparamos estrategias para incidir en ellos, conocemos nuestras debilidades y fortalezas, haciendo valer la calidad del trabajo mostrado, aportando conocimientos y documentación para una mayor y mejor comprensión de las obras exhibidas.

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En los últimos años el papel de las ferias ha pasado a un primer término, que en absoluto les corresponde. Donde verdaderamente el artista muestra su trabajo es en la galería o en las instituciones que le encargan un proyecto. Es allí donde el artista puede contar con total intensidad su proyecto al espectador, ver sus reacciones, dialogar con la crítica especializada, contar con el feedback suficiente para poder analizar y reflexionar, etc.

Las ferias son un mercado y entre todos estamos conduciendo a los visitantes de las galerías a tener una dependencia excesiva de ellas. Yo creo en el espacio de la galería como un lugar de encuentro, aprendizaje y conocimiento del arte contemporáneo, donde un buen grupo de incondicionales nos visita, aprecia y compra el trabajo de nuestros artistas.


Jaime Sordo. Coleccionista y presidente de 9915.

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El mercado está en lenta recuperación desde el año 2013, tras el importante declive de 2008 por la consabida caída de los mercados financieros e inmobiliarios. Hubo burbuja también en el arte contemporáneo, con descensos importantes según las referencias de Sotheby's y Christie's. Los responsables de ferias como ARCO y otras de ámbito más local nos dicen que las ventas en estos tres últimos años han mejorado. Lo cierto es que el parón de las compras en lo institucional y corporativo ha dejado prácticamente en manos del coleccionismo privado las transacciones. Según los datos que manejamos en la Asociación 9915, las ferias internacionales como Basilea, Frieze o Miami han mantenido las ventas.

El estudio realizado por Claire MacAndrew para la Fundación Arte y Mecenazgo indica que las ventas en España ascendieron a 336 millones de Euros en 2013 lo que supone un incremento del 3% anual y en los últimos diez años (2003-2013) las ventas aumentaron un 68%.

Las ferias juegan un papel fundamental en el mercado tras la caída significativa de los visitantes"

El coleccionismo en España es un 2 % del coleccionismo europeo y este último un 30% del coleccionismo mundial; así que cuando hablamos de coleccionismo español estamos hablando de un porcentaje muy reducido del mercado internacional. Y por tanto, nuestra influencia en la generación de tendencias o foros de participación es escasa.

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Las ofertas comerciales cada vez están más globalizadas e integradas en las diferentes ferias. A los artistas españoles les sigue costando tener presencia fuera, pero si tienen más oportunidades es por la presencia de galerías españolas en ferias de referencia y con nuevas propuestas en el ámbito Iberoamericano que ganan protagonismo, como MACO México, ARTBO Colombia y ARTBA Argentina, y ahora la nueva ARCOlisboa. Es urgente e imprescindible generar un nuevo coleccionismo entre la gente joven y que las personas que compran habitualmente arte den el paso para asentar su futura colección.

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Las ferias juegan un papel fundamental en el mercado porque se ha producido una caída significativa de visitantes a las galerías en sus exposiciones temporales y para muchas de ellas las ferias suponen un 80% de sus ingresos anuales: es decir, la supervivencia. La celebración del 35 aniversario de ARCO va a tener un mayor componente internacional con la presencia de galeristas de primer orden. Vamos a ver cómo se comporta y la actitud del coleccionista en la compra de artistas tanto nacionales como internacionales.

Me gustaría terminar con una frase de Nietzsche: Tenemos el Arte para no perecer a causa de la Verdad.